jueves, 29 de diciembre de 2016

EL POTENTE LOBBY CONTRA LA REFORMA DE LA REFORMA

Presentamos traducido al español un interesante artículo tomado del blog Antiquo robore, recientemente renovado en un distinguido formato. En él y bajo el pseudónimo de Querculanus, escribe el Padre Giovanni Scalese, Barnabita, que con agudeza y elegancia fuera de lo común, trata de los más variados temas de espiritualidad, liturgia y vida de la Iglesia.


“REFORMA DE LA REFORMA”: ¿UN ERROR?

Por Querculanus

En los días pasados el sitio de la Santa Sede ha hecho pública la nueva composición de la Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos. Resulta difícil emitir un juicio; como justamente me lo hacía notar el oficial que me había benévolamente contactado, haría falta conocer a los Miembros uno por uno, para poder establecer cuál será la orientación del Dicasterio renovado. Entre los nombres de aquellos que eran dados por "purgados", de hecho resultan excluidos los Cardenales Raymond Leo Burke, Marc Ouellet, George Pell y Angelo Scola; mientras han sido confirmados el Cardenal Angelo Bagnasco, Mauro Piacenza y Malcom Ranjith. Estará por verse como se desarrollarán las cosas. En todo caso, una cosa es cierta: aunque todos los nuevos miembros fueran de orientación "benedictiana", después del último pronunciamiento del Papa sobre la "reforma de la reforma”, la renovada Congregación de seguro no pondrá en la orden del día la “reforma de la reforma”.

Expongamos el estado de la cuestión. Como recordarán, el Card. Sarah, en su intervención durante el congreso “Sacra Liturgia”, realizado en Londres el pasado mes de julio, reveló que el Papa Francesco le había dicho que estudiara la cuestión de la "reforma de la reforma”. Sin embargo, pocos días después tuvo lugar el comunicado de la Sala Stampa con el que se desmentía al Purpurado. En él se afirmaba además que «es mejor evitar el uso de la expresión "reforma de la reforma” en referencia a la liturgia, puesto que a veces ha sido una fuente de equívocos».

En el mes de octubre fue publicado el libro del Card. Sarah La fuerza silencio. Con tonos más matizados, ya sin involucrar al Papa, el Purpurado reafirma su convicción: Esta es mi esperanza: si Dios lo quiere, en liturgia, la reforma de la reforma se llevará a cabo, cuando Dios quiera y como Dios quiera. A pesar del rechinar de dientes, ella vendrá, porque está en juego futuro de la Iglesia.

En días pasados ha salido el volumen En tus ojos está mi palabra, que recoge las homilías y discursos del Card. Bergoglio cuando fue Arzobispo de Buenos Aires, (1999 -2013). El volumen viene introducido por una entrevista del Pontífice con el Padre Spadaro. En respuesta a una pregunta del entrevistador, el Papa Francesco afirma: «Hablar de "reforma de la reforma” es un error».

Bien, digamos que aquí hay algo que no calza. Es verdad que en su última intervención el Card. Sarah no confirma que el Papa le haya dicho de ocuparse de la "reforma de la reforma”, pero en aquella precedente lo afirmó claramente. Ahora el Papa dice: «Hablar de “reforma en la reforma” es un error». ¿Quién de los dos tiene razón?

Pero aparte de esta contradicción, que bien podría deberse a un malentendido, lo que más llama la atención es la aversión, difundida en muchos sectores de la Iglesia, incluso hacia la sola la hipótesis de una “reforma de la reforma” litúrgica. Esto era sabido desde hace tiempo. El creador de la idea de una “reforma de la reforma” había sido el Card. Ratzinger; hecho Papa, se esperaba la inmediata realización de su proyecto. Y sin embargo, nada. Más bien, en cuanto empezaron a circular algunas hipótesis de cambio, se apresuró en desmentir todo (tal como ha sucedido luego de la intervención del Card. Sarah en Londres).

Empiezo a pensar que el motu propio Summorum Pontificum del año 2007 haya sido emanado no tanto, o no solo, para salir al encuentro de los lefebrianos, sino como una especie de “nuevo expediente”, vista la imposibilidad de llevar a cabo la “reforma de la reforma”. El Card. Ratzinger ha estado siempre convencido que la coexistencia de dos ritos no es de fácil gestión, (véase al respecto la carta escrita por él al Dr. Heinz-Lothar Barth el 23 de junio de 2003, reportada por mí en el post del 22 de mayo de 2011); por este motivo estaba a favor de una “reforma de la reforma”, porque así el novus ordo podría recobrar algunos elementos del usus antiquior y llegar a ser un «un solo rito romano». Vista la imposibilidad de una “reforma de la reforma”, aparece entonces la liberalización del vetus ordo, de modo que con el tiempo las dos formas del rito romano pudieran enriquecerse mutuamente, y así poder llegar más lentamente a un nuevo y único rito romano renovado. Una hipótesis que debería ser profundizada.

