martes, 14 de mayo de 2013

DEL CIELO VIENE LA FUERZA


De caelo fortitudo est. Del cielo viene la fuerza; es la respuesta llena de fe que Judas Macabeo dirige a sus hombres para animarlos al combate, ante un adversario de poderío ampliamente superior. “Fácil cosa es entregar una muchedumbre en manos de pocos, los exhorta, que para el Dios del cielo no hay diferencia entre salvar con muchos o con pocos; y no está en la muchedumbre del ejército la victoria en la guerra, porque del cielo viene la fuerza” (I Mac. 3, 18-19). Es la convicción sobrenatural de que se lucha con la fuerza de Dios la que ha hecho grandes a tantos varones y mujeres en la historia de la salvación. “Quizá nunca como hoy –decía Juan Pablo II- la virtud moral de la fortaleza tiene necesidad de  ser sostenida por el homónimo don del Espíritu Santo. El don de la fortaleza es un impulso sobrenatural, que da vigor al alma no sólo en momentos dramáticos como el del martirio, sino también en las habituales condiciones de dificultad: en la lucha por permanecer coherentes con los propios principios; en el soportar ofensas y ataques injustos; en la perseverancia valiente, incluso entre incomprensiones y hostilidades, en el camino de la verdad y de la honradez”   (Meditación dominical a la hora del Regina Caeli, 14-5-1989).
  Hoy, en efecto, la tentación de ceder y acomodarse a la