lunes, 23 de marzo de 2015

LA CREACIÓN, EL PRIMER LIBRO ESCRITO POR DIOS

“Siempre, hermanos, la misericordia del Señor llena la tierra, y la misma creación natural es, para cada fiel, verdadero adoctrinamiento que lo lleva a la adoración de Dios, ya que el cielo y la tierra, el mar y cuanto en ellos hay manifiestan la bondad y omnipotencia de su autor, y la admirable belleza de todos los elementos que le sirven está pidiendo a la criatura inteligente una acción de gracias”.

(De los sermones de san León Magno, Papa. Sermón 6 sobre la Cuaresma, 1-2: PL 54, 285-287)

viernes, 13 de marzo de 2015

ORANDO POR EL ROMANO PONTÍFICE

Al cumplirse dos años de la elección del papa Francisco, oramos por su persona e intenciones. Sirvan de pauta a nuestras plegarias las siguientes oraciones del misal romano:

“Oh Dios, que en tu providencia quisiste edificar tu Iglesia sobre la roca de Pedro, príncipe de tus apóstoles, mira con amor a nuestro papa Francisco, y tú que lo has constituido sucesor de san Pedro, concédele la gracia de ser principio y fundamento visible de la unidad de fe y de comunión de tu pueblo. Por nuestro Señor Jesucristo”. (Misal Romano, oración colecta de la misa por el Papa)

“Oh Dios, pastor y guía de todos los fieles, mira con bondad a tu siervo Francisco, a quien has elegido pastor de tu Iglesia; concédele que su palabra y su ejemplo sean provechosos al pueblo que él preside, para que llegue a la vida eterna junto con el rebaño que le ha sido confiado. Por nuestro Señor Jesucristo”. (Misal Romano, otra oración colecta de la misa por el Papa)

jueves, 12 de marzo de 2015

EL “FACTOR FAMILIA” Y LA FE DE OCCIDENTE

Cómo el mundo occidental perdió realmente a Dios (How the West Really Lost God), es el título de un interesante libro de Mery Eberstadt, reconocida crítica cultural en los EE.UU., donde analiza las mutuas incidencias entre familia y religión, particularmente la cristiana. La tesis que la autora defiende con solidez consiste en mostrar “que el proceso de secularización no se ha entendido correctamente porque no ha tenido en cuenta este «factor familia»: el efecto activo que la participación en la propia familia parece tener sobre la fe y la práctica de la religión” (p. 37). Con estas páginas la autora desea dejar en claro “que familia y fe son la invisible hélice de la sociedad: dos espirales que, unidas, pueden reproducirse de manera efectiva, pero cuya fuerza y en cuyo impulso dependen la una de la otra” (p.39). Si hay una religión donde el factor familia parece esencial es la cristiana, sostiene Eberstadt, porque en su corazón se encuentra precisamente una familia, la Sagrada Familia: Jesús María y José.
Interpretando el pensamiento de la autora y conduciéndolo a un extremo, me atrevería a proponer esta consideración: si la respuesta a la inquietante pregunta del Evangelio “cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?” (Lc 18, 8)” fuese un decidido no, la razón de tal desgracia –de ser concebible- habría que buscarla en la casi total extinción de la familia natural o tradicional de la faz de la tierra.  

miércoles, 4 de marzo de 2015

"DEFENDED LA IGLESIA SANTA DE DIOS"

Próximos a celebrar la solemnidad de San José copio esta hermosa oración del Papa León XIII, en la que implora al santo Patriarca su protección y custodia sobre el entero Pueblo de Dios, "escogida descendencia de Jesucristo".

A Vos, bienaventurado José, acudimos en nuestra tribulación, y después de implorar el auxilio de vuestra Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente vuestro patrocinio. Por aquella caridad que con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, os tuvo unido y por el paterno amor con que abrazasteis al Niño Jesús, humildemente os suplicamos que volváis benigno los ojos a la herencia que, con su sangre, adquirió Jesucristo, y con vuestro poder y auxilio socorráis nuestras necesidades.

Proteged, oh providentísimo Custodio de la Sagrada Familia, la escogida descendencia de Jesucristo; apartad de nosotros toda mancha de error y de corrupción; asistidnos propicio desde el Cielo, fortísimo libertador nuestro, en esta lucha con el poder de las tinieblas; y como en otro tiempo librasteis al Niño Jesús del inminente peligro de su vida, así ahora defended la Iglesia santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad, y a cada uno de nosotros protegednos con perpetuo patrocinio para que a ejemplo vuestro y sostenidos por vuestro auxilio, podamos santamente vivir, piadosamente morir, y alcanzar en el Cielo la eterna bienaventuranza. Amén.