tag:blogger.com,1999:blog-80079279407142265652024-03-15T15:24:39.153-07:00EL BUHO ESCRUTADORUnknownnoreply@blogger.comBlogger860125tag:blogger.com,1999:blog-8007927940714226565.post-30200485338160366962024-03-14T12:25:00.000-07:002024-03-15T15:24:04.498-07:00UNA INTOLERANCIA INMOTIVADA<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5_zVDBIhzn0cFv2Jvw_ZkmISIq2MpsZKA2sZ4HoSFb4HT_ckvD_z2mASZWWGXNXrKUO_BZAfR_FegiP81aTpplg3-WZ2Jl3ebNbmxHJnjMfkQmuYb0sWeHXGCWZwc4iy3T4Y5VtAKd-E45ODnZcLFp-v3GqyO_PverxCIyMWNZ9doPxYOLE1mWLx4wHFq/s640/B16%202.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="479" data-original-width="640" height="253" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5_zVDBIhzn0cFv2Jvw_ZkmISIq2MpsZKA2sZ4HoSFb4HT_ckvD_z2mASZWWGXNXrKUO_BZAfR_FegiP81aTpplg3-WZ2Jl3ebNbmxHJnjMfkQmuYb0sWeHXGCWZwc4iy3T4Y5VtAKd-E45ODnZcLFp-v3GqyO_PverxCIyMWNZ9doPxYOLE1mWLx4wHFq/w337-h253/B16%202.jpg" width="337" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt; line-height: 107%;">Con el recrudecimiento de las hostilidades hacia la liturgia
tradicional, las siguientes palabras del cardenal Joseph Ratzinger, dichas hace
más de 20 años, parecen adquirir una sorprendente actualidad. Decía el entonces Prefecto para la Doctrina de la Fe: <b><i>«También es importante para la correcta concienciación en
asuntos litúrgicos que concluya de una vez la proscripción de la liturgia
válida hasta 1970. Quien hoy aboga por la perduración de esa liturgia o
participa en ella es tratado como un apestado; aquí termina la tolerancia. A lo
largo de la historia nunca ha habido nada igual, esto implica proscribir
también todo el pasado de la Iglesia. Y de ser así, ¿cómo confiar en su
presente? Francamente, yo tampoco entiendo por qué muchos de mis hermanos
obispos se someten a esta exigencia de intolerancia que, sin ningún motivo
razonable, se opone a la necesaria reconciliación interna de la Iglesia»</i></b>
(Cf. <i>Dios y el mundo</i>, Buenos Aires 2005, p. 393). Este texto condensa lo
que fue la postura invariable de Ratzinger/Benedicto XVI con relación al uso de
la antigua liturgia. A sus ojos, lo que aquí está en juego es algo serio; al proscribir
el pasado también se siembra la sospecha y desconfianza en el presente. Si lo
que se hacía antes ya no es tolerable, ¿qué futuro se depara a lo que hoy se
prescribe como genuino y auténtico? Está claro que la libre coexistencia de los
ritos es un beneficio mutuo, y probablemente el único camino viable para la paz
y un sano orden litúrgico.<o:p></o:p></span></p><p> </p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8007927940714226565.post-86818419111706912502024-03-08T10:24:00.000-08:002024-03-08T10:24:24.697-08:00MIRAR A CRISTO CRUCIFICADO <p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiU8FoALqBqC1shkqNnULjkmhLxdB4ZNJ3sM81GYv5aTemF1XJ3eKrQN5AoRIXjUpe1oxbKLY83c1tcjqgDSzKWtL2QNPUAZM6Amb_88fEzyuy6p0CRTvtQfl3zDgsETDdrjJ9ac6-pacvLRcK1J9SY2DH_xQxvD5jzkwNGEXZ2NkKbhKnCBroiC8R1jpOq/s900/19122017174653-2.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="900" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiU8FoALqBqC1shkqNnULjkmhLxdB4ZNJ3sM81GYv5aTemF1XJ3eKrQN5AoRIXjUpe1oxbKLY83c1tcjqgDSzKWtL2QNPUAZM6Amb_88fEzyuy6p0CRTvtQfl3zDgsETDdrjJ9ac6-pacvLRcK1J9SY2DH_xQxvD5jzkwNGEXZ2NkKbhKnCBroiC8R1jpOq/w400-h266/19122017174653-2.jpeg" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i>Cristo de Torreciudad</i></div><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><b><i><span style="font-family: georgia; font-size: medium;">«Cuantas veces se detiene el alma a mirar con
devoción el Crucifijo, otras tantas le mira Jesucristo </span></i></b><b><i><span style="font-family: georgia; font-size: medium;">con ojos de infinita
ternura»</span></i></b></p><p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><i><span style="font-size: 11pt; line-height: 107%;">(San Alfonso María de Ligorio)</span></i></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><o:p></o:p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8007927940714226565.post-32030613307906697852024-03-01T07:28:00.000-08:002024-03-03T08:16:51.101-08:00EL ECLIPSE DE LA MAJESTAD DIVINA EN LA LITURGIA<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhx-D7lYYW1Xd9qdx6tMiThw40D5pXXmRs9R7idxZWATB0m1R2s9C2FSjxCIR5ratteHJPZIXiwNfs5RYtQyUIpL-xLun1YHMtB5ogYKe5LWCOxri_djeMGutT8aVf3dmTvni6ravCA31a-g6Z3_9bdxgl_erSjq6XNtfHmbsXt_ayTHfDqabMbwUXK-f-N/s740/adios-sol_1361-180.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="493" data-original-width="740" height="230" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhx-D7lYYW1Xd9qdx6tMiThw40D5pXXmRs9R7idxZWATB0m1R2s9C2FSjxCIR5ratteHJPZIXiwNfs5RYtQyUIpL-xLun1YHMtB5ogYKe5LWCOxri_djeMGutT8aVf3dmTvni6ravCA31a-g6Z3_9bdxgl_erSjq6XNtfHmbsXt_ayTHfDqabMbwUXK-f-N/w346-h230/adios-sol_1361-180.jpg" width="346" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">Hace algunos meses publiqué en el blog la primera parte de un artículo de don Enrico Finotti sobre la importancia que tiene para la liturgia la idea de la Majestad divina (<a href="https://elbuhoescrutador.blogspot.com/2023/06/liturgia-y-majestad-de-dios.html">ver aquí</a>). No obstante, poco a poco un vago
y acentuado «asambleísmo» ha terminado por ocultar la verdad central de que en toda
celebración litúrgica estamos en presencia de la majestad infinita de Dios,
presencia que nos reclama un comportamiento reverente y sagrado. Publico ahora una traducción del apartado tercero del mismo artículo.</span></p>
<br /><div style="text-align: center;"><b><span style="font-family: georgia; font-size: medium;">Algunas insidias a la divina Majestad en la liturgia </span></b></div><div style="font-weight: bold; text-align: center;"><b><span style="font-family: georgia; font-size: x-small;"><i>Por Don Enrico Finotti</i></span></b></div><div style="font-weight: bold; text-align: left;"><b><span style="font-family: georgia; font-size: x-small;"><i><br /></i></span></b></div><div style="text-align: left;"><span style="font-family: georgia;"><i>Fuente: <a href="https://www.liturgiaculmenetfons.it/wp-content/uploads/2022/12/LITURGIA-56.pdf">www.liturgiaculmenetfons.it</a> </i></span></div><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">Especialmente en los decenios
postconciliares, se difundieron en la mentalidad y en la práctica litúrgicas
ideas y comportamientos fuertemente perjudiciales para la majestad propia de la
liturgia, y hay que constatar, por desgracia, daños incalculables a la dignidad
de la celebración y al patrimonio del arte y del decoro sagrado. Un despojo
universal de iglesias y sacristías ha caracterizado la aplicación inconsciente
y frenética de la «reforma litúrgica». Aquella simplificación ideológica que
golpeó las iglesias protestantes en la «reforma» luterana parece, en muchos
casos, haber penetrado en el espléndido y cálido concierto de la liturgia
católica, privándola de su color y belleza trascendentes. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">El tono gris de las nuevas salas
litúrgicas y el lenguaje vacío de la funcionalidad han desvitalizado el aliento
y la luz de la tradición litúrgica tamizada por los siglos e impregnada de la
piedad de los pueblos cristianos. La mística de los santos y el genio de los
artistas inspirados por la fe, la piedad de los padres y la gravedad de los
sacerdotes, han dado paso a la funcionalidad ordinaria y a la banalidad
superficial de lo cotidiano secularizado. Ya no se acude a la Majestad divina,
sino que uno se junta para una mera reunión de camaradería movida de un vago
sentimiento de religiosidad. El ambiente ya no sagrado, los vestidos totalmente
simplificados y ligeros, los gestos espontáneos y sin compostura, el lenguaje
común de la calle, todo encaja en este cuadro.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">El sacerdote y los demás ministros ya no
consideran necesario prepararse para el rito con la oración; los ornamentos
(a veces ni siquiera bendecidos y reducidos a traje de circunstancia) se visten con precipitación
y a veces con molestia, mientras se conversa o se hace otra cosa. De hecho, no
se trata de presentarse ante la Majestad divina, sino simplemente de animar a
la asamblea, que interactúa en la sala litúrgica de modo similar a una relajada
comunicación en la plaza pública.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">Esta es la triste situación de tantas
parroquias que han perdido por completo el sentido de la Majestad divina y
consideran un progreso lo que la tradición más genuina aborrece como
mistificación y pérdida de lo sagrado trascendente. Ya no hay presencia de Dios
en esas reuniones, a no ser que Él mismo llame a su puerta como uno más entre
tantos amigos. Ellos son los verdaderos protagonistas y su programación se
impone a todos los que acuden a la iglesia, que solo pueden ser acogidos si
están abiertos al libre impulso del «espíritu» y no tristemente volcados en la
tradición de siempre. ¡He aquí el fruto del eclipse del sentido de la Majestad
divina! </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">Las causas de tal deriva son complejas,
pero al menos podemos identificar algunas: el concepto de noble simplicidad; el
concepto de pobreza de la Iglesia; la misa coram populo; el biblicismo
litúrgico. Examinemos brevemente estas causas.</span></p><br /><p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8007927940714226565.post-41397144646398877642024-02-21T08:55:00.000-08:002024-02-21T09:05:55.348-08:00EL HOMBRE, DISEÑO Y PROPIEDAD DE DIOS <p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqLJg-2w1Cn6dXN5DhZScg3M2DUWJOjFEXJYzoN7wRbdkgqx_fVRgLXlS2yofGAdnGyUosHjzLtYFMZSoZIVR1J34ZrkpUgg587iAQYU0fQrLXKvDmH17Y1bMY4ZM2i6gfIZp7zCwjPoxaFuylqUIaSS8ifzU0m_qjKAuARyC0BM1s6NN1r2bSy8i5DX3B/s1096/God_the_Geometer.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1096" data-original-width="800" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqLJg-2w1Cn6dXN5DhZScg3M2DUWJOjFEXJYzoN7wRbdkgqx_fVRgLXlS2yofGAdnGyUosHjzLtYFMZSoZIVR1J34ZrkpUgg587iAQYU0fQrLXKvDmH17Y1bMY4ZM2i6gfIZp7zCwjPoxaFuylqUIaSS8ifzU0m_qjKAuARyC0BM1s6NN1r2bSy8i5DX3B/s320/God_the_Geometer.jpg" width="234" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i>Imagen: <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Biblia_moralizada#/media/Archivo:God_the_Geometer.jpg">wikipedia.org</a></i></div><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">Se ha dicho que los derechos de Dios son
el verdadero y único fundamento de los derechos del hombre. En un horizonte similar
se mueven las siguientes palabras del Cardenal Ratzinger (Benedicto XVI) sobre la inviolable
dignidad del hombre como creatura hecha a imagen y semejanza del Creador.<o:p></o:p></span></p><br /><div style="text-align: center;"><span style="font-size: 17.3333px; text-align: justify;"><b><i>«</i></b></span><b><i><span style="font-size: medium;">quien maltrat</span></i></b><b><i><span style="font-size: medium;">a al hombre ate</span></i></b><b><i><span style="font-size: medium;">nta </span></i></b><b><i><span style="font-size: medium;">contra la propiedad de Dios</span></i></b><span style="font-size: 17.3333px; text-align: justify;"><b><i>»</i></b></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">«El hombre ha sido creado a imagen y
semejanza de Dios (cfr. Génesis 1, 26 y ss.). En él se tocan el cielo y la
tierra. Con el hombre, Dios se incorpora a su creación. El hombre es creación
directa de Dios: es llamado por Él. La palabra de Dios del Antiguo Testamento
vale para cada hombre en particular: “Yo te he llamado por tu nombre, tú eres
mío”. Cada hombre es conocido y amado por Dios, querido por Él, pues todos son
imagen suya. La más grande y profunda unidad del género humano reside en que
todos nosotros –cada hombre– realiza el plan único de Dios, tiene su origen en
la idea creadora de Dios. En este sentido dice la Biblia que quien maltrata al
hombre atenta contra la propiedad de Dios</span><b style="font-size: 13pt;"> </b><span style="font-size: 13pt;">(Génesis 9, 5). La vida se
halla bajo la especial protección de Dios, porque cada hombre, pobre o
encumbrado en las alturas, enfermo y afligido, inútil o valioso, nacido o no
nacido, incurablemente enfermo o rebosante de vida, lleva en sí el aliento
divino, es imagen de Dios. Ése es el fundamento más profundo de la
inviolabilidad de la dignidad humana, sobre el que, por lo demás, descansa en
última instancia toda civilización. Cuando el hombre deja de ser estimado como
ser que se halla bajo la protección de Dios, que lleva en sí el aliento divino,
empieza a ser considerado por su utilidad. En ese momento aparece la barbarie
que pisotea la dignidad del hombre. Y, a la inversa: cuando el hombre es
reconocido como imagen de Dios, se manifiesta de modo patente el rango de lo
espiritual y lo moral». (Joseph Card. Ratzinger, </span><i style="font-size: 13pt;">Cooperadores de la verdad</i><span style="font-size: 13pt;">,
Madrid 1991, p. 67-68.).</span></p></div><p><br /> </p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8007927940714226565.post-39568802625032249432024-02-15T08:14:00.000-08:002024-02-20T16:24:21.098-08:00LOS SANTOS DEL CANON ROMANO<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdGSGIM7M8T_Y0JIURUGU64JiRM8Rrh_QPq4UocEJc0Iu6AWMmvwWPDYBr1jCgMn4XRz2H9g4N_vuui2mzdAnKkYRskLoUTvP6jPjjWXMreQkC7reOo2oDpKvbhaMuwh_hP-FV1PXJnaNFS1pHB8nlU5ksSti5c2lZyM6fCgJairB38A-etOpHlRCVaW7t/s2016/IMG_2985.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1512" data-original-width="2016" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdGSGIM7M8T_Y0JIURUGU64JiRM8Rrh_QPq4UocEJc0Iu6AWMmvwWPDYBr1jCgMn4XRz2H9g4N_vuui2mzdAnKkYRskLoUTvP6jPjjWXMreQkC7reOo2oDpKvbhaMuwh_hP-FV1PXJnaNFS1pHB8nlU5ksSti5c2lZyM6fCgJairB38A-etOpHlRCVaW7t/w400-h300/IMG_2985.JPG" width="400" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 13pt;">Pensando en ese
conjunto de santos que desde antiguo son nombrados en el Canon Romano, León
Bloy apuntó en uno de sus diarios:</span><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 13pt;"> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><b><i><span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 13pt;">«Mientras
esperaba la hora de la misa, he estado pensando en San Juan y San Pablo, cuyo
día es hoy. Multæ tribulationes justorum... Amo a esos mártires, extrañamente
privilegiados y tan pocos, a quienes todas las mañanas, en el Sacrificio, se
les nombra en el mundo entero. Son exactamente treinta y nueve. ¿Estos
personajes extraordinarios no deberían ser invocados como los próceres de una
jerarquía superior?».<o:p></o:p></span></i></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 13pt;">La mención devota
de estos santos por sus propios nombres nos dice que la Iglesia es una
familia de vínculos sobrenaturales que va más allá del espacio y el tiempo.
