Presentamos
traducido al español un interesante artículo tomado del blog Antiquo robore, recientemente renovado
en un distinguido formato. En él y bajo el pseudónimo de Querculanus, escribe el Padre Giovanni Scalese, Barnabita, que con agudeza
y elegancia fuera de lo común, trata de los más variados temas de espiritualidad,
liturgia y vida de la Iglesia.
“REFORMA DE LA REFORMA”:
¿UN ERROR?
Por Querculanus
En
los días pasados el sitio de la Santa Sede ha hecho pública la nueva composición
de la Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos. Resulta
difícil emitir un juicio; como justamente me lo hacía notar el oficial que me había
benévolamente contactado, haría falta conocer a los Miembros uno por uno, para
poder establecer cuál será la orientación del Dicasterio renovado. Entre los
nombres de aquellos que eran dados por "purgados", de hecho resultan
excluidos los Cardenales Raymond Leo Burke, Marc Ouellet, George Pell y Angelo
Scola; mientras han sido confirmados el Cardenal Angelo Bagnasco, Mauro
Piacenza y Malcom Ranjith. Estará por verse como se desarrollarán las cosas. En
todo caso, una cosa es cierta: aunque todos los nuevos miembros fueran de
orientación "benedictiana", después del último pronunciamiento del
Papa sobre la "reforma de la reforma”, la renovada Congregación de seguro
no pondrá en la orden del día la “reforma de la reforma”.
Expongamos
el estado de la cuestión. Como recordarán, el Card. Sarah, en su intervención
durante el congreso “Sacra Liturgia”,
realizado en Londres el pasado mes de julio, reveló que el Papa Francesco le
había dicho que estudiara la cuestión de la "reforma de la reforma”. Sin
embargo, pocos días después tuvo lugar el comunicado de la Sala Stampa con el que se desmentía al Purpurado. En él se afirmaba
además que «es mejor evitar el uso de la expresión "reforma de la reforma”
en referencia a la liturgia, puesto que a veces ha sido una fuente de
equívocos».
En
el mes de octubre fue publicado el libro del Card. Sarah La fuerza silencio. Con tonos más matizados, ya sin involucrar al
Papa, el Purpurado reafirma su convicción: Esta es mi esperanza: si Dios lo
quiere, en liturgia, la reforma de la reforma se llevará a cabo, cuando Dios
quiera y como Dios quiera. A pesar del rechinar de dientes, ella vendrá, porque
está en juego futuro de la Iglesia.
En
días pasados ha salido el volumen En tus
ojos está mi palabra, que recoge las homilías y discursos del Card.
Bergoglio cuando fue Arzobispo de Buenos Aires, (1999 -2013). El volumen viene introducido
por una entrevista del Pontífice con el Padre Spadaro. En respuesta a una
pregunta del entrevistador, el Papa Francesco afirma: «Hablar de "reforma
de la reforma” es un error».
Bien,
digamos que aquí hay algo que no calza. Es verdad que en su última intervención
el Card. Sarah no confirma que el Papa le haya dicho de ocuparse de la
"reforma de la reforma”, pero en aquella precedente lo afirmó claramente. Ahora
el Papa dice: «Hablar de “reforma en la reforma” es un error». ¿Quién de los dos tiene razón?
Pero
aparte de esta contradicción, que bien podría deberse a un malentendido, lo que
más llama la atención es la aversión, difundida en muchos sectores de la
Iglesia, incluso hacia la sola la hipótesis de una “reforma de la reforma”
litúrgica. Esto era sabido desde hace tiempo. El creador de la idea de una
“reforma de la reforma” había sido el Card. Ratzinger; hecho Papa, se esperaba
la inmediata realización de su proyecto. Y sin embargo, nada. Más bien, en
cuanto empezaron a circular algunas hipótesis de cambio, se apresuró en desmentir
todo (tal como ha sucedido luego de la intervención del Card. Sarah en Londres).
Empiezo
a pensar que el motu propio Summorum Pontificum del año 2007 haya
sido emanado no tanto, o no solo, para salir al encuentro de los lefebrianos,
sino como una especie de “nuevo expediente”, vista la imposibilidad de llevar a
cabo la “reforma de la reforma”. El Card. Ratzinger ha estado siempre
convencido que la coexistencia de dos ritos no es de fácil gestión, (véase al
respecto la carta escrita por él al Dr. Heinz-Lothar Barth el 23 de junio de
2003, reportada por mí en el post del 22 de mayo de 2011); por este motivo
estaba a favor de una “reforma de la reforma”, porque así el novus ordo podría recobrar algunos
elementos del usus antiquior y llegar
a ser un «un solo rito romano». Vista la imposibilidad de una “reforma de la
reforma”, aparece entonces la liberalización del vetus ordo, de modo que con el tiempo las dos formas del rito
romano pudieran enriquecerse mutuamente, y así poder llegar más lentamente a un
nuevo y único rito romano renovado. Una hipótesis que debería
ser profundizada.
Lo
que resulta más chocante es esta “inviolabilidad” del rito surgido de la
reforma litúrgica post-conciliar. Basta que alguien, aunque se trate del Papa,
insinúe contemplar un pequeño retoque, para
que inmediatamente (es muy significativo el apresuramiento de los desmentidos, cosa
que no se verifica en ningún otro caso), para que inmediatamente –digo– haya un
levantamiento contra quien querría atentar contra las reformas del Vaticano II.
Cabe preguntarse: ¿qué potente lobby está
detrás de esta defensa a ultranza de la reforma litúrgica?
En
realidad, “reforma de la reforma” no significa en ningún caso abolición de la
reforma litúrgica y retorno a la liturgia pre-conciliar. Sobre este punto el
Card. Sarah es muy claro: no se trata de renunciar al Concilio, sino a lo más
de actuarlo plenamente (es necesario admitir que la reforma litúrgica
post-conciliar se ha distanciado en muchos puntos de las disposiciones de la Sacrosanctum Concilium).
“Reforma
de la reforma” significa exactamente lo que los términos expresan, es decir,
una ulterior revisión de la reforma litúrgica. No veo que mal pueda haber en
contemplar una reforma de la reforma litúrgica. Y lo dice alguien que es un
firme defensor de la liturgia post-conciliar y no siente alguna nostalgia por
el vetus ordo (que, a diferencia de
muchos, ha vivido desde niño como monaguillo): la liturgia actual me gusta (si se celebra como se debe) y la considero un paso adelante respecto de la antigua;
sin embargo, ¿por qué excluir a priori un eventual posterior perfeccionamiento?
Continuamente se dice: Ecclesia semper
reformanda (véase el discurso del Papa a la Curia romana del 21 de
diciembre2015); ¿por qué la liturgia no debería ser, también ella, semper reformanda?
Fuente: Querculanus
Fotogafía tomada del artículo original. En el texto italiano se encuentran variados enlaces a los que el autor remite y que no han sido señalados en la traducción.
Fotogafía tomada del artículo original. En el texto italiano se encuentran variados enlaces a los que el autor remite y que no han sido señalados en la traducción.
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