miércoles, 27 de diciembre de 2023

JUAN, APÓSTOL BIENAVENTURADO

Iste est Ioánnes, qui supra pectus Dómini in cena recúbuit: beátus Apóstolus, cui reveláta sunt secréta caeléstia, et verba vitae in toto terrárum orbe diffúdit

Este es Juan, que durante la cena reclinó su cabeza en el pecho del Señor: Apóstol bienaventurado, a quien fueron revelados los secretos divinos y difundió la palabra de vida por toda la tierra


(Antífona de entrada
misa de San Juan Apóstol y Evangelista)



martes, 26 de diciembre de 2023

EL TESTIMONIO DE SAN ESTEBAN

Imagen: wikipedia.org

Extracto de una catequesis de Benedicto XVI sobre San Esteban protomártir.

«La historia de san Esteban nos da varias lecciones. Por ejemplo, nos enseña que el compromiso social de la caridad no se debe separar nunca del anuncio valiente de la fe. Era uno de los siete que se encargaban sobre todo de la caridad. Pero la caridad no se podía separar del anuncio. De este modo, con la caridad, anuncia a Cristo crucificado, hasta el punto de aceptar incluso el martirio.

Esta es la primera lección que podemos aprender de san Esteban: la caridad y el anuncio van siempre juntos.

San Esteban sobre todo nos habla de Cristo, de Cristo crucificado y resucitado como centro de la historia y de nuestra vida. Podemos comprender que la cruz ocupa siempre un lugar central en la vida de la Iglesia y también en nuestra vida personal. En la historia de la Iglesia no faltará nunca la pasión, la persecución. Y precisamente la persecución se convierte, según la famosa frase de Tertuliano, en fuente de misión para los nuevos cristianos. Cito sus palabras: "Nosotros nos multiplicamos cada vez que somos segados por vosotros: la sangre de los cristianos es una semilla" (Apologético 50, 13: "Plures efficimur quoties metimur a vobis: semen est sanguis christianorum"). Pero también en nuestra vida la cruz, que no faltará nunca, se convierte en bendición. Y aceptando la cruz, sabiendo que se convierte en bendición y es bendición, aprendemos la alegría del cristiano incluso en los momentos de dificultad. El valor del testimonio es insustituible, pues el Evangelio lleva a él y de él se alimenta la Iglesia.

Que san Esteban nos enseñe a aprender estas lecciones; que nos enseñe a amar la cruz, puesto que es el camino por el que Cristo se hace siempre presente entre nosotros». (Benedicto XVI, Audiencia General, miércoles 10 de enero de 2007).

Fuente: vatican.va




 

viernes, 22 de diciembre de 2023

O ADMIRABILE COMMERCIUM! EL MISTERIO DE LA NAVIDAD

Murillo. La adoración de los pastores.

Dice San Ireneo que «este es el motivo por el cual el Verbo se hizo hombre, y el Hijo de Dios, Hijo del hombre: para que el hombre, al entrar en comunión con el Verbo y recibiendo así la filiación divina, se convirtiera en hijo de Dios» (Adversus haereses, 3, 19, 1). En continuidad con esta antigua tradición patrística, el Beato Columba Marmión nos recuerda que la gracia propia del misterio de la Navidad consiste en el maravilloso intercambio que Dios ha establecido con su nacimiento en la tierra: asume nuestra condición humana para hacernos partícipes de su condición divina.

* * *

«¿Cuál es, me preguntaréis, la gracia íntima del misterio de la Navidad? ¿De qué gracia se trata, cuando quiere la Iglesia con sumo interés que nos dispongamos a recibirla? ¿Qué fruto hemos de sacar de la contemplación del Niño Dios?

En la primera misa, la de la medianoche, nos lo indica nuestra madre la Iglesia. Hecha la ofrenda del pan y del vino que dentro de breves momentos se convertirán, en virtud de las palabras de la consagración, en el cuerpo y la sangre de Jesucristo, resume sus anhelos y votos en la siguiente oración: Dígnate, Señor, aceptar la oblación que te presentamos en la solemnidad de este día, y haz que con tu gracia y mediante este intercambio santo y sagrado reproduzcamos en nosotros la imagen de Aquel que unió contigo nuestra naturaleza.

Pedimos, pues, la gracia de tener parte en esta divinidad con la cual está unida nuestra humanidad. Hay como un intercambio: Dios, al encarnarse, toma nuestra naturaleza humana, y a cambio nos da una participación en su naturaleza divina.

Este pensamiento, tan conciso en su forma, se halla expresado de modo más explícito en la secreta de la segunda Misa: Haz, Señor, que nuestras ofrendas sean conformes con los misterios de Navidad, que hoy celebramos, y así como el niño que acaba de nacer con naturaleza humana resplandece también como Dios, del mismo modo esta sustancia terrestre (a la que se une) nos comunique lo que hay en el Él de divino.

La gracia propia de la celebración del misterio de este día consiste en hacernos partícipes de la Divinidad a la cual ha quedado unida nuestra humanidad en la persona de Jesucristo, y recibir este divino don por medio de esta misma Humanidad…

¡Oh comercio admirable!, cantaremos el día de la octava, el Creador del género humano, vistiéndose de un cuerpo animado, se dignó nacer de una Virgen, y presentándose en el mundo como un hombre, nos ha hecho partícipes de su divinidad». (Dom Columba Marmión, Jesucristo en sus Misterios, VII).