Lo que resulta más chocante es esta “inviolabilidad” del rito surgido de la reforma litúrgica post-conciliar. Basta que alguien, aunque se trate del Papa, insinúe contemplar un pequeño retoque, para que inmediatamente (es muy significativo el apresuramiento de los desmentidos, cosa que no se verifica en ningún otro caso), para que inmediatamente –digo– haya un levantamiento contra quien querría atentar contra las reformas del Vaticano II. Cabe preguntarse: ¿qué potente lobby está detrás de esta defensa a ultranza de la reforma litúrgica?

En realidad, “reforma de la reforma” no significa en ningún caso abolición de la reforma litúrgica y retorno a la liturgia pre-conciliar. Sobre este punto el Card. Sarah es muy claro: no se trata de renunciar al Concilio, sino a lo más de actuarlo plenamente (es necesario admitir que la reforma litúrgica post-conciliar se ha distanciado en muchos puntos de las disposiciones de la Sacrosanctum Concilium).

“Reforma de la reforma” significa exactamente lo que los términos expresan, es decir, una ulterior revisión de la reforma litúrgica. No veo que mal pueda haber en contemplar una reforma de la reforma litúrgica. Y lo dice alguien que es un firme defensor de la liturgia post-conciliar y no siente alguna nostalgia por el vetus ordo (que, a diferencia de muchos, ha vivido desde niño como monaguillo): la liturgia actual me gusta (si se celebra como se debe) y la considero un paso adelante respecto de la antigua; sin embargo, ¿por qué excluir a priori un eventual posterior perfeccionamiento? Continuamente se dice: Ecclesia semper reformanda (véase el discurso del Papa a la Curia romana del 21 de diciembre2015); ¿por qué la liturgia no debería ser, también ella, semper reformanda?

Fuente: Querculanus
Fotogafía tomada del artículo original. En el texto italiano se encuentran variados enlaces a los que el autor remite y que no han sido señalados en la traducción.

lunes, 26 de diciembre de 2016

LA CREACIÓN EXULTA POR EL NACIMIENTO DEL VERBO-NIÑO

Reproduzco a continuación, la primera parte de un sermón de San Bernardo pronunciado en la Vigilia de Navidad. A través del anuncio litúrgico: Jesucristo, el Hijo de Dios, nace en Belén de Judá, san Bernardo nos conduce a la contemplación del misterio del nacimiento de nuestro Salvador, de su excelsa belleza y del gozo inconmensurable que en él se encierra.

«Un grito de júbilo resuena en nuestra tierra; un grito de alegría y de salvación, en las tiendas de los pecadores. Hemos oído una palabra buena, una palabra de consuelo, una frase rezumante de gozo, digna de todo nuestro aprecio.

Exultad, montañas; aplaudid, árboles silvestres, delante del Señor que llega. Oíd, cielos; escucha, tierra; enmudece y alaba, coro de las criaturas; pero más que nadie, tú, hombre. Jesucristo, el Hijo de Dios, nace en Belén de Judá. ¿Quién tendrá corazón tan de piedra que, al oír este grito, no se le derrita el alma? ¿Se podría anunciar mensaje más consolador? ¿Se podría confiar noticia más agradable? ¿Cuándo se ha oído algo semejante? ¿Cuándo ha sentido el mundo cosa parecida? Jesucristo, el Hijo de Dios, nace en Belén de Judá. ¡Expresión concisa sobre la Palabra condensada, pero henchida de celeste fragancia! El afecto se fatiga intentando expandir un mayor derroche de esta meliflua dulzura, pero no encuentra palabras. Tanta gracia destila esta expresión, que, si se altera una simple coma, se siente de inmediato una merma de sabor.

Jesucristo, el Hijo de Dios, nace en Belén de Judá. ¡Oh nacimiento esclarecido en santidad, glorioso para el mundo, querido por la humanidad a causa del incomparable beneficio que le confiere, insondable incluso para los ángeles en la profundidad de su misterio sagrado! Y bajo cualquier aspecto, admirable por la grandeza exclusiva de su novedad; jamás se ha visto cosa parecida, ni antes ni después. ¡Oh alumbramiento único, sin dolor, cándido, incorruptible; que consagra el templo del seno virginal sin profanarlo! ¡Oh nacimiento que rebasa las leyes de la naturaleza, si bien la transforma!; inimaginable en el ámbito de lo milagroso, pero que repara por la fuerza de su misterio.