Este puñado de hombres y mujeres especialmente venerados por la iglesia de Roma,
selecta representación de cuantos siguieron a Cristo en los primeros tiempos
hasta el derramamiento de su sangre por Él, nos recuerda que no estamos solos,
que contamos con la ayuda de una multitud de intercesores que nos aguarda en la
Patria celestial. </span></p></div><p><br /> </p>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8007927940714226565.post-56238434601211149002024-02-02T07:47:00.000-08:002024-02-02T08:30:56.999-08:00EN LOS BRAZOS DE MARÍA<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrJfmIs_ToHS9V0h2QANlZcABlbHvujxLMsl5SLIrwOEaBwY4WkFGdvnPP6blSqFzmfQLR4F1LhCT7Bk1wfo7P3PFeRVb_52OKieVN4PdBE8ywG5-YCyr64J0-Yi6Bw9slSDYDlb-sr4jBZdbYRLnYFkPt3rIwJ14DbRkiEam2MpjS4C2h_Z5K7dokQ5KT/s599/La_Purificaci%C3%B3n,_Luis_de_Vargas%20(1).jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="599" data-original-width="412" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrJfmIs_ToHS9V0h2QANlZcABlbHvujxLMsl5SLIrwOEaBwY4WkFGdvnPP6blSqFzmfQLR4F1LhCT7Bk1wfo7P3PFeRVb_52OKieVN4PdBE8ywG5-YCyr64J0-Yi6Bw9slSDYDlb-sr4jBZdbYRLnYFkPt3rIwJ14DbRkiEam2MpjS4C2h_Z5K7dokQ5KT/w275-h400/La_Purificaci%C3%B3n,_Luis_de_Vargas%20(1).jpg" width="275" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i style="text-align: left;"><span style="font-size: 10pt; line-height: 107%;">La Purificación
de Luis de Vargas. </span></i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i style="text-align: left;"><span style="font-size: 10pt; line-height: 107%;">Imagen: <a href="https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:La_Purificaci%C3%B3n,_Luis_de_Vargas.jpg">wikipedia.org</a></span></i></div><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">De sus reflexiones en torno el misterio de la
Purificación de la Virgen, recojo esta breve consideración de San Alfonso María
de Ligorio sobre María como camino seguro para encontrar a Jesús.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><b><span style="font-size: 13pt;">«Dios había prometido a San Simeón
que no había de morir antes de ver al Mesías:<i> El Espíritu Santo le había
revelado </i></span></b><span style="font-size: 13pt;"><i>-dice San Lucas-</i><b><i>
que no había de morir antes de ver al Ungido del Señor </i>(<i>Lc </i>2, 26)<i>. </i>Pero esta
gracia la alcanzó solo por medio de María, porque solo en sus brazos halló al
Salvador. Por consiguiente, el que quiera hallar a Jesús, debe buscarlo por
medio de María. Acudamos a esta divina Madre, y acudamos con gran confianza, si
deseamos hallar a Jesús». </b></span><span style="font-size: 11pt;">(San
Alfonso María de Ligorio, <i>Las Glorias de María</i>, Madrid 1977, p. 435).</span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><o:p></o:p></p></div><p><br /> </p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8007927940714226565.post-65514608197733873732024-01-31T08:09:00.000-08:002024-01-31T08:13:50.312-08:00SAN JUAN BOSCO Y LA VISITA AL SANTÍSIMO SACRAMENTO<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2u0tkvi0sIBL9KvmXGWPzxYoQmhyQzO-S0N35sdVqXRq1OLwIsYkG3-xU53wy1Ga54v8H6XQMegyn9iVYG_hzgEjCZElTr2toLPc8BisGAgkBSg02gnm_3k4U67h9XbohMR6zIcR2giiULsoxdyy1GLXPjc81AYxtPKl3ByuaeTW71PW6eK49kwG8WERh/s1280/a5d05b924388ba6402f6c0e1ad862683_XL.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1280" data-original-width="1024" height="330" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2u0tkvi0sIBL9KvmXGWPzxYoQmhyQzO-S0N35sdVqXRq1OLwIsYkG3-xU53wy1Ga54v8H6XQMegyn9iVYG_hzgEjCZElTr2toLPc8BisGAgkBSg02gnm_3k4U67h9XbohMR6zIcR2giiULsoxdyy1GLXPjc81AYxtPKl3ByuaeTW71PW6eK49kwG8WERh/w272-h330/a5d05b924388ba6402f6c0e1ad862683_XL.jpg" width="272" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i style="text-align: justify;"><span style="font-size: 10pt;">Capilla donde San Juan Bosco </span></i><i style="text-align: justify;"><span style="font-size: 10pt;">celebró
su última misa. </span></i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i style="text-align: justify;"><span style="font-size: 10pt;">Imagen: <a href="https://www.infoans.org/es/secciones/foto-historia/item/8789-italia-don-bosco-celebro-su-ultima-misa-en-esta-capilla">infoans.org/es</a></span></i></div><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">La presencia real de Jesucristo en el Sagrario siempre ha ejercido una
fuerza de atracción irresistible en el corazón de los santos. Así se entiende
la alta estima que San Juan Bosco tenía por la visita al Santísimo Sacramento
como medio necesario y eficaz en nuestra lucha cristiana. A todos solía repetir sin cesar: <o:p></o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: medium;"><o:p> </o:p><b><i>«¿Queréis que el Señor os conceda muchas gracias? Pues visitadlo con
frecuencia. ¿Queréis que os conceda pocas? Visitadlo pocas. ¿Queréis que el
demonio os asalte? Visitad raramente a Jesús Sacramentado. ¿Queréis que el
diablo huya de vosotros? Visitad con frecuencia a Jesús. ¿Queréis vencerle?
Refugiaos muchas veces a los pies de Jesús. ¿Queréis, por el contrario, ser
vencidos? Dejad de visitar a Jesús. Carísimos míos, añadía, la visita a Jesús
Sacramentado es un medio necesarísimo para vencer al demonio. Id, pues, con
frecuencia a visitar a Jesús, y el demonio no podrá nunca nada contra vosotros».</i></b></span>
(Cf. Antonino de Castellammare, <i>El alma Eucarística</i>).</p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><o:p></o:p></p></div><p><br /> </p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8007927940714226565.post-63852537228886697792024-01-28T08:05:00.000-08:002024-01-28T08:05:08.878-08:00TOMÁS DE AQUINO, MODELO DE SANTIDAD Y DOCTRINA<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxKH01p6FVyRYLImgyhwUhlgpOY1CcpBeBWCTPZqfH4TnCDSTSISld8WZBLSrM7WiQdFv2htAOVvf-mXvmTOsm72cRyq00PCX6pcUyW2g9AbxhIeDZLCjXqZQsObvBf3PyI5pM0JEFfr3KoHk5iUOFdWQvPfpGL4repLxJ8BOZ4BTXdPqo3CvkMDAnUn0S/s1224/9a910ae3-5a37-4e48-a8e7-c278d8c55480.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1224" data-original-width="861" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxKH01p6FVyRYLImgyhwUhlgpOY1CcpBeBWCTPZqfH4TnCDSTSISld8WZBLSrM7WiQdFv2htAOVvf-mXvmTOsm72cRyq00PCX6pcUyW2g9AbxhIeDZLCjXqZQsObvBf3PyI5pM0JEFfr3KoHk5iUOFdWQvPfpGL4repLxJ8BOZ4BTXdPqo3CvkMDAnUn0S/w281-h400/9a910ae3-5a37-4e48-a8e7-c278d8c55480.JPG" width="281" /></a></div><br /><div style="text-align: center;"><p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><b><i><span style="font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: georgia;">Oh Dios, que hiciste
de santo Tomás de Aquino</span></span></i></b></p><p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><b><i><span style="font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: georgia;">un varón preclaro por
su anhelo de santidad</span></span></i></b></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><b><i><span style="font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: georgia;">y por su dedicación a
las ciencias sagradas;<o:p></o:p></span></span></i></b></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><b><i><span style="font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: georgia;">concédenos entender lo
que él enseñó<o:p></o:p></span></span></i></b></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><b><i><span style="font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: georgia;">e imitar el ejemplo
que nos dejó en su vida.<o:p></o:p></span></span></i></b></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><b><i><span style="font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: georgia;">Por nuestro Señor
Jesucristo.<o:p></o:p></span></span></i></b></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><i><span style="font-size: 13.0pt;"><span style="font-family: georgia;">(Oración colecta)</span><o:p></o:p></span></i></p></div><br /><br /> Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8007927940714226565.post-65032241865253770652024-01-25T08:18:00.000-08:002024-01-25T08:25:04.832-08:00PANEGÍRICO DE SAN PABLO<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_4kXkl0BRGDe8bYjaTsU7UgOdwfyDZGE0M3oXJXtXljc66gMFZZ7P0CIHYs8qSQTDaikMFJ-sQgxM-r08qqEWJeQFBiNEyPoEu5VE5P_fq0o0sDcsyvgqYtlq7QLC5lYxwTR6sxQi2vx06zOznBxJaIjN77LghC1U8dRUshrSh2LOxtia5_epttQJHRVD/s800/La_conversi%C3%B3n_de_san_Pablo_(Murillo).jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="594" data-original-width="800" height="264" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_4kXkl0BRGDe8bYjaTsU7UgOdwfyDZGE0M3oXJXtXljc66gMFZZ7P0CIHYs8qSQTDaikMFJ-sQgxM-r08qqEWJeQFBiNEyPoEu5VE5P_fq0o0sDcsyvgqYtlq7QLC5lYxwTR6sxQi2vx06zOznBxJaIjN77LghC1U8dRUshrSh2LOxtia5_epttQJHRVD/w356-h264/La_conversi%C3%B3n_de_san_Pablo_(Murillo).jpg" width="356" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i>Murillo. La conversión de San Pablo</i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">Es bien conocida la admiración y
devoción que el Crisóstomo tenía por San Pablo. Prueba de ello son las homilías
que dedicó a cantar las alabanzas del Apóstol, en el que veía una imagen viva del Corazón de Cristo. El oficio de lecturas de hoy,
fiesta de la Conversión de San Pablo, nos ofrece un extracto de una de ellas. <o:p></o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-size: 13pt;"> ***</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;"> </span><span style="font-size: 13pt;">«Qué es el hombre, cuán grande su
nobleza y cuánta su capacidad de virtud lo podemos colegir sobre todo de la
persona de Pablo. Cada día se levantaba con una mayor elevación y fervor de
espíritu y, frente a los peligros que lo acechaban, era cada vez mayor su
empuje, como lo atestiguan sus propias palabras: </span><i style="font-size: 13pt;">Olvidándome de lo que queda
atrás y lanzándome hacia lo que está por delante</i><span style="font-size: 13pt;">; y, al presentir la
inminencia de su muerte, invitaba a los demás a compartir su gozo, diciendo: </span><i style="font-size: 13pt;">Estad
alegres y asociaos a mi alegría</i><span style="font-size: 13pt;">; y, al pensar en sus peligros y oprobios,
se alegra también y dice, escribiendo a los corintios:</span><i style="font-size: 13pt;"> Vivo contento en
medio de mis debilidades, de los insultos y de las persecuciones</i><span style="font-size: 13pt;">; incluso
llama a estas cosas armas de justicia, significando con ello que le sirven de
gran provecho.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">Y así, en medio de las asechanzas de sus
enemigos, habla en tono triunfal de las victorias alcanzadas sobre los ataques
de sus perseguidores y, habiendo sufrido en todas partes azotes, injurias y
maldiciones, como quien vuelve victorioso de la batalla, colmado de trofeos, da
gracias a Dios, diciendo: </span><i style="font-size: 13pt;">Doy gracias a Dios, que siempre nos asocia a la
victoria de Cristo.</i><span style="font-size: 13pt;"> Imbuido de estos sentimientos, se lanzaba a las
contradicciones e injurias, que le acarreaba su predicación, con un ardor
superior al que nosotros empleamos en la consecución de los honores, deseando
la muerte más que nosotros deseamos la vida, la pobreza más que nosotros la
riqueza, y el trabajo mucho más que otros apetecen el descanso que lo sigue. La
