Un
amigo –de paso por Múnich– me envía unas fotografías de la extravagante performance con que se topó al visitar la
Iglesia de San Miguel (Michaelkirche) en
pleno centro de la capital de Baviera. Se trata de uno de los templos jesuitas
más grandes y llamativos del mundo, erigido entre 1583 y 1597 como foco
espiritual de la Contrarreforma. Sin salir de su asombro, mi amigo no logró
recabar mayor información a qué se debía tal adefesio; no obstante, a estas
alturas, a nadie debería extrañar que ciertas iglesias alemanas estén convertidas
en galerías de arte contemporáneo, con olvido total del carácter sagrado de los
recintos destinados al culto. En todo caso, las sucias camisetas que cuelgan en
ese presbiterio de majestuosidad barroca y la cabeza del decapitado que yace en
el suelo, parecen mostrar con refinamiento artístico la descomposición galopante
de la iglesia alemana en general y de la Compañía en particular.
Maybe it's the way the Catholic Church is nowadays, dirty souls and no Head. May God forgive all of us!
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