Hermanos: ¿quién podrá proclamar esta generación? El ángel anuncia. La fuerza de Dios cubre con la sombra. Baja el Espíritu. La Virgen cree. La Virgen concibe en la fe. La Virgen alumbra y permanece virgen. ¿Quién no se asombrará? Nace el Hijo del Altísimo, Dios de Dios, engendrado antes de todos los siglos. Nace el Verbo-niño; ¿quién podrá admirarse suficientemente?» (San Bernardo, Sermón En la Vigilia de Navidad, I, n° 1)

miércoles, 21 de diciembre de 2016

LA VIRGEN DEL ADVIENTO

«Salve, Sancta Parens, enixa puerpera Regem, qui cælum terramque regit in sæcula sæculorum»

«En la hora decisiva de la historia humana, María se ofreció a sí misma a Dios, entregó su cuerpo y su alma como morada. En ella y de ella el Hijo de Dios asumió la carne. Por medio de ella el Verbo se hizo carne. Así María nos dice lo que es el Adviento: ir al encuentro del Señor que viene a nosotros. Esperarlo, escucharlo y contemplarlo. María nos explica para qué existen los edificios de las iglesias: existen para que acojamos en nuestro interior la Palabra de Dios; para que dentro de nosotros y por medio de nosotros la Palabra pueda encarnarse también hoy». (Benedicto XVI, Homilía, 10 de diciembre 2006)

Salve, Santa Madre, que engendrasteis al Rey que gobierna los cielos y la tierra por los siglos de los siglos. 
(Introito misa común de Santa María Virgen)

sábado, 17 de diciembre de 2016

¡FELICIDADES SANTO PADRE!

Ad multos annos!
Transcribo una antigua oración litúrgica por el Papa tomada del Misal Romano. En el día de su 80 cumpleaños nos unimos con filial afecto a su persona e intenciones. 

Deus, omium fidelium pastor et rector,
famulum tuum Franciscum, quem pastorem
Ecclesiæ tuæ præesse voluisti,
propitius réspice;
da ei, quæsumus, verbo et exemplo
quibus præest, proficere;
ut ad vitam, una cum grege sibi credito,
perveniat sempiternam. Per Dominum.

Oh Dios, pastor y soberano rector de todos los fieles,
mira propicio a tu siervo Francisco,
a quien has constituido pastor de tu Iglesia.
Haz que con su ejemplo y doctrina
aproveche a los que le has ordenado dirigir,
y que en unión con la grey que te dignaste confiarle,
consiga la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

(Misal Romano, oración colecta, misa pro Papa)

martes, 13 de diciembre de 2016

MONS. ECHEVARRÍA, UNA VIDA SANTA ENTRE SANTOS

«Muy bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, yo te confiaré lo mucho: entra en el gozo de tu Señor» 
(Mt 25, 23)
Mons. Echevarría cruza la Puerta Santa de la iglesia Prelaticia el pasado 13 de noviembre, tras la Misa de clausura del Año Santo de la Misericordia.

Como una vida santa vivida entre santos podría resumirse la existencia terrena de Mons. Javier Echevarría. En efecto, Mons. Echevarría gasta gran parte de su vida trabajando y colaborando junto a San Josemaría Escrivá y al Beato Álvaro del Portillo, a quienes luego sucederá en el gobierno de la Prelatura del Opus Dei. Se podría decir que casi no tuvo vida propia, porque su tiempo y su talento lo puso en servir a esos dos gigantes de la Iglesia contemporánea para luego servir a la entera familia de la Obra. Al llorar su partida, agradecemos a la Trinidad Beatísima y a Nuestra Señora de Guadalupe el ministerio fecundo y humilde de este hijo egregio de San Josemaría, cuya vida ha quedado bien plasmada en su lema episcopal: Deo omnis gloria.

viernes, 9 de diciembre de 2016

BENDITA RIGIDEZ. LA RESPUESTA DE UN JOVEN

Publicamos, traducido al castellano, un interesante artículo aparecido en la revista Catholic Herald el pasado jueves 1° de diciembre. Se trata de una fina respuesta ante el asombro manifestado por el Santo Padre de por qué muchos jóvenes, que no han sido formados en la antigua Misa latina, sin embargo la prefieren y les gusta.