única cosa que él temía era ofender a Dios; lo demás le tenía sin cuidado. Por
esto mismo, lo único que deseaba era agradar siempre a Dios.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">Y, lo que era para él lo más importante
de todo, gozaba del amor de Cristo; con esto se consideraba el más dichoso de
todos, sin esto le era indiferente asociarse a los poderosos y a los príncipes;
prefería ser, con este amor, el último de todos, incluso del número de los
condenados, que formar parte, sin él, de los más encumbrados y honorables.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">Para él, el tormento más grande y
extraordinario era el verse privado de este amor: para él, su privación
significaba el infierno, el único sufrimiento, el suplicio infinito e
intolerable.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">Gozar del amor de Cristo representaba
para él la vida, el mundo, la compañía de los ángeles, los bienes presentes y
futuros, el reino, las promesas, el conjunto de todo bien; sin este amor, nada
catalogaba como triste o alegre. Las cosas de este mundo no las consideraba, en
sí mismas, ni duras ni suaves.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">Las realidades presentes las despreciaba
como hierba ya podrida. A los mismos gobernantes y al pueblo enfurecido contra
él les daba el mismo valor que a un insignificante mosquito.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">Consideraba como un juego de niños la
muerte y la más variada clase de tormentos y suplicios, con tal de poder sufrir
algo por Cristo». </span><i>(De las homilías de San Juan Crisóstomo, obispo. Homilía 2
sobre las alabanzas de san Pablo: PG 50, 477-480).</i><span style="font-size: 13pt;"><o:p></o:p></span></p></div><p><br /> </p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8007927940714226565.post-39472896504169872192023-12-27T14:54:00.000-08:002023-12-27T14:56:17.078-08:00JUAN, APÓSTOL BIENAVENTURADO<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4l2ez2FzC_szyNhX0Khe1vOCvNfjML3vkQ1BwRQnxsmKlcUaqTTVMzxJG7LwYJiLUxDZoReFbgB_AK945Zhw_DL1CpEL0JkHt1zrawhbwSx-cITgtIVfzVdjb8IClTM35H1per8PkwRW6M2InY3yhbLYltgVO7ZYAeQv1oiEom8D41-ssWpziyGmg47IH/s850/7.6.1.La-Ultima-Cena_principiosXIV_Fresco-del-monasterio-Vatoped_Athos.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="850" data-original-width="734" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4l2ez2FzC_szyNhX0Khe1vOCvNfjML3vkQ1BwRQnxsmKlcUaqTTVMzxJG7LwYJiLUxDZoReFbgB_AK945Zhw_DL1CpEL0JkHt1zrawhbwSx-cITgtIVfzVdjb8IClTM35H1per8PkwRW6M2InY3yhbLYltgVO7ZYAeQv1oiEom8D41-ssWpziyGmg47IH/s320/7.6.1.La-Ultima-Cena_principiosXIV_Fresco-del-monasterio-Vatoped_Athos.jpg" width="276" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><b><i><span style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 16pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">Iste est Ioánnes, qui supra pectus Dómini
in cena recúbuit: </span></i></b><b><i><span style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 16pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">beátus Apóstolus, cui reveláta sunt secréta
caeléstia, </span></i></b><b><i><span style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 16pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">et verba vitae in toto terrárum orbe
diffúdit</span></i></b></p><div class="separator" style="clear: both;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><i><span style="font-size: 14pt;">Este es Juan, que
durante la cena reclinó </span></i><i><span style="font-size: 14pt;">su cabeza en el pecho
del Señor: A</span></i><i><span style="font-size: 14pt;">póstol
bienaventurado, </span></i><i><span style="font-size: 14pt;">a quien fueron
revelados los secretos divinos </span></i><i><span style="font-size: 14pt;">y difundió la palabra
de vida </span></i><i><span style="font-size: 14pt;">por toda la tierra</span></i></p>
<br /><div style="text-align: center;">(Antífona de entrada</div><div style="text-align: center;">misa de San Juan Apóstol y Evangelista)</div><br /><br /></div><br /><p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8007927940714226565.post-25633403430165721472023-12-26T08:25:00.000-08:002023-12-26T08:25:55.900-08:00EL TESTIMONIO DE SAN ESTEBAN<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://vatican.va/content/rcontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjpyFeYYPVNYapJ1aW0R73RusoLlTIwcAxg_CMIJ7d7h59mU9qf4OGuHOwhRT1PlaomSEpae_PkI39kSn1MCR0sOw7mQ_BQeJNI-khhy4jHVY6SCWGfr72varoHnlcFLty7l3xianc3NHSTB5SNxMtD2LrFcJ6HekQTHsjmLp5rGRWrCWWQJnMWEPv6wo1I/s1197/St-stephen.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;" target="_blank"><img border="0" data-original-height="1197" data-original-width="800" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjpyFeYYPVNYapJ1aW0R73RusoLlTIwcAxg_CMIJ7d7h59mU9qf4OGuHOwhRT1PlaomSEpae_PkI39kSn1MCR0sOw7mQ_BQeJNI-khhy4jHVY6SCWGfr72varoHnlcFLty7l3xianc3NHSTB5SNxMtD2LrFcJ6HekQTHsjmLp5rGRWrCWWQJnMWEPv6wo1I/s320/St-stephen.jpg" width="214" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i style="text-align: left;"><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 107%;">Imagen: <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Esteban_%28m%C3%A1rtir%29#/media/Archivo:St-stephen.jpg">wikipedia.org</a></span></i></div><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13.0pt;">Extracto de una catequesis de Benedicto
XVI sobre San Esteban protomártir.<o:p></o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">«La historia de san Esteban nos da
varias lecciones. Por ejemplo, nos enseña que el compromiso social de la
caridad no se debe separar nunca del anuncio valiente de la fe. Era uno de los
siete que se encargaban sobre todo de la caridad. Pero la caridad no se podía
separar del anuncio. De este modo, con la caridad, anuncia a Cristo
crucificado, hasta el punto de aceptar incluso el martirio.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">Esta es la primera lección que podemos
aprender de san Esteban: la caridad y el anuncio van siempre juntos.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">San Esteban sobre todo nos habla de
Cristo, de Cristo crucificado y resucitado como centro de la historia y de
nuestra vida. Podemos comprender que la cruz ocupa siempre un lugar central en
la vida de la Iglesia y también en nuestra vida personal. En la historia de la
Iglesia no faltará nunca la pasión, la persecución. Y precisamente la
persecución se convierte, según la famosa frase de Tertuliano, en fuente de
misión para los nuevos cristianos. Cito sus palabras: </span><i style="font-size: 13pt;">"Nosotros nos
multiplicamos cada vez que somos segados por vosotros: la sangre de los
cristianos es una semilla"</i><span style="font-size: 13pt;"> (Apologético 50, 13: </span><i style="font-size: 13pt;">"Plures
efficimur quoties metimur a vobis: semen est sanguis christianorum").</i><span style="font-size: 13pt;">
Pero también en nuestra vida la cruz, que no faltará nunca, se convierte en
bendición. Y aceptando la cruz, sabiendo que se convierte en bendición y es
bendición, aprendemos la alegría del cristiano incluso en los momentos de
dificultad. El valor del testimonio es insustituible, pues el Evangelio lleva a
él y de él se alimenta la Iglesia.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">Que san Esteban nos enseñe a aprender
estas lecciones; que nos enseñe a amar la cruz, puesto que es el camino por el
que Cristo se hace siempre presente entre nosotros». (Benedicto XVI, </span><i style="font-size: 13pt;">Audiencia
General</i><span style="font-size: 13pt;">, miércoles 10 de enero de 2007).</span></p><p class="MsoNormal"><i><span style="font-size: 11.0pt; line-height: 107%;">Fuente: <a href="https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/audiences/2007/documents/hf_ben-xvi_aud_20070110.html">vatican.va</a><o:p></o:p></span></i></p></div><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /> <p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8007927940714226565.post-50628306181365186222023-12-22T14:38:00.000-08:002023-12-22T14:54:16.499-08:00O ADMIRABILE COMMERCIUM! EL MISTERIO DE LA NAVIDAD<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQJjmFzdxlQoYxEjWBb67_LBFR7MA3lp_c9NkzdCJsqhVsDdw0ZtbmelxYSK3BQcMdLHqOXxxtmpvUoR2Ud593yUARDvtMb-qRDAVb4PwS947oHmlh3M45T8Uo0VivuLeFxyK1hE6HT8n9lpapVU_a8vvi5fNHSEgEYKqdmwna0tB430o9eNUGAlTZiuAx/s800/Murillo-adoraci%C3%B3n_de_los_pastores-wallace.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="540" data-original-width="800" height="270" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQJjmFzdxlQoYxEjWBb67_LBFR7MA3lp_c9NkzdCJsqhVsDdw0ZtbmelxYSK3BQcMdLHqOXxxtmpvUoR2Ud593yUARDvtMb-qRDAVb4PwS947oHmlh3M45T8Uo0VivuLeFxyK1hE6HT8n9lpapVU_a8vvi5fNHSEgEYKqdmwna0tB430o9eNUGAlTZiuAx/w400-h270/Murillo-adoraci%C3%B3n_de_los_pastores-wallace.jpg" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i style="text-align: justify;">Murillo. La adoración de los
pastores.</i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i style="text-align: justify;">Foto: <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Murillo-adoraci%C3%B3n_de_los_pastores-wallace.jpg">wikipedia.org</a></i></div><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">Dice San Ireneo que <i>«este es el
motivo por el cual el Verbo se hizo hombre, y el Hijo de Dios, Hijo del hombre:
para que el hombre, al entrar en comunión con el Verbo y recibiendo así la
filiación divina, se convirtiera en hijo de Dios»</i> (<i>Adversus haereses, </i>3,
19, 1). En continuidad con esta antigua tradición patrística, el Beato Columba
Marmión nos recuerda que la gracia propia del misterio de la Navidad consiste en
el maravilloso intercambio que Dios ha establecido con su nacimiento en la tierra: asume nuestra condición humana para hacernos partícipes de su condición
divina.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-size: 13pt;"><b>* * *</b></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">«¿Cuál es, me preguntaréis, la gracia
íntima del misterio de la Navidad? ¿De qué gracia se trata, cuando quiere la
Iglesia con sumo interés que nos dispongamos a recibirla? ¿Qué fruto hemos de
sacar de la contemplación del Niño Dios?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">En la primera misa, la de la medianoche,
nos lo indica nuestra madre la Iglesia. Hecha la ofrenda del pan y del vino que
dentro de breves momentos se convertirán, en virtud de las palabras de la
consagración, en el cuerpo y la sangre de Jesucristo, resume sus anhelos y
votos en la siguiente oración: </span><i style="font-size: 13pt;">Dígnate, Señor, aceptar la oblación que te
presentamos en la solemnidad de este día, y haz que con tu gracia y mediante
este intercambio santo y sagrado reproduzcamos en nosotros la imagen de Aquel
que unió contigo nuestra naturaleza.</i></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">Pedimos, pues, la gracia de tener parte
en esta divinidad con la cual está unida nuestra humanidad. Hay como un
intercambio: Dios, al encarnarse, toma nuestra naturaleza humana, y a cambio
nos da una participación en su naturaleza divina.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">Este pensamiento, tan conciso en su