Sí, la misa antigua es “rígida”; y este es un motivo por el que a nosotros  los jóvenes nos encanta.
Por Paolo Gambi
 Jueves, 01 de diciembre 2016

Es preciosa, completamente católica y sin concesiones

En una entrevista publicada recientemente, el Papa Francisco dijo que estaba perplejo por los jóvenes que se sienten atraídos por la Misa tradicional latina. «Siempre trato de entender qué hay detrás de las personas que son demasiado jóvenes para haber vivido la liturgia preconciliar, pero que aún así la quieren», ha señalado. « ¿Por qué tanta rigidez?»

Como alguien que nació después de las reformas litúrgicas, pero prefiere la Misa antigua, creo que puedo responder a esta pregunta.

En primer lugar, la Misa antigua es sencillamente más hermosa que la moderna: mejores ornamentos, cantos más solemnes, más reverencia. La belleza es un atributo de Dios. Si la belleza decae, se hace más difícil ver a Dios.

En segundo lugar, la Misa antigua proporciona un sentido más profundo de la identidad Católica. Actualmente en muchas parroquias la misa se ha convertido en algo demasiado similar a las celebraciones protestantes. Y si quisiésemos ser protestantes, fácilmente nos podríamos convertir.

En cambio, me gustaría volver al latín. El latín ha sido la lengua de los católicos occidentales desde el principio. Si la objeción consiste en que en el pasado era la lengua más hablada y ahora la gente no lo usa, entonces todas las misas deberían ser en inglés; o tal vez en chino. El latín no es sólo una lengua antigua; es un símbolo de nuestra identidad.

En tercer lugar, en cuanto a la rigidez, yo diría que la misa antigua es “rígida” de suyo, y eso es una buena cosa. Nosotros, la generación más joven, necesitamos cierta rigidez, rodeados como estamos por los sistemas de pensamiento débil y de “sociedades líquidas”. Si percibimos la Misa como algo rígido, compacto y riguroso, aquello puede ser atractivo. Si es algo meramente social, entonces tenemos mejores lugares sociales que frecuentar.

Si esto no te convence del valor imperecedero de la misa antigua, entonces ¿qué dirías de lo siguiente? Piensa en todos los santos que han sido formados por esta misa a lo largo de los siglos. Si los ha producido, no puede ser algo tan malo, ¿verdad?

Artículo original: Catholic Herald.
Traducción de P. Fernández. (Las imágenes y destacados están tomados del mismo texto original)

miércoles, 7 de diciembre de 2016

El AROMA DE LA INMACULADA

Trahe nos, Virgo immaculata,
post te curremus in odorem unguentorum tuorum


 Atráenos en pos de ti, Oh Virgen Inmaculada,
y correremos tras el aroma de tus perfumes.
 (In Conceptione Immaculata Beatæ Mariæ Virginis.
Ad Laudes matutinas, Ant. 3)

«Dios, desde el principio y antes de todos los siglos, escogió y preparó para su Hijo unigénito la Madre de la que, encarnándose, nacería en la venturosa plenitud de los tiempos; la amó más a ella sola que a la totalidad de las criaturas, y con un amor tal, que puso en ella, de un modo especial, todas sus complacencias. Así, la colmó tan maravillosamente con los tesoros de su divinidad, más que a todos los espíritus angélicos, más que a todos los santos, con la abundancia de todos los dones celestiales, y estuvo siempre exenta por completo de todo pecado y, bella y perfecta, apareció con tal plenitud de inocencia y santidad que no se puede, exceptuando la de Dios, concebir mayor, y ningún entendimiento que no sea el del mismo Dios puede medir tal grandeza». (Extracto de la Bula Ineffabilis Deus por la que el Beato Pio IX difinió el dogma de la Inmaculada Concepción).

lunes, 5 de diciembre de 2016

UNA AUTÉNTICA MISA PARA NIÑOS

GREGORY DIPIPPO, editor y colaborador de la conocida página New Liturgical Movement, publica una emotiva fotografía bajo el título «Fomento de las vocaciones jóvenes». En efecto, la innata simplicidad del alma infantil es particularmente sensible al lenguaje litúrgico no hablado, tan propio de la antigua liturgia. En ella el niño intuye con facilidad el misterio y experimenta una maravillosa fascinación por Dios y el sacerdocio.
Nos parece un acierto la publicación de estas imágenes que ponen de manifiesto cómo la antigua liturgia es capaz de despertar el asombro y la piedad de los niños. Por lo mismo la difusión de la forma extraordinaria del rito romano es también un extraordinario medio para el fomento de nuevas y jóvenes vocaciones. Además, no se puede negar que entre la reforma litúrgica posconciliar y el estancamiento de las vocaciones al sacerdocio existe un misterioso y secreto nexo. Las cifras hablan por sí mismas. Quiera Dios remediar pronto esta triste situación de su Iglesia.