forma, se halla expresado de modo más explícito en la secreta de la segunda
Misa: </span><i style="font-size: 13pt;">Haz, Señor, que nuestras ofrendas sean conformes con los misterios de
Navidad, que hoy celebramos, y así como el niño que acaba de nacer con
naturaleza humana resplandece también como Dios, del mismo modo esta sustancia
terrestre (a la que se une) nos comunique lo que hay en el Él de divino.</i></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">La gracia propia de la celebración del
misterio de este día consiste en hacernos partícipes de la Divinidad a la cual ha
quedado unida nuestra humanidad en la persona de Jesucristo, y recibir este
divino don por medio de esta misma Humanidad…</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">¡Oh comercio admirable!, cantaremos el
día de la octava, </span><i style="font-size: 13pt;">el Creador</i><span style="font-size: 13pt;"> del género humano, </span><i style="font-size: 13pt;">vistiéndose de un
cuerpo animado</i><span style="font-size: 13pt;">, se dignó nacer de una Virgen, y presentándose en el mundo
como un hombre, </span><i style="font-size: 13pt;">nos ha hecho partícipes de su divinidad». </i><span style="font-size: 13pt;">(Dom Columba
Marmión, <i>Jesucristo en sus Misterios</i>, VII).</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: left;"><br /></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8007927940714226565.post-16117650243841223742023-11-14T08:30:00.000-08:002023-11-14T10:00:34.560-08:00NADA ES DEMASIADO BELLO PARA DIOS<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVUX6BkZuvb-xSlDNYR5oBWoimeBKU-TaHMwVxZV8F1tODKuzpKdXeKweQwwD9hfw-KVbImCtyXSQZaFGh5xLg5NNrFgH3s8ldTRmK6ggz2IcY41YsoAplZXIAQT_b9IqGD4-jXlfnXdK2UMXqNl38OHKzhxKImI6CcEHJqi-R7h29VjVuLQ0KRqZX77Ys/s828/Notre-Dame-de-Paris_-_rosace_sud.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="828" data-original-width="800" height="302" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVUX6BkZuvb-xSlDNYR5oBWoimeBKU-TaHMwVxZV8F1tODKuzpKdXeKweQwwD9hfw-KVbImCtyXSQZaFGh5xLg5NNrFgH3s8ldTRmK6ggz2IcY41YsoAplZXIAQT_b9IqGD4-jXlfnXdK2UMXqNl38OHKzhxKImI6CcEHJqi-R7h29VjVuLQ0KRqZX77Ys/w292-h302/Notre-Dame-de-Paris_-_rosace_sud.jpg" width="292" /></a></div><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">Recojo unas palabras del Papa Benedicto XVI tomadas
de la homilía que pronunció en la celebración de las Vísperas en la Catedral de
Notre-Dame de París, el 12 de septiembre de 2008. Con ellas quisiera recordar una idea central del pensamiento litúrgico de Benedicto XVI: la necesaria
belleza a la que nuestras celebraciones litúrgicas deben tender más y más. La
belleza de la liturgia terrena no es capricho estético; tiene su fundamento en el
hecho de que ella debe asemejarse lo más posible a la liturgia de la Jerusalén celeste,
hacerla presentir y pregustar. En este sentido, también la presencia de la liturgia
tradicional en nuestros templos puede jugar un rol importante; ella contribuye poderosamente a sublimar y dar
renovado esplendor al culto que rendimos a Dios. Todos sus ritos son exigentes en
pulcritud y cuidado, señales propias de amor </span><span style="font-size: 17.3333px;">auténtico.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: center;"><span style="font-size: 13pt;"><b> * * *</b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;"><i><b>«Su Palabra, el Verbo, que desde siempre está junto a
Él (cf. Jn 1, 1), nació de una mujer, nacido bajo la Ley, ‘para
rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos el ser hijos por
adopción’ (Ga 4, 4-5). El Hijo de Dios se encarnó en el seno de
una Mujer, de una Virgen. Vuestra catedral es un himno vivo de piedra y de luz
para alabanza de este acto único de la historia humana: la Palabra eterna de
Dios entrando en la historia de los hombres en la plenitud de los tiempos para
rescatarlos por la ofrenda de sí mismo en el sacrificio de la Cruz. Las
liturgias de la tierra, ordenadas todas ellas a la celebración de un Acto único
de la historia, no alcanzarán jamás a expresar totalmente su infinita densidad.
En efecto, la belleza de los ritos nunca será lo suficientemente esmerada, lo
suficientemente cuidada, elaborada, porque nada es demasiado bello para Dios,
que es la Hermosura infinita. Nuestras liturgias de la tierra no podrán ser más
que un pálido reflejo de la liturgia, que se celebra en la Jerusalén de arriba,
meta de nuestra peregrinación en la tierra. Que nuestras celebraciones, sin
embargo, se le parezcan lo más posible y la hagan presentir».</b></i><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><i><span style="font-size: 11pt;">Fuente: <a href="https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/homilies/2008/documents/hf_ben-xvi_hom_20080912_parigi-vespri.html">vatican.va</a><o:p></o:p></span></i></p> <p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8007927940714226565.post-79319996581104498262023-11-01T12:20:00.002-07:002023-11-01T12:36:41.218-07:00NO ESTAMOS SOLOS<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6kqiSVLjT9f6xhBKf5ohStpDWAa72e7tCnrQncWNrOHA_7stJ1rP5IM_LT3G2n9iDB4XlsFWEEpYJ4uyQOEogbhd3FI8LWBjdWgxeY72eIYLFx06VdkriH8JO0YQLTwehFIRec9bfKxwsHUv6g-lHXMNsNzlWntbeKTKaixrOTwrmCp-X22Ov6WmDp3Ot/s800/All-Saints.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="538" data-original-width="800" height="215" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6kqiSVLjT9f6xhBKf5ohStpDWAa72e7tCnrQncWNrOHA_7stJ1rP5IM_LT3G2n9iDB4XlsFWEEpYJ4uyQOEogbhd3FI8LWBjdWgxeY72eIYLFx06VdkriH8JO0YQLTwehFIRec9bfKxwsHUv6g-lHXMNsNzlWntbeKTKaixrOTwrmCp-X22Ov6WmDp3Ot/s320/All-Saints.jpg" width="320" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">Especialmente apropiadas para meditar en
un día como hoy, fiesta de todos los Santos, son las palabras con que Benedicto
XVI comenzó la inolvidable homilía que pronunció durante la Misa del solemne inicio de su pontificado el Domingo 24 de abril de 2005. En la vida y en la
muerte, y en todos los momentos de nuestro peregrinar terreno, nos acompaña la
muchedumbre de los bienaventurados.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><b>* * *</b></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">«Por tres veces nos ha acompañado en
estos días tan intensos el canto de las letanías de los santos: durante los
funerales de nuestro Santo Padre Juan Pablo II; con ocasión de la entrada de
los Cardenales en Cónclave, y también hoy, cuando las hemos cantado de nuevo
con la invocación: <i>Tu illum adiuva,</i> asiste al nuevo sucesor de San
Pedro. </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">He oído este canto orante cada vez de un modo completamente singular,
como un gran consuelo. ¡Cómo nos hemos sentido abandonados tras el
fallecimiento de Juan Pablo II! El Papa que durante 26 años ha sido nuestro pastor
y guía en el camino a través de nuestros tiempos. Él cruzó el umbral hacia la
otra vida, entrando en el misterio de Dios. Pero no dio este paso en solitario.
Quien cree, nunca está solo; no lo está en la vida ni tampoco en la muerte. En
aquellos momentos hemos podido invocar a los santos de todos los siglos, sus
amigos, sus hermanos en la fe, sabiendo que serían el cortejo viviente que lo
acompañaría en el más allá, hasta la gloria de Dios. Nosotros sabíamos que allí
se esperaba su llegada. Ahora sabemos que él está entre los suyos y se
encuentra realmente en su casa. </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">Hemos sido consolados de nuevo realizando la
solemne entrada en cónclave para elegir al que Dios había escogido. ¿Cómo
podíamos reconocer su nombre? ¿Cómo 115 Obispos, procedentes de todas las
culturas y países, podían encontrar a quien Dios quería otorgar la misión de
atar y desatar? Una vez más, lo sabíamos; sabíamos que no estamos solos, que
estamos rodeados, guiados y conducidos por los amigos de Dios. Y ahora, en este
momento, yo, débil siervo de Dios, he de asumir este cometido inaudito, que
supera realmente toda capacidad humana. ¿Cómo puedo hacerlo? ¿Cómo seré capaz
de llevarlo a cabo? Todos vosotros, queridos amigos, acabáis de invocar a toda
la muchedumbre de los santos, representada por algunos de los grandes nombres
de la historia que Dios teje con los hombres. De este modo, también en mí se
reaviva esta conciencia: no estoy solo. No tengo que llevar yo solo lo que, en
realidad, nunca podría soportar yo solo. La muchedumbre de los santos de Dios
me protege, me sostiene y me conduce. Y me acompañan, queridos amigos, vuestra
indulgencia, vuestro amor, vuestra fe y vuestra esperanza. En efecto, a la
comunidad de los santos no pertenecen sólo las grandes figuras que nos han
precedido y cuyos nombres conocemos. Todos nosotros somos la comunidad de los
santos; nosotros, bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo; nosotros, que vivimos del don de la carne y la sangre de Cristo, por
medio del cual quiere transformarnos y hacernos semejantes a sí mismo. Sí, la
Iglesia está viva; ésta es la maravillosa experiencia de estos días».</span></p><p class="MsoNormal"><i><span style="font-size: 11pt; line-height: 107%;">Fuente: <a href="https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/homilies/2005/documents/hf_ben-xvi_hom_20050424_inizio-pontificato.html">www.vatican.va</a><o:p></o:p></span></i></p><p class="MsoNormal"><br /></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8007927940714226565.post-30184029454681229842023-10-24T09:24:00.000-07:002023-10-24T09:24:35.575-07:00ALABAD A DIOS CON BELLEZA Y MAESTRÍA<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEit_0a91h16eDPmdExKk6Mh5reK_Z3rkog992eLoJ2oLLWpD0CbhESwKvgHpSZCbwCX9Wm9bucY84k04swIwpP8qnuGtEcTIEBa_9qNk0Mr2NAZ0nu3HLxvPqHmAsATHb221C2OIGL-3JY6nhHVJx0hBB9QYVod50IDMs93fDJgVnPTKV5w8MPpMAA6PYsy/s441/juan_pablo_ii_2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="441" data-original-width="420" height="277" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEit_0a91h16eDPmdExKk6Mh5reK_Z3rkog992eLoJ2oLLWpD0CbhESwKvgHpSZCbwCX9Wm9bucY84k04swIwpP8qnuGtEcTIEBa_9qNk0Mr2NAZ0nu3HLxvPqHmAsATHb221C2OIGL-3JY6nhHVJx0hBB9QYVod50IDMs93fDJgVnPTKV5w8MPpMAA6PYsy/w264-h277/juan_pablo_ii_2.jpg" width="264" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13.0pt;">Texto tomado de una catequesis de San
Juan Pablo II sobre la debida grandeza que debe acompañar nuestra alabanza al Creador. El Papa exhorta a permanecer vigilantes para que la liturgia no se contamine de
elementos impropios <b><i>y poco acordes con la grandeza del acto que se
celebra.</i></b></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-size: 13.0pt;"><b><i>* * *</i></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;"><b>«R</b>esuena por segunda vez en la liturgia
de Laudes el salmo 150, que acabamos de proclamar:</span><span style="font-size: 13pt;"> </span><span style="font-size: 13pt;">un himno festivo, un aleluya al ritmo de la
música. Es el sello ideal de todo el Salterio, el libro de la alabanza, del
canto y de la liturgia de Israel.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">El texto es de una sencillez y
transparencia admirables. Sólo debemos dejarnos llevar por la insistente
invitación a alabar al Señor: “Alabad al Señor (...), alabadlo (...), alabadlo”.