jueves, 1 de diciembre de 2016

ADORAR CON ALMA Y CUERPO (II)

Cerrábamos el post anterior con el apremiante llamado del Cardenal Ratzinger a aprender y recuperar en toda su integridad el gesto de arrodillarse. En esa misma línea resulta interesante la recomendación hecha en la tercera edición del Misal Romano aparecida en el 2002: Los fieles «estarán de rodillas durante la consagración, a no ser que se lo impida la enfermedad, o la estrechez del lugar o el gran el gran número de asistentes u otros motivos razonables. Quienes no se arrodillan durante la consagración, harán una inclinación profunda mientras el sacerdote hace la genuflexión después de  la consagración». Y más adelante concluye: «Donde existe la costumbre de que el pueblo permanezca de rodillas desde que termina la aclamación del Santo hasta el fin de la Plegaria eucarística y antes de la Comunión cuando el sacerdote dice: Éste es el Cordero de Dios, es loable que se conserve» OGMR, n° 43)
Indudablemente se trata de una valiosa aunque tímida recomendación para permanecer de rodillas durante toda la recitación del Canon y en otros momentos señalados de la misa. Sin embargo se esconde aquí una graciosa ironía: «Donde existe la costumbre», señala la Institutio. Pero si precisamente esa era la costumbre universal en la Iglesia antes de la reforma conciliar; y donde se abandonó este piadoso uso para reducirlo exclusivamente a la consagración, ha sido por disposición de las mismas conferencias episcopales,  esclavizadas a su vez por el criterio de unos pocos «expertos» que les imponen sus modas. Me pregunto si a partir del 2002 algún obispo o conferencia episcopal haya siquiera intentando restablecer esta preciosa costumbre, allí donde fue abolida por sus mismos predecesores.
Temo que muchas veces se ha violentando esa sana libertad que la Iglesia siempre respetó en el pueblo fiel de seguir la misa como mejor conviniera. Hoy, por el contrario, se quiere controlar hasta los minutos que el pueblo debe permanecer de rodillas, de pie o sentado; lo que debe decir, cantar, repetir, oír o callar, si debe utilizar el ustedes o el vosotros, y un largo etc., como si se tratase de una clase de párvulos. Resistir sin desobedecer me parce la consigna adecuada para quien no está dispuesto a que le roben la piedad y el santísimo deseo de adorar.


lunes, 28 de noviembre de 2016

ADORAR CON ALMA Y CUERPO (I)