Al inicio, Dios se presenta en dos aspectos fundamentales de su misterio. Es,
sin duda, trascendente, misterioso, distinto de nuestro horizonte:</span><span style="font-size: 13pt;"> </span><span style="font-size: 13pt;">su morada real es el “templo” celestial, su “fuerte
firmamento”, semejante a una fortaleza inaccesible al hombre. Y, a pesar de
eso, está cerca de nosotros:</span><span style="font-size: 13pt;"> </span><span style="font-size: 13pt;">se halla
presente en el “templo” de Sión y actúa en la historia a través de sus “obras
magníficas”, que revelan y hacen visible “su inmensa grandeza” (cf. vv. 1-2).</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">Así, entre la tierra y el cielo se
establece casi un canal de comunicación, en el que se encuentran la acción del
Señor y el canto de alabanza de los fieles. La liturgia une los dos santuarios,
el templo terreno y el cielo infinito, Dios y el hombre, el tiempo y la
eternidad …</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><b><span style="font-size: 13.0pt;">Por tanto, es necesario descubrir y
vivir constantemente la belleza de la oración y de la liturgia. Hay que orar a
Dios no sólo con fórmulas teológicamente exactas, sino también de modo hermoso
y digno.</span></b></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><b><span style="font-size: 13.0pt;">A este respecto, la comunidad
cristiana debe hacer un examen de conciencia para que la liturgia recupere cada
vez más la belleza de la música y del canto. Es preciso purificar el culto de
impropiedades de estilo, de formas de expresión descuidadas, de músicas y
textos desaliñados, y poco acordes con la grandeza del acto que se celebra». </span></b></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">(San Juan Pablo II, Audiencia general, miércoles 26 de
febrero de 2003). Los destacados son nuestros.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><i><span style="font-size: 11pt;">Fuente: <a href="https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/audiences/2003/documents/hf_jp-ii_aud_20030226.html">www.vatican.va</a></span></i></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;"><br /></span></p></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><br /> <p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8007927940714226565.post-54372078531625291982023-08-22T10:21:00.000-07:002023-08-22T10:21:37.175-07:00CATEQUESIS DE BENEDICTO XVI SOBRE MARÍA REINA<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfrmkPsOnWTIqKUUVfYzAX62IyCJC19anwVGsnHNQCvZIIKSWWOBVYknDqIefPHTN_OUZtylYd6vty9SkwBqyWt1UVD4y2nhbNoGVWI3rO4ioQHgts-H11bdM9xviDNJoYygulggMeX7j6Tck7_jnsmo50SVF9d9UAYA5sWZnF6grVtfNDHE8ZT3r7OAat/s908/Fra_Angelico_038.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="908" data-original-width="800" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfrmkPsOnWTIqKUUVfYzAX62IyCJC19anwVGsnHNQCvZIIKSWWOBVYknDqIefPHTN_OUZtylYd6vty9SkwBqyWt1UVD4y2nhbNoGVWI3rO4ioQHgts-H11bdM9xviDNJoYygulggMeX7j6Tck7_jnsmo50SVF9d9UAYA5sWZnF6grVtfNDHE8ZT3r7OAat/s320/Fra_Angelico_038.jpg" width="282" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i>Imagen: <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Coronaci%C3%B3n_de_la_Virgen#/media/Archivo:Fra_Angelico_038.jpg">es.wikipedia.org</a></i></div><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13.0pt;">Extracto de la Audiencia que Benedicto
XVI dedicó a la realeza de María el miércoles 22 de agosto de 2012 en Castelgandolfo, fiesta de Santa María Reina.<o:p></o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><i><span style="font-size: 11.0pt;">Fuente: <a href="https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/audiences/2012/documents/hf_ben-xvi_aud_20120822.html">vatican.va</a></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">«Este es el fundamento de la fiesta de
hoy: María es Reina porque fue asociada a su Hijo de un modo único, tanto en el
camino terreno como en la gloria del cielo. El gran santo de Siria, Efrén el
siro, afirma, sobre la realeza de María, que deriva de su maternidad: ella es
Madre del Señor, del Rey de los reyes (cf. Is 9, 1-6) y nos señala a Jesús como
vida, salvación y esperanza nuestra. El siervo de Dios Pablo VI recordaba en su
exhortación apostólica </span><i style="font-size: 13pt;">Marialis cultus:</i><span style="font-size: 13pt;"> «En la Virgen María todo se
halla referido a Cristo y todo depende de él: con vistas a él, Dios Padre la
eligió desde toda la eternidad como Madre toda santa y la adornó con dones del
Espíritu Santo que no fueron concedidos a ningún otro» (n. 25).</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">Pero ahora nos preguntamos: ¿qué quiere
decir María Reina? ¿Es sólo un título unido a otros? La corona, ¿es un
ornamento junto a otros? ¿Qué quiere decir? ¿Qué es esta realeza? Como ya hemos
indicado, es una consecuencia de su unión con el Hijo, de estar en el cielo, es
decir, en comunión con Dios. Ella participa en la responsabilidad de Dios
respecto al mundo y en el amor de Dios por el mundo. Hay una idea vulgar,
común, de rey o de reina: sería una persona con poder y riqueza. Pero este no
es el tipo de realeza de Jesús y de María. Pensemos en el Señor: la realeza y
el ser rey de Cristo está entretejido de humildad, servicio, amor: es sobre
todo servir, ayudar, amar. Recordemos que Jesús fue proclamado rey en la cruz
con esta inscripción escrita por Pilato: «rey de los judíos» (cf. Mc 15, 26).
En aquel momento sobre la cruz se muestra que él es rey. ¿De qué modo es rey?
Sufriendo con nosotros, por nosotros, amando hasta el extremo, y así gobierna y
crea verdad, amor, justicia. O pensemos también en otro momento: en la última
Cena se abaja a lavar los pies de los suyos. Por lo tanto, la realeza de Jesús
no tiene nada que ver con la de los poderosos de la tierra. Es un rey que sirve
a sus servidores; así lo demostró durante toda su vida. Y lo mismo vale para
María: es reina en el servicio a Dios en la humanidad; es reina del amor que
vive la entrega de sí a Dios para entrar en el designio de la salvación del
hombre. Al ángel responde: He aquí la esclava del Señor (cf. Lc 1, 38), y en el
Magníficat canta: Dios ha mirado la humildad de su esclava (cf. Lc 1, 48). Nos
ayuda. Es reina precisamente amándonos, ayudándonos en todas nuestras
necesidades; es nuestra hermana, humilde esclava.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">De este modo ya hemos llegado al punto
fundamental: ¿Cómo ejerce María esta realeza de servicio y de amor? Velando
sobre nosotros, sus hijos: los hijos que se dirigen a ella en la oración, para
agradecerle o para pedir su protección maternal y su ayuda celestial tal vez
después de haber perdido el camino, oprimidos por el dolor o la angustia por
las tristes y complicadas vicisitudes de la vida. En la serenidad o en la
oscuridad de la existencia, nos dirigimos a María confiando en su continua
intercesión, para que nos obtenga de su Hijo todas las gracias y la
misericordia necesarias para nuestro peregrinar a lo largo de los caminos del
mundo. Por medio de la Virgen María, nos dirigimos con confianza a Aquel que
gobierna el mundo y que tiene en su mano el destino del universo. Ella, desde
hace siglos, es invocada como celestial Reina de los cielos; ocho veces,
después de la oración del santo Rosario, es implorada en las letanías
lauretanas como Reina de los ángeles, de los patriarcas, de los profetas, de
los Apóstoles, de los mártires, de los confesores, de las vírgenes, de todos
los santos y de las familias. El ritmo de estas antiguas invocaciones, y las
oraciones cotidianas como la Salve Regina, nos ayudan a comprender que la
Virgen santísima, como Madre nuestra al lado de su Hijo Jesús en la gloria del
cielo, está siempre con nosotros en el desarrollo cotidiano de nuestra vida.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">El título de reina es, por lo tanto, un
título de confianza, de alegría, de amor. Y sabemos que la que tiene en parte
el destino del mundo en su mano es buena, nos ama y nos ayuda en nuestras
dificultades».</span></p></div><p><br /> </p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8007927940714226565.post-40881143520711848992023-08-14T09:20:00.003-07:002023-08-14T09:32:45.838-07:00MARÍA LA GRANDE. UNA FERVIENTE SÚPLICA DE SAN ANSELMO<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghsFd_n28DqXPQ3OrOnd8kUZU3J2wFXai5zsKc59FTsuCVsMa5KZ4lPYCGNPig_H87kQ7UOU96ZHswzKoN9gsMCJnrK68WIxnSnacdpgbTPNA9ZWWNM1AWiFRv6YFaHsKbDuHVEZ_2wmvDCY29KOojRb6A6bihkkeugIkqnEAHNAuzXYKV0gMYTNXhk-tI/s600/Asuncion_Museo_Colonial_Bogota_2-e1597500241419.webp" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="486" data-original-width="600" height="324" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghsFd_n28DqXPQ3OrOnd8kUZU3J2wFXai5zsKc59FTsuCVsMa5KZ4lPYCGNPig_H87kQ7UOU96ZHswzKoN9gsMCJnrK68WIxnSnacdpgbTPNA9ZWWNM1AWiFRv6YFaHsKbDuHVEZ_2wmvDCY29KOojRb6A6bihkkeugIkqnEAHNAuzXYKV0gMYTNXhk-tI/w400-h324/Asuncion_Museo_Colonial_Bogota_2-e1597500241419.webp" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 10pt;">La Asunción
de la Virgen. Anónimo del siglo XVII.</span></i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i style="text-align: justify;"><span style="font-family: Georgia, serif; font-size: 10pt;">Museo Santa Clara, Bogotá.</span></i></div><br /><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">Publico la primera parte de una oración
de San Anselmo dirigida a Santa María para excitar en sí el amor de Dios y de
su bienaventurada Madre. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-size: 13pt;"><b>* * *</b></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><b><i><span style="font-size: medium;">«esforzaos en alabar sus méritos, en amar su
felicidad, en admirar su elevación, </span></i></b><b><i><span style="font-size: medium;">en implorar su benevolencia»</span></i></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">«¡Oh María, María la grande, la mayor de
las bienaventuradas Marías, la mayor de todas las mujeres! ¡Oh gran Señora!, mi
corazón quiere amaros, mi boca desea alabaros, mi espíritu desea veneraros, mi
alma aspira a rogaros, todo mi ser se recomienda a tu protección. ¡Oh corazón
de mi alma!, esfuérzate, y vosotras, profundidades íntimas de mi mismo, tanto
como podéis, si lo podéis, esforzaos en alabar sus méritos, en amar su
felicidad, en admirar su elevación, en implorar su benevolencia, porque tenéis
cada día necesidad de su patrocinio; al tener necesidad lo deseáis, vuestro
deseo suplica; vuestras súplicas obtendrán, si no según vuestros deseos,
ciertamente más allá de vuestros méritos.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">¡Oh Reina de los ángeles, Soberana del
mundo, Madre de aquel que purifica el mundo!, confieso que mi corazón está demasiado
manchado para que no tenga que avergonzarme de dirigirme a ti, la pureza misma,
y, volviéndome a ella, pueda ser digna de tocarla. ¡Oh Madre de aquel que
ilumina mi corazón, nutricia de aquel que salvó mi alma!, todo mi corazón te
suplica en cuanto puede. Escúchame, ¡oh Señora mía! séme propicia, ayúdame con
tu omnipotencia, a fin de que queden purificadas las manchas de mi alma, que
las tinieblas reciban la luz, que mi tibieza se abrase, que yo me despierte de
mi torpor en la espera de aquel día en que tu bienaventurada santidad, que
supera a todas las demás, a excepción de tu Hijo, dominador de todas las cosas,
será exaltada, a causa de tu Hijo omnipotente y glorioso, por la bendición de
tus hijos de la tierra. Por encima de todo (a excepción de mi Señor y mi Dios,
Dios de todas las cosas, Hijo tuyo), que mi corazón te conozca y admire, te ame
y te implore no con el ardor de un ser imperfecto que no tiene más que deseos,
sino tanto como debe hacerlo el que ha sido creado y salvado, rescatado y resucitado
por tu Hijo». (San Anselmo, <i>Obras completas II</i>, BAC, Madrid 2009, p. 313-314).<o:p></o:p></span></p></div><p><br /> </p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8007927940714226565.post-19448276326428997552023-07-24T08:08:00.001-07:002023-07-24T08:12:59.425-07:00ÓRGANO Y MÚSICA SAGRADA<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6ad6QSXh_hbCuSFp1uS_vwi1itLigrpnNDwDdnKAhJ2TOYOQ4_dqdQ2y_3cEee_g6U6PIxkYx_Fmpmx5FyhXo8fMwxWl1El3TmYuvBWA1Z0XGY8Wmiu14vGsKEgOvv2sAXhPh7Q_0jqTeSoaieZmVidA9TGf1OzEtGrQs5hHcAX74oispTSmOqiIo9s0k/s800/800px-Alte_Kapelle_Regensburg.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="800" height="274" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6ad6QSXh_hbCuSFp1uS_vwi1itLigrpnNDwDdnKAhJ2TOYOQ4_dqdQ2y_3cEee_g6U6PIxkYx_Fmpmx5FyhXo8fMwxWl1El3TmYuvBWA1Z0XGY8Wmiu14vGsKEgOvv2sAXhPh7Q_0jqTeSoaieZmVidA9TGf1OzEtGrQs5hHcAX74oispTSmOqiIo9s0k/w365-h274/800px-Alte_Kapelle_Regensburg.jpg" width="365" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i style="text-align: justify;"><span style="font-size: 10pt;">Órgano de la basílica de Nuestra
Señora de la Antigua Capilla </span></i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i style="text-align: justify;"><span style="font-size: 10pt;">Imagen: <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Bas%C3%ADlica_de_la_Natividad_de_Nuestra_Se%C3%B1ora_%28Ratisbona%29#/media/Archivo:Alte_Kapelle_Regensburg.JPG">es.wikipedia.org</a></span></i></div><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">Discurso de Benedicto XVI durante la
ceremonia de bendición del nuevo órgano de la basílica de «Nuestra Señora de la
Antigua Capilla»<i> </i>en Ratisbona, 13 de septiembre de 2006.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i><span style="font-size: 11pt;">Fuente: <a href="https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2006/september/documents/hf_ben-xvi_spe_20060913_alte-kapelle-regensburg.html">vatican.va</a><o:p></o:p></span></i></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">Queridos amigos:<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">Esta venerable casa de Dios, la basílica
de "Nuestra Señora de la Antigua Capilla", como vemos, ha sido
restaurada de modo espléndido, y cuenta ahora con un nuevo órgano que, en este
momento, será bendecido y destinado solemnemente a su finalidad: </span><span style="font-size: 13pt;">la glorificación de Dios y la edificación de
la fe.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">Fue un canónigo de esta colegiata, Carl
Joseph Proske, quien dio en el siglo XIX un impulso esencial a la renovación de
la música sacra. El canto gregoriano y la antigua polifonía vocal clásica se
integraron en la composición litúrgica. El cuidado de la música sagrada
litúrgica en la “Antigua Capilla” tenía una importancia que se extendía más
allá de los confines de la región y hacía de Ratisbona un centro del movimiento
de reforma de la música sacra, cuyo influjo llega hasta el presente.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">En la constitución sobre la sagrada
liturgia del concilio Vaticano II, </span><i style="font-size: 13pt;">Sacrosanctum Concilium</i><span style="font-size: 13pt;">, se pone de
relieve que “el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte
necesaria o integral de la liturgia solemne” (n. 112). Esto significa que la
música y el canto son algo más que un embellecimiento —tal vez superfluo— del
culto, pues forman parte de la actuación de la liturgia, más aún, son liturgia.
Por tanto, una solemne música sacra con coro, órgano, orquesta y canto del
pueblo no es una añadidura que enmarca y hace agradable la liturgia, sino un
modo importante de participación activa en el acontecimiento cultual.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">El órgano, desde siempre y con razón, se
considera el rey de los instrumentos musicales, porque recoge todos los sonidos
de la creación y —como se ha dicho hace poco— da resonancia a la plenitud de
los sentimientos humanos, desde la alegría a la tristeza, desde la alabanza a
la lamentación. Además, trascendiendo la esfera meramente humana, como toda
música de calidad, remite a lo divino. La gran variedad de los timbres del
órgano, desde el piano hasta el fortísimo impetuoso, lo convierte en un
instrumento superior a todos los demás. Es capaz de dar resonancia a todos los
ámbitos de la existencia humana. Las múltiples posibilidades del órgano nos
recuerdan, de algún modo, la inmensidad y la magnificencia de Dios.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">El salmo 150, que acabamos de escuchar y
de seguir interiormente, habla de trompas y flautas, de arpas y cítaras, de
címbalos y tímpanos:</span><span style="font-size: 13pt;"> </span><span style="font-size: 13pt;">todos estos
instrumentos musicales están llamados a dar su contribución a la alabanza del
Dios trino. En un órgano, los numerosos tubos y los registros deben formar una
unidad. Si en alguna parte algo se bloquea, si un tubo está desafinado, tal vez
en un primer momento solamente lo perciba un oído ejercitado. Pero si varios
tubos no están bien entonados, entonces se produce un desafinamiento, y esto
comienza a ser insoportable. También los tubos de este órgano están expuestos a
cambios de temperatura y a factores de desgaste.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">Esta es una imagen de nuestra comunidad
en la Iglesia. Del mismo modo que en el órgano una mano experta debe hacer
continuamente que las desarmonías se transformen en la debida consonancia, así
también en la Iglesia, dentro de la variedad de los dones y los carismas,
mediante la comunión en la fe debemos encontrar siempre el acorde en la
alabanza a Dios y en el amor fraterno. Cuanto más nos dejemos transformar en
Cristo a través de la liturgia, tanto más seremos capaces de transformar
también el mundo, irradiando la bondad, la misericordia y el amor de Cristo a
los hombres.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">En definitiva, los grandes compositores,
cada uno a su modo, con su música querían glorificar a Dios. Johann Sebastian
Bach escribió en el título de muchas de sus partituras las letras S.D.G.:</span><span style="font-size: 13pt;"> </span><i style="font-size: 13pt;">soli Deo gloria</i><span style="font-size: 13pt;">, solamente para gloria
de Dios. También Anton Bruckner ponía al inicio las palabras:</span><span style="font-size: 13pt;"> </span><span style="font-size: 13pt;">“Dedicado a Dios”.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">Ojalá que la grandiosidad de la capilla
y la liturgia enriquecida por la armonía del nuevo órgano y el canto solemne
guíen a todos los que frecuentan esta magnífica basílica a la alegría de la fe.
Es mi deseo en el día de la inauguración de este nuevo órgano.</span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"></div><p><br /> </p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8007927940714226565.post-71842664097108539472023-07-13T10:26:00.000-07:002023-07-13T10:26:43.585-07:00VIVIR EN LA INMENSIDAD DE DIOS<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCi70j3dATEa_1cVuiPlAocbNDPfLNHJDOoJl5zVSTuWWHLxfU26GIW7hpQK58NsiUNbkgBFbIvk9b-bc6TlbLarpag1Dwy8Qa8Q7ROm07nyAPvSvVMJXBsogccujg2RyOhrpzh3Wt9nDkvLHqx0oxZMNwp79uvbVBlUQ8PBF2M8tToAEJsd1mlUWNeoo9/s347/Teresa_de_Los_Andes_con_habito_de_Carmelita_Descalza.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="347" data-original-width="250" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCi70j3dATEa_1cVuiPlAocbNDPfLNHJDOoJl5zVSTuWWHLxfU26GIW7hpQK58NsiUNbkgBFbIvk9b-bc6TlbLarpag1Dwy8Qa8Q7ROm07nyAPvSvVMJXBsogccujg2RyOhrpzh3Wt9nDkvLHqx0oxZMNwp79uvbVBlUQ8PBF2M8tToAEJsd1mlUWNeoo9/s320/Teresa_de_Los_Andes_con_habito_de_Carmelita_Descalza.jpg" width="231" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13.0pt;">El 29 de mayo de 1919, la santa y joven
carmelita chilena Teresa de los Andes comenzaba su retiro de preparación para
la fiesta de Pentecostés. Las primeras notas que recoge en su <i>Diario </i>sobre
aquellos días de silencio, son reflejo de su profunda vida interior y del deseo
que animó cada uno de los pasos de su corta vida: ser toda de Dios.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><b><span style="font-size: large;">* * *</span></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">«Entré ayer a retiro: N. Señor me dijo
que fuera por Él a su Padre. Que lo único que quería en este retiro era que me
escondiera y sumergiera en la Divinidad para conocer más a Dios y amarlo, y
conocerme más a mí y aborrecerme. Que quería que me dejase guiar por el Espíritu
Santo enteramente. Que mi vida debe ser una alabanza continua de amor. Perderme
en Dios. Contemplarle siempre sin perderle de vista jamás. Para esto, vivir en
un silencio y olvido de todo lo creado, pues Dios, por su naturaleza, siempre
vive solo. Todo es silencio, armonía, unidad en Él. Y para vivir en Él, es
necesario simplificarse, no tener sino un solo pensamiento y actividad: alabar».
(Santa Teresa de los Andes, </span><i style="font-size: 13pt;">Diario y Cartas, </i><span style="font-size: 13pt;">Ed. Carmelo Teresiano,
Santiago de Chile 1993, p.105)</span></p></div><p><br /> </p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8007927940714226565.post-53166004703726734312023-07-08T10:33:00.000-07:002023-07-08T10:33:44.988-07:00¿RESUCITARÁ «SUMMORUM PONTIFICUM»?<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoSfIzfYqqGANeWMGTnId7ksWGuUE2BqQyAxc09Lw8OXboPk9vQzvPdO2qnqFsouXOBb7G_ceNkTE_1Lw22twTXeVfrKiLRsRN9srDzM5u42Gs6Amj9QLxa0OwUK0bDAtmSCAzrhwn9WqaygOn_hZQWI8_w_QkWsOKslkcZCiHcEIKytivw1TJA22YZscY/s660/Papa%20Benedicto.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="660" data-original-width="432" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoSfIzfYqqGANeWMGTnId7ksWGuUE2BqQyAxc09Lw8OXboPk9vQzvPdO2qnqFsouXOBb7G_ceNkTE_1Lw22twTXeVfrKiLRsRN9srDzM5u42Gs6Amj9QLxa0OwUK0bDAtmSCAzrhwn9WqaygOn_hZQWI8_w_QkWsOKslkcZCiHcEIKytivw1TJA22YZscY/s320/Papa%20Benedicto.jpg" width="209" /></a></div><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">Ayer recordamos con agradecimiento el
decimosexto aniversario del motu proprio </span><i style="font-size: 13pt;">Summorum Pontificum</i><span style="font-size: 13pt;"> de
Benedicto XVI. A los cuatro años de su entrada en vigor y tal como estaba
establecido, la Pontificia Comisión </span><i style="font-size: 13pt;">Ecclesia Dei</i><span style="font-size: 13pt;">, con la aprobación expresa
del Papa Benedicto, dispuso y concretó nuevas normas para continuar el camino
de aplicación de </span><i style="font-size: 13pt;">Summorum Pontificum. </i><span style="font-size: 13pt;">El documento (Instrucción </span><i style="font-size: 13pt;">Universae
Ecclesiae</i><span style="font-size: 13pt;"> de 2011) comienza con esta declaración decidida y favorable: «</span><i style="font-size: 13pt;">La
carta apostólica motu proprio data «Summorum Pontificum» del Sumo Pontífice
Benedicto XVI, del 7 de julio de 2007, que entró en vigor el 14 de septiembre
de 2007, <b>ha hecho más accesible a la Iglesia universal la riqueza de la
Liturgia romana». </b></i><span style="font-size: 13pt;">Nada en su lectura hace presagiar el panorama sombrío
que una década después (demasiado poco tiempo para juzgar con perspectiva algo de
tanta trascendencia para la vida de la Iglesia) nos presentará </span><i style="font-size: 13pt;">Traditiones
Custodes</i><span style="font-size: 13pt;"> y la Carta a los obispos que lo acompaña.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">Especial interés tiene lo que se dice en
el punto 8 de la Instrucción sobre los objetivos del motu proprio de Benedicto
XVI:</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><b><i><span style="font-size: 13.0pt;">«El documento tiene como objetivo:</span></i></b></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><b><i><span style="font-size: 13.0pt;">a) ofrecer a todos los fieles la
Liturgia Romana en el usus antiquior, considerada como un tesoro precioso que
hay que conservar;</span></i></b></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><b><i><span style="font-size: 13.0pt;">b) garantizar y asegurar realmente
el uso de la forma extraordinaria a quienes lo pidan, considerando que el uso de
la Liturgia romana que entró en vigor en 1962 es una facultad concedida para el
bien de los fieles y, por lo tanto, debe interpretarse en sentido favorable a
los fieles, que son sus principales destinatarios;</span></i></b></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;">
</p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><b><i><span style="font-size: 13.0pt;">c)
favorecer la reconciliación en el seno de la Iglesia».<o:p></o:p></span></i></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">A la luz de estos objetivos y teniendo
en cuenta lo vivido en este último par de años es natural que surjan algunas
interrogantes: ¿El </span><i style="font-size: 13pt;">usus antiquior</i><span style="font-size: 13pt;"> de la misa ya no se considera un
tesoro precioso que deba conservarse? ¿Por qué se consultó solo a la jerarquía
y no a los fieles laicos (vivimos tiempos de sinodalidad), siendo que ellos eran
los principales destinatarios de este valioso beneficio? ¿Se ha favorecido la
reconciliación en la Iglesia o más bien se han exacerbado los ánimos y las contiendas
litúrgicas?</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><i><span style="font-size: 13.0pt;">Summorum Pontificum</span></i><span style="font-size: 13pt;"> es un documento hecho con sabiduría y amor pastoral, largamente
estudiado y rezado en profundidad. Decía Benedicto XVI justo antes de iniciar
el articulado de la Carta Apostólica: <b><i>«Después de la consideración por
parte de nuestro predecesor Juan Pablo II de las insistentes peticiones de
estos fieles, después de escuchado a los Padres Cardenales en el consistorio
del 22 de marzo de 2006, y haber reflexionado profundamente sobre cada uno de
los aspectos de la cuestión, invocando al Espíritu Santo y contando con la ayuda