Minusvalorar el papel que juegan los actos externos de adoración en el culto que tributamos a Dios, es desconocer la naturaleza misma de nuestra condición de criaturas compuestas de alma y cuerpo. Santo Tomás, al tratar de la adoración como acto de la virtud de la religión se pregunta si la adoración comporta actos corporales. Su respuesta dice así: «Puesto que, como dice San Juan Damasceno, estamos “compuestos de doble naturaleza, intelectual y sensible”, ofrecemos a Dios una adoración espiritual y otra corporal. La espiritual consiste en la devoción interna de la mente, mientas que la corporal consiste en la humillación de nuestro cuerpo. Y, puesto que en todo acto de latría lo exterior entraña subordinación a lo interior, esta adoración exterior tiene por fin la interior. En efecto, los signos exteriores de humillación del cuerpo excitan a someterse con el corazón a Dios, pues nos es connatural el llegar a lo inteligible a través de lo sensible» (S. Th., II-II, q.84, a.2 c).
En el mismo artículo, a la objeción de que el nombre de adoración está tomado de “oración” que consiste sobre todo en un acto interior, San Tomás responde con la misma doctrina: «Al igual que la oración está primordialmente en la mente y de modo secundario en la expresión verbal, como se dijo, así la adoración consiste principalmente en la reverencia interior a Dios y secundariamente en ciertos signos corporales de humildad; así, al arrodillarnos damos a entender nuestra debilidad delante de Dios y al postrarnos confesamos la nada que somos» (Ibid., ad 2).
Si bien los gestos corporales de reverencia, tales como postrarse, arrodillarse, inclinar la cabeza o hacer genuflexión, no pertenecen a la esencia de la adoración en cuanto tal –los ángeles no tienen cuerpo y adoran sin interrupción la infinita majestad de Dios– en el caso del hombre, ser compuesto de alma y cuerpo, la auténtica adoración necesita de esos gestos externos, bien como expresión de redundancia de la adoración interna del alma, bien como incentivo que mueve y recoge la mente a la devoción interior. «Aunque los sentidos no alcancen a Dios, dirá el doctor Angélico, son las cosas sensibles las que excitan nuestro espíritu para tender a Él» (Ibid., ad 3).
La desafección moderna por estos actos de adoración externa ha conducido a un claro debilitamiento de la piedad y de la fe en los corazones de los fieles. Pensemos, por ejemplo, en la comunión de pie y en la mano. Tal "gestualidad" no guarda ninguna significación sagrada: ni la expresa, ni la estimula. De pie y en la mano se recibe cualquier cosa: un boleto, un vuelto, una entrada, una bebida, un ticket, etc. En cambio, quien se arrodilla para comulgar se dispone a hacerlo con devoción y espíritu de adoración; más aún, su mismo arrodillarse ante el Dios que nos visita, ya es un acto de fe y veneración que tiende a alejar cualquier sopor en el alma. Por tanto, la unidad de la persona humana no puede prescindir de los gestos corporales en su trato con Dios. «Quien aprende a creer, aprende también a arrodillarse; y una fe o una liturgia que desconociera el acto de arrodillarse estaría mortalmente enferma. Allí donde se ha perdido este gesto, debemos aprenderlo de nuevo, de modo que sigamos orando en la comunión de los apóstoles y mártires, en la comunión de todo el cosmos, en unidad con el mismo Jesucristo». (Joseph Ratzinger, Obras Completas. Teología de la liturgia, BAC, Vol. XI, Madrid 2012, p. 111). 

sábado, 26 de noviembre de 2016

SOBRE LA TRIPLE UTILIDAD DEL ADVIENTO. UN SERMÓN DE SAN BERNARDO

1. «Si celebramos con devoción la venida del Señor, hacemos lo que debemos, pues no solo viene a nosotros, sino para nosotros. Él no necesita de nosotros. La misma grandeza de su dignación pone de manifiesto la enormidad de nuestra indigencia. El riesgo de la enfermedad se conoce por el valor de la medicina, como la gama de los achaques por la variedad de los remedios. ¿Qué sentido tendrían las distintas gracias si no se diese ninguna diferencia en las necesidades?
Es muy difícil expresar en un sermón la gama de indigencias que nos achacan. Pero pueden reducirse a tres raíces comunes y en cierta manera principales. Ninguno de nosotros puede prescindir de consejo, de ayuda y de protección. Es general en toda la raza humana esta triple miseria. Y cuantos vivimos en la región de la sombra de muerte, en la debilidad del cuerpo, en el lugar de la tentación, si nos fijamos con atención, arrastramos miserablemente esta triple molestia. Porque nos dejamos seducir con facilidad; somos débiles en las obras y frágiles para resistir. Nos falta agudeza de discernimiento entre el bien y el mal y nos engañamos. Si procuramos hacer el bien, desfallecemos. Si intentamos resistir al mal, caemos y nos rendimos».

2. «Por esto necesitamos la venida del Salvador. Es imprescindible, para hombres así embargados, la presencia de Cristo. Y, ¡ojalá venga con tan infinita condescendencia, que more en nosotros por la fe e ilumine nuestra ceguera! Permanezca con nosotros y ayude a nuestra debilidad y que su fuerza proteja y defienda nuestra fragilidad.
Si él está en nosotros, ¿quién nos podrá engañar? Si él está con nosotros, ¿qué no será imposible con aquel que nos robustece? Si él está en favor nuestro, ¿quién estará contra nosotros? Es un fiel consejero que no puede engañarse ni engañar. Es el robusto cooperador que nunca se cansa. Es el eficaz protector que pisotea diestramente al mismo Satanás con nuestros propios pies y desbarata todas sus asechanzas. Es la sabiduría de Dios, siempre dispuesto a instruir a los ignorantes. Es la fuerza de Dios, capaz de alimentar siempre a los lánguidos y librar al que zozobra. Corramos con gran decisión, hermanos míos, hacia este único maestro. Llamemos en toda ocasión a este valiente compañero. Encomendemos nuestras almas a este fiel protector en todo combate. Vino a este mundo para vivir entre los hombres, con los hombres y en favor de los hombres; para iluminar nuestras tinieblas, suavizar nuestras penas y evitar los peligros». (San Bernardo, En el Adviento del Señor. Serm. 7, BAC, Vol. III. p. 105)

jueves, 24 de noviembre de 2016

LOS BENEFICIOS DE LA CRUZ

«Éstos son los admirables beneficios de la cruz en favor nuestro: la cruz es el trofeo erigido contra los demonios, la espada contra el pecado, la espada con la que Cristo atravesó a la serpiente; la cruz es la voluntad del Padre, la gloria de su Hijo único, el júbilo del Espíritu Santo, el ornato de los ángeles, la seguridad de la Iglesia, el motivo de gloriarse de Pablo, la protección de los santos, la luz de todo el orbe» (San Juan Crisóstomo, Hom. sobre el cementerio y la cruz, 2: PG 49, 396).

lunes, 21 de noviembre de 2016

AD IESUM PER MARIAM

A Jesús por María. Así resumiría esta piadosa consideración de San Alfonso María de Ligorio sobre la festividad que hoy celebra la Iglesia: la Presentación de la Santísima Virgen en el Templo.


«Así como nuestra celestial Niña se presentó en el templo y se ofreció a Dios tan presto y enteramente, así también nosotros presentémonos hoy a María sin tardanza y sin reserva, rogándole que por sus manos nos ofrezca a Dios, en la seguridad de que el señor no rehusará la ofrenda presentada por mediación de la que fue templo vivo del Espíritu Santo, las delicias del Señor y la Madre predilecta del Verbo eterno. Esperemos toda suerte de bienes de esta agradecidísima y excelsa Señora, que sabe recompensar con tesoros de amor y de gracias los homenajes que recibe de sus devotos». (San Alfonso María de Ligorio, Las glorias de María, Rialp, Madrid  1977, P. 380.)

viernes, 18 de noviembre de 2016

LA MISA TRADICIONAL EN PAMPLONA

Interior de la Catedral de Pamplona. A la derecha la capilla de santa Catalina

Todos los domingos la capilla de Santa Catalina de Alejandría de la Catedral de Pamplona (Navarra-España), con su precioso retablo barroco del S. XVII obra de Miguel de Bengoechea, es el escenario imponente donde se celebra la santa Misa en su forma extraordinaria. Deseamos a nuestros amigos de Pamplona, amantes de la misa tradicional, que por intercesión de Santa María la Real, esta celebración sea como el grano de mostaza que «con ser la más pequeña de todas las semillas, cuando ha crecido es la más grande de todas las hortalizas y llega a hacerse un árbol, de suerte que las aves del cielo vienen a anidar en sus ramas» (Mt 13, 32).

Retablo de la capilla de santa Catalina

Las siguientes fotografías me las envía un amigo, profesor de la Universidad de Navarra, que asistió el domingo pasado a la santa Misa.




Santa María la Real, Patrona de la catedral

Sobre el valor histórico y artístico de la catedral de Pamplona, recomendamos el siguiente enlace:

miércoles, 16 de noviembre de 2016

CUANDO HABLAR DE DIOS RESULTA PELIGROSO


A modo de testimonio y como complemento del post anterior, transcribo un breve texto de Tatiana Góricheva, una joven intelectual rusa conversa al cristianismo y expulsada de su país en 1980. El contraste entre el cristianismo ortodoxo que abrazó en su patria, envuelto de sufrimiento y vivido en la clandestinidad, y cierto cristianismo decadente y burgués que le toca conocer por motivo de su emigración a Europa, le causa confusión y dolor. El día 20 de agosto de 1980, recién llegada a Viena, apunta en su diario:

«He visto por televisión la primera emisión religiosa en toda mi vida. Doy gracias a Dios de que entre nosotros haya ateísmo y no exista “formación religiosa”. Lo que hacía aquel hombre en la pantalla era capaz de hacer salir de la Iglesia a muchas más personas que la torpe palabrería de nuestros ateos pagados. Impecablemente vestido, aquel predicador satisfecho de sí mismo tenía que hablar de la caridad. Pero la forma en que se presentaba excluía por sí sola cualquier posibilidad de predicación. Hasta hubiera impedido una simple conversación con otra persona. Era un actor aburrido, malo, que actuaba con gestos mecánicos y estudiados. Era un actor  sin rostro. Por primera vez comprendí cuán peligroso es hablar de Dios. Cada palabra tiene que ser una palabra de sacrificio, rebosante de autenticidad hasta los bordes. De lo contrario es preferible callar» (Tatiana Góricheva, Hablar de Dios resulta peligroso. Mis experiencias en Rusia y en Occidente. Herder 1987, p. 125).

viernes, 11 de noviembre de 2016

EL ABISMO LITÚRGICO QUE SEPARA ORIENTE DE OCCIDENTE


Estoy convencido que mientras la Iglesia no se proponga seriamente recobrar el carácter sagrado y trascendente de su liturgia, el ecumenismo con nuestros hermanos ortodoxos no irá más allá de unos cuantos abrazos fraternos, algunos ósculos de la paz o la firma de alguna declaración conjunta que pasará a dormir muy pronto el sueño de los justos. Muchas de nuestras celebraciones litúrgicas, por desgracia frecuentes, no pueden ofrecer incentivo alguno al alma ortodoxa, particularmente sensible al aspecto mistérico y trascendente del culto; alma fidelísima a sus más remotas tradiciones litúrgicas y siempre deseosa de postrarse ante lo divino y entrever lo eterno. Así me lo daba a entender un amable sacristán, mientras visitaba una iglesia ortodoxa de rito bizantino. No olvidemos que también hay razones ecuménicas profundas para llevar a cabo la reforma de la reforma que desea impulsar el cardenal Sarah, siguiendo las huellas del Papa Benedicto. Y el mismo Papa Francisco es consciente de esta carencia en nuestras celebraciones litúrgicas. Tiempo atrás, en su viaje de regreso de Rio de Janeiro a Roma, comentó al respecto: «Las Iglesias ortodoxas han conservado esa liturgia prístina tan bella. Nosotros hemos perdido un poco el sentido de la adoración. Ellos la han conservado, ellos alaban a Dios, ellos adoran a Dios. Necesitamos esta renovación, esta luz que viene de Oriente».



domingo, 6 de noviembre de 2016

YO SOY EL PRIMERO QUE ALABA A DIOS


Oda al gallo es el título de un hermoso poema de Pablo Neruda. Con su genial maestría verbal y su talento lleno de musicalidad en el uso del lenguaje, el poeta canta así las virtudes de esta simpática y campestre ave de corral:

«Vi un gallo
de plumaje
castellano:
de tela negra y blanca
cortaron
su camisa,
sus pantalones cortos
y las plumas arqueadas
de su cola.
Sus patas enfundadas
en botas amarillas
dejaban
brillar los espolones
desafiantes
y arriba
la soberbia
cabeza
coronada
de sangre
mantenía
toda aquella apostura:
la estatua
del orgullo.
Nunca
sobre la tierra
vi tal seguridad,
tal gallardía:
era
como si el fuego
enarbolara
la precisión final
de su hermosura:
dos oscuros
destellos
de azabache
eran
apenas
los desdeñosos ojos
del gallo
que caminaba como si danzara
pisando casi sin tocar la tierra.

Pero apenas
un grano
de maíz, un fragmento
de pan vieron sus ojos
los levantó en el pico
como un joyero
eleva
con dedos delicados un diamante,
luego
llamó con guturales oratorias
a sus gallinas
y desde lo alto dejó caer
el alimento.

Presidente no he visto
con galones y estrellas
adornado
como este
gallo
repartiendo
trigo,
ni he visto
inaccesible
tenor
como este puro
protagonista de oro
que desde
el trono central de su universo
protegió  a las mujeres
de su tribu
sin dejarse en la boca
sino orgullo,
mirando a todos lados,
buscando
el alimento
de la tierra
sólo
para su ávida familia,
dirigiendo los pasos
al sol, a las vertientes,
a otro grano
de trigo.

Tu dignidad de torre,
de guerrero
benigno,
tu himno
hacia las alturas
levantado,
tu rápido amor,
rapto de sombras
emplumadas,
celebro,
gallo
negro y blanco,
erguido,
resumen
de la viril integridad campestre,
padre
del huevo frágil, paladín
de la aurora,
ave de la soberbia,
ave sin nido,
que al hombre
destinó su sacrificio
sin someter
su estirpe,
ni derrumbar su canto.

No necesita vuelo
tu apostura,
mariscal del amor
y meteoro
a tantas excelencias
entregado,
que si esta
oda
cae
al gallinero
la picarás con displicencia suma
y la repartirás a tus gallinas».



Agradecido, aunque no del todo satisfecho por este homenaje que le tributa el hombre, el gallo toma ahora la palabra y nos revela en persona su más noble prerrogativa:

Ego sum primus qui laudat Deum