de Dios, con las presentes Cartas Apostólicas establecemos lo siguiente…»</i></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">Pero la mayor esperanza de resurrección
de </span><i style="font-size: 13pt;">Summorum Pontificum</i><span style="font-size: 13pt;"> se funda en las palabras con que Benedicto XVI
termina la Carta explicativa a los obispos adjunta al motu proprio: </span><b style="font-size: 13pt;"><i>«Confío
a la potente intercesión de María, Madre de la Iglesia, estas nuevas normas…»</i></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;">(Los destacados son nuestros)</p></div><p><br /> </p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8007927940714226565.post-55316067164824378612023-07-03T14:55:00.001-07:002023-07-03T14:55:31.736-07:00VAYAMOS TAMBIÉN NOSOTROS Y MURAMOS CON ÉL<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzbKTDPWgB7VbJBsZjfLKWweUKohuZGEV4n1vIude09IT-Fdplq6XYMfuBlaRG2Jj_O0F-By4MIjbaSh7znbRbDuqXSaNFC77AcSBoO8T5N9JVNJBxM8Tg7dK6ip-vIIgRs6U8FsajvPrKNs_VKUAJxdqy09rTVahnRs_JEEAEv3iF_-eOEAw9g6e3qAeP/s1056/800px-Rubens_apostel_thomas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1056" data-original-width="800" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzbKTDPWgB7VbJBsZjfLKWweUKohuZGEV4n1vIude09IT-Fdplq6XYMfuBlaRG2Jj_O0F-By4MIjbaSh7znbRbDuqXSaNFC77AcSBoO8T5N9JVNJBxM8Tg7dK6ip-vIIgRs6U8FsajvPrKNs_VKUAJxdqy09rTVahnRs_JEEAEv3iF_-eOEAw9g6e3qAeP/s320/800px-Rubens_apostel_thomas.jpg" width="242" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i style="text-align: justify;"><span style="font-size: 10.0pt;">Santo Tomás Apóstol. Pedro Pablo
Rubens.</span></i></div><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13.0pt;">Extracto de la catequesis que Benedicto
XVI dedicó al Apóstol Tomás el miércoles 27 de septiembre de 2006.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-size: 13.0pt;"><b>* * *</b></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13.0pt;">«El cuarto evangelio, sobre todo, nos
ofrece algunos rasgos significativos de su personalidad. El primero es la
exhortación que hizo a los demás apóstoles cuando Jesús, en un momento crítico
de su vida, decidió ir a Betania para resucitar a Lázaro, acercándose así de
manera peligrosa a Jerusalén (cf. Mc 10, 32). En esa ocasión Tomás dijo a sus
condiscípulos: «Vayamos también nosotros a morir con Él» (Jn 11, 16). Esta
determinación para seguir al Maestro es verdaderamente ejemplar y nos da una
lección valiosa: revela la total disponibilidad a seguir a Jesús hasta
identificar su propia suerte con la de Él y querer compartir con Él la prueba
suprema de la muerte.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">En efecto, lo más importante es no
alejarse nunca de Jesús. Por otra parte, cuando los evangelios utilizan el
verbo «seguir», quieren dar a entender que adonde se dirige Él tiene que ir
también su discípulo. De este modo, la vida cristiana se define como una vida
con Jesucristo, una vida que hay que pasar juntamente con Él. San Pablo escribe
algo parecido cuando tranquiliza a los cristianos de Corinto con estas
palabras: «En vida y muerte estáis unidos en mi corazón» (2 Co 7, 3).</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;">Obviamente, la relación que existe entre
el apóstol y sus cristianos es la misma que tiene que existir entre los
cristianos y Jesús: morir juntos, vivir juntos, estar en su corazón como Él
está en el nuestro».</span></p></div><p><br /> </p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8007927940714226565.post-65240340376578566902023-06-29T09:33:00.000-07:002023-06-29T09:33:54.416-07:00SAN PEDRO Y SAN PABLO<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAzfa9Zdz0yL8pgrcfvkP4w_FVYufolwrpm1CQAaPal6I0DSwku2NLdEDpTz4XN4WGOP4-SUV1pVVfZ_mP3G-uCbjImc4vMMoZ2NNnXnKc6M5IX_oYYA7wGvKVPwtGIDFdUBjAUbNm6txXQGvVc_L9n7WvfR6PecPqtQGu9jSI7ZHF9ZLfQeIS2f2umSX-/s600/Las_l%C3%A1grimas_de_san_Pedro_Soumaya_01.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="450" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAzfa9Zdz0yL8pgrcfvkP4w_FVYufolwrpm1CQAaPal6I0DSwku2NLdEDpTz4XN4WGOP4-SUV1pVVfZ_mP3G-uCbjImc4vMMoZ2NNnXnKc6M5IX_oYYA7wGvKVPwtGIDFdUBjAUbNm6txXQGvVc_L9n7WvfR6PecPqtQGu9jSI7ZHF9ZLfQeIS2f2umSX-/s320/Las_l%C3%A1grimas_de_san_Pedro_Soumaya_01.jpg" width="240" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i style="text-align: justify;"><span style="font-size: 10.0pt;">Las lágrimas de San Pedro. El Greco</span></i></div><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13.0pt;">Breve reflexión de Benedicto XVI sobre
el simbolismo de las llaves y de la espada con que la iconografía cristiana
suele representar a los Apóstoles Pedro y Pablo respectivamente.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: center;"><span style="font-size: 13.0pt;">* * * </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-size: 13.0pt;">«A Jesús, que le pregunta “Y vosotros ¿quién decís que
soy yo?”, Pedro responde: "Tú eres
el Cristo, el Hijo de Dios vivo" (<i>Mt</i> 16, 15-16). Acto seguido,
Jesús pronuncia la declaración solemne que define, de una vez por todas, el
papel de Pedro en la Iglesia: “Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre
esta piedra edificaré mi Iglesia (...). A ti te daré las llaves del reino de
los cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que
desates en la tierra quedará desatado en los cielos” (<i>Mt</i> 16, 18-19).<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-size: 13.0pt;">Las tres metáforas que utiliza Jesús son en sí muy
claras: Pedro será el cimiento de roca
sobre el que se apoyará el edificio de la Iglesia; tendrá las llaves del reino
de los cielos para abrir y cerrar a quien le parezca oportuno; por último,
podrá atar o desatar, es decir, podrá decidir o prohibir lo que considere
necesario para la vida de la Iglesia, que es y sigue siendo de Cristo. Siempre
es la Iglesia de Cristo y no de Pedro. Así queda descrito con imágenes muy
plásticas lo que la reflexión sucesiva calificará con el término: “primado de
jurisdicción”. (Benedicto XVI, <i>Audiencia general</i>, 7 de junio de 2006).<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgn02k-KQBZU5j_DJo-eRasyxoghE4GufrjRmuxFq3MYDgOj82u61zZ0IusCyw0gV09ZYemilj79_tuIoC2fcYDBRdBLHi0F0d06cdoaXRrLGuJXHkv_gq3ymeDd-SEvZR5JIUspNH6AkE_eM1rqBy9ugOP19jTlK2feaKag55-s-pmzgbc6hulwkp8vAyC/s471/Paul_in_prison_by_Rembrandt%20(1).jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="471" data-original-width="387" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgn02k-KQBZU5j_DJo-eRasyxoghE4GufrjRmuxFq3MYDgOj82u61zZ0IusCyw0gV09ZYemilj79_tuIoC2fcYDBRdBLHi0F0d06cdoaXRrLGuJXHkv_gq3ymeDd-SEvZR5JIUspNH6AkE_eM1rqBy9ugOP19jTlK2feaKag55-s-pmzgbc6hulwkp8vAyC/s320/Paul_in_prison_by_Rembrandt%20(1).jpg" width="263" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i style="text-align: justify;"><span style="font-size: 10.0pt;">San Pablo en prisión. Rembrandt</span></i></div><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-size: 13.0pt;">«La tradición iconográfica representa a san Pablo con
la espada, y sabemos que ésta significa el instrumento con el que fue
asesinado. Pero, leyendo los escritos del apóstol de los gentiles, descubrimos
que la imagen de la espada se refiere a su misión de evangelizador. Él, por
ejemplo, sintiendo cercana la muerte, escribe a Timoteo: «He luchado el noble
combate» (2 Tm 4,7). No es ciertamente la batalla de un caudillo, sino la de
quien anuncia la Palabra de Dios, fiel a Cristo y a su Iglesia, por quien se ha
entregado totalmente. Y por eso el Señor le ha dado la corona de la gloria y lo
ha puesto, al igual que a Pedro, como columna del edificio espiritual de la
Iglesia». (Benedicto XVI, <i>Homilía</i> 29 de junio de 2012).<o:p></o:p></span></p><p>
</p><div style="text-align: justify;"> </div><p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8007927940714226565.post-32150123617614926712023-06-27T07:39:00.000-07:002023-06-27T07:39:37.063-07:00COMO MARÍA AL PIE DE LA CRUZ<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjoVQFMb3tbeYFOA16AYkv0FJwqAT4qUbi9RmkmUib7gp9f0XsoOYgZuVC28YvaM3ablhdkB4KGK5fs7VmvR-rZF_79eOw0P3dwWb0bwKIaD6y2j2LLyrvN4xUktuD1cscoaBVtL6ARKRYIc_bTPQLTLw0jD5zMqnBoLFaC886disPssjhl1exKXGyqKOxD/s400/Rogier_van_der_Weyden_-_Crucifixion_Triptych_-_WGA25612.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="257" data-original-width="400" height="218" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjoVQFMb3tbeYFOA16AYkv0FJwqAT4qUbi9RmkmUib7gp9f0XsoOYgZuVC28YvaM3ablhdkB4KGK5fs7VmvR-rZF_79eOw0P3dwWb0bwKIaD6y2j2LLyrvN4xUktuD1cscoaBVtL6ARKRYIc_bTPQLTLw0jD5zMqnBoLFaC886disPssjhl1exKXGyqKOxD/w339-h218/Rogier_van_der_Weyden_-_Crucifixion_Triptych_-_WGA25612.jpg" width="339" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i><span style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-CL; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">Imagen: <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Cristo_en_la_Cruz_con_Mar%C3%ADa_y_San_Juan">es.wikipedia.org</a></span></i></div><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13.0pt;">«Si deseamos un perfecto dechado de los
sentimientos de que debemos estar animados al asistir a la santa misa, no
busquemos otro que <b>María al pie de la cruz. </b>En pie, como un sacerdote
ante el altar, ofrece a su Hijo, y se ofrece a sí misma con él, como víctima
para la gloria de Dios y la salvación de los hombres. Participa de los
sufrimientos y de los interiores afectos de la víctima; padece en su corazón
todos los tormentos, todas las humillaciones que padeció Jesús en su cuerpo y
en su alma. <b>Mártir</b> es en supremo grado, porque, de ver padecer a su
Hijo, sufre más que si ella padeciera todas aquellas angustias. Y lo es de
buena voluntad y libremente, porque, sabiendo ser necesario el sacrificio para
la gloria de Dios y nuestra salvación, da su consentimiento para la obra
reparadora que lleva a cabo su Hijo, y le da con todo cariño, dichosa de
cooperar a nuestra redención. ¡Cuán fecundos son de esa manera sus dolores!
Padeciendo con Jesús y por los mismos fines, tendrá parte en la dispensa de las
gracias merecidas por Él.; será, secundariamente y dependiente de su Hijo, la
Medianera universal de la gracia; y, para declarar este cometido, Jesús, antes
de expirar, le entrega como hijo a San Juan y, con éste, a todos sus
discípulos.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">Cuando, pues, oímos misa, trasladémonos
en espíritu al pie del calvario, postrémonos humildemente junto a María, madre
del Salvador y nuestra, y pidámosle nos comunique un tanto de sus sentimientos.
Las estrofas del </span><b style="font-size: 13pt;"><i>Stabat Mater</i></b><span style="font-size: 13pt;"> nos inspirarán excelentes
oraciones:</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 13.0pt;">“Oh Madre, fuente de amor, haz que sienta tu dolor;
que llore contigo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 13.0pt;">“Haz que arda mi corazón en el amor de Cristo Dios
para darle gozo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 13.0pt;">“Santa Madre, graba fuertemente en mi corazón las
llagas del Crucificado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 13.0pt;">“De tu llagado Hijo, que se dignó padecer tanto por
mí, dame parte en los dolores.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 13.0pt;">“Dame que llore contigo, que me duela con el
Crucificado mientras viva.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 13.0pt;">“Quiero estar contigo junto a la cruz, y juntar mi
llanto con el tuyo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 13.0pt;">“Virgen la más preclara de las vírgenes, no seas dura
conmigo; dame que contigo llore.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 13.0pt;">“Pon sobre mí la muerte de Cristo; dame parte en su
pasión y que medite sus llagas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 12.0pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 13.0pt;">“Con sus llagas hiéreme; con su cruz y con la sangre
de tu Hijo embriágame.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13.0pt;">¿No es verdad que sentir así con María
es corresponder al deseo de Jesús, de que la misa sea una memoria y
representación viva de la Pasión; es comulgar con los sentimientos y afectos de
Jesús y percibir abundantemente los frutos del santo sacrificio; es mantenerse
unidos al divino Crucificado durante doto el día ofreciendo con él y por él
todas nuestras obras como otras tantas víctimas inmoladas por obediencia y
amor?». (A. Tanquerey, <i>La Santa Misa</i>, Santiago de Chile 1937. P. 42-43).<o:p></o:p></span></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8007927940714226565.post-64131861190197636502023-06-17T09:53:00.000-07:002023-06-17T09:53:44.504-07:00UN REFUGIO SEGURO <p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjR-XTRPv0bt2qZcKnmYUO2zfsmZEvIF7ggTnp6kGyGchTgacW4r1D11-TXv9GhnrSQTkn3qVck8brFZZxDUjEG7E9rruzVpwo31cVtSy0XIkhlewBGz8wnZ2aje6Rk_9z0yfjgKLZs38R4GldXK3Jes5ys226xsNisv7PbLkzLYGr7dK9yrd0XDP_2w/s2861/All_Saints_Catholic_Church_(St._Peters,_Missouri)_-_stained_glass,_sacristy,_Immaculate_Heart_detail.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2861" data-original-width="2858" height="299" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjR-XTRPv0bt2qZcKnmYUO2zfsmZEvIF7ggTnp6kGyGchTgacW4r1D11-TXv9GhnrSQTkn3qVck8brFZZxDUjEG7E9rruzVpwo31cVtSy0XIkhlewBGz8wnZ2aje6Rk_9z0yfjgKLZs38R4GldXK3Jes5ys226xsNisv7PbLkzLYGr7dK9yrd0XDP_2w/w299-h299/All_Saints_Catholic_Church_(St._Peters,_Missouri)_-_stained_glass,_sacristy,_Immaculate_Heart_detail.jpg" width="299" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i>Imagen: <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Siervas_del_Coraz%C3%B3n_Inmaculado_de_Mar%C3%ADa_%28Immaculata,_Pensilvania%29#/media/Archivo:All_Saints_Catholic_Church_(St._Peters,_Missouri)_-_stained_glass,_sacristy,_Immaculate_Heart_detail.jpg">es.wikipedia.org</a></i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><b><i><span style="font-size: 14.0pt;">«Sancta Maria, Stella maris»
—Santa María, Estrella del mar, ¡condúcenos Tú!</span></i></b></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><b><i><span style="font-size: 14.0pt;"><span> </span>—Clama así con reciedumbre, porque
no hay tempestad que pueda hacer naufragar el Corazón Dulcísimo de la Virgen.
Cuando veas venir la tempestad, si te metes en ese Refugio firme, que es María,
no hay peligro de zozobra o de hundimiento.</span></i></b></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">(San Josemaría Escrivá, </span><i style="font-size: 13pt;">Forja n. </i><span style="font-size: 13pt;">1055)</span></p><p>
</p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8007927940714226565.post-88035150787154823892023-06-12T09:21:00.006-07:002023-06-12T15:28:50.118-07:00LITURGIA Y MAJESTAD DE DIOS<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTA-Xm8qzroaUAt4r5veKtZc_mXxa6CcYw1pdJFcm2O3aXpfjfT9Kbr-WalCmc-HQvXtWeikw9ODpQ5EfI9ONJWA7gVVNqNwZTFOE-UgOE5C5arNTBqaJgw1wA_Hzwzmvc0khVvP6WgCOJjdx8rCpn1DzfnCbcHYflwKn8J1_tnrZvwq0BcaUgBCL0zw/s599/592px-Majestat_de_Beget.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="599" data-original-width="592" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTA-Xm8qzroaUAt4r5veKtZc_mXxa6CcYw1pdJFcm2O3aXpfjfT9Kbr-WalCmc-HQvXtWeikw9ODpQ5EfI9ONJWA7gVVNqNwZTFOE-UgOE5C5arNTBqaJgw1wA_Hzwzmvc0khVvP6WgCOJjdx8rCpn1DzfnCbcHYflwKn8J1_tnrZvwq0BcaUgBCL0zw/s320/592px-Majestat_de_Beget.png" width="316" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i>Imagen: <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Majestat_de_Beget.png">wikipedia.org</a></i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p></p><div class="separator" style="clear: both;">
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">En un logrado artículo que lleva por
título <i>Offerimus praeclarae divinae maiestati tuae (Ofrecemos a tu excelsa
Majestad divina), </i>expresión inspirada en una de las oraciones del Canon Romano<i>,</i>
don Enrico Finotti expone algunas implicaciones luminosas que el concepto de Majestad divina irradia
necesariamente sobre la liturgia y el culto en general. Publico en español el primer apartado de este sugerente escrito, digno de una atenta
reflexión. <o:p></o:p></span></p>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><br /><b><i><span style="font-size: large;">Offerimus praeclarae divinae maiestati tuae</span></i></b><br /><i>Por don Enrico Finotti</i>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><i><span style="font-size: 13pt;">Fuente: <a href="http://www.liturgiaculmenetfons.it/wp-content/uploads/2022/12/LITURGIA-56.pdf">liturgiaculmenetfons.it</a></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-size: 13pt;">I<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-size: 13pt;">La majestad de la Trinidad
divina</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">El Canon romano, la Anáfora eucarística
príncipe y modelo originario de la <i>regula sacrificalis Romanae Ecclesiae </i>(<i>regla
sacrificial de la Iglesia romana</i>)<i>,</i> presenta de manera acabada la
actitud justa que se debe adoptar en el culto sagrado: se trata de acceder ante
la divina Majestad. El Prefacio establece sus protocolos con expresiones
inequívocas: <i>Per quem maiestatem tuam laudant Angeli, adorant Dominationes,
tremunt Potestates. Caeli, caelorumque Virtutes, ac beata Seraphim, socia exultatione
concelebrant</i>. El Trisagio lleva a su máxima exaltación la gloria de la
divina Majestad cuando proclama: <i>Sanctus, sanctus, sanctus, Dominus Deus
Sabaoth. Pleni sunt caeli et terra gloria tua. Hosanna in excelsis.</i> Dos de
los mayores embolismos del Canon guían los pasos del <i>pontifex</i> (<i>sacerdos</i>)
en el acto del ejercicio cultual, especialmente en la ofrenda sacrificial, con
locuciones precisas y nobles; en el <i>Unde et memores</i> dice: <i>Offerimus
praeclarae maiestati tuae </i>(<i>Ofrecemos a tu excelsa Majestad</i>); en el <i>Supplices</i>
se repite: <i>In conspectu divinae maiestatis tuae </i>(<i>Ante la presencia de
tu divina Majestad</i>). Además, la tradición latina rodea con un silencio
solemne toda la recitación del Canon, mientras que la griega cubre el
cumplimiento de los santos Misterios a la mirada de los fieles con el
iconostasio. Un clima de temor sagrado envuelve la hora tremenda en la que el
cielo desciende a la tierra. La expresión también se hace eco en la piedad
popular cuando en las letanías del Sagrado Corazón de Jesús se aclama: <i>Cor
Iesu, maiestatis infinitae. </i></span><i><span style="font-size: 13pt;"> </span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">Que Dios sea Majestad viene atestiguado
igualmente por breves referencias en la doctrina cristiana. El Catecismo de San
Pío X comienza diciendo que <i>Dios es el ser perfectísimo, Creador y Señor del
cielo y de la tierra. </i>Él no solo es el origen de todas las cosas, sino que
es su Señor y a todas las gobierna con su Providencia. En el Credo del Pueblo de Dios,
pronunciado por Pablo VI (1968), se dice: <i>Dios es absolutamente uno en su
esencia infinitamente santa, así como en todas sus perfecciones, en su
omnipotencia, en su ciencia infinita, en su providencia, en su voluntad y en su
amor.</i> Por esta razón el Catecismo tridentino recomienda a los párrocos un
celo ardiente, <i>para que el pueblo fiel ascienda, temeroso y con máximo respeto,
a contemplar la gloria de la majestad divina dentro de los límites establecidos
por Dios</i> (parte I art. I). Si ya la catequesis y la predicación nos ponen
frente al concepto de la divina Majestad, cuanto más la liturgia en su más
insigne monumento, el Canon Romano, deberá conducirnos a percibir el sentido de
la Majestad a la que se ofrece la sagrada oblación. No es casualidad que la
misma Constitución litúrgica <i>Sacrosanctum Concilium</i> declare que <i>la
liturgia es principalmente culto de la Divina Majestad </i>(SC 33).</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">La Majestad divina se manifiesta por medio de acontecimientos absolutamente singulares, poderosos y tremendos en las
teofanías bíblicas del Antiguo Testamento, y viene celebrada en las visiones
del Apocalipsis donde ya se contempla en el misterio aquel culto del todo
maravilloso, solemne y majestuoso que el <i>Kyrios</i>, inmolado y glorioso,
recibe de las huestes angélicas y del número inmenso de los elegidos que se
postran ante Él y por Él adoran al Padre Eterno y a la Trinidad Santa. El
Apocalipsis describe entonces la liturgia vigente en la eternidad
bienaventurada y nos comunica aquí en la tierra los acontecimientos del culto
celestial hacia los que estamos orientados y que son objeto de nuestro vivo
deseo. En este sentido, la liturgia realizada en el altar del cielo por los
ángeles y los santos en el <i>lumen gloriae </i>(<i>luz e la gloria</i>) es
para la Iglesia peregrinante modelo e inspiración sublime para el culto que
celebra aquí en la tierra en el <i>lumen fidei</i> (<i>luz de la fe</i>).</span><span style="font-size: 13pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">Este es el motivo por el que la Iglesia
católica, a lo largo de toda su historia, ha comprendido la naturaleza de la
divina liturgia y la ha celebrado siempre bajo una modalidad de alto perfil
espiritual, de indiscutible calidad artística, de generosa profusión de
materiales preciosos, de grandiosas galas rituales, de solemnes himnos místicos
y de excelentes sustancias perfumadas. Se trata de elevar con incansable ardor
nuestro débil patrimonio espiritual y nuestra opaca visión sobrenatural para
recibir de ese culto perfecto y eterno la irradiación mística que nos habilita,
con tanta paciencia y misericordia, para la liturgia celestial que nos aguarda
allá arriba ante el esplendor de la Majestad divina.</span><span style="font-size: 13pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">La Iglesia, instruida interiormente por
la moción del Espíritu Santo, ha percibido que a la Majestad se accede con
solemnidad; a la Belleza se accede mediante lo bello; al Orden se accede con
protocolo; a lo Sobrenatural se accede con asombro místico; al Misterio se
accede con gravedad. </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">De aquí procede el carácter breve, noble y solemne del Rito romano
clásico y el carácter complejo, hierático y místico de los ritos orientales. Se
trata de dos modalidades distintas, iguales en su origen y complementarias en
su principio inspirador: acceder dignamente ante la divina Majestad y adorar
con fe y amor a la Trinidad Santísima.</span><span style="font-size: 13pt;"> </span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-size: 13pt;">En realidad, todos los pueblos están de
acuerdo en que Dios es Majestad infinita. Forma parte de la ley natural, esa
ley inscrita en la naturaleza del hombre, percibir inmediatamente el carácter
apofático y trascendente que envuelve a la divinidad. A pesar del profundo daño
infligido por el pecado original a la dimensión religiosa intrínseca del ser
humano, todas las religiones manifiestan de algún modo el sentido de la
majestad en su relación con la divinidad, y emplean sus mejores energías en
elevar un culto lo más espléndido posible para obtener la complacencia del Todopoderoso.
El culto del Antiguo Testamento y luego el culto definitivo del Nuevo
Testamento no hacen sino purificar los cultos humanos y darles aquella plena
realización que es ese único culto grato a Dios que el Hijo Unigénito
ofrece eternamente a la Majestad divina sobre el altar de oro del cielo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-size: 13pt;"> </span></p></div><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /> <p></p>Unknownnoreply@blogger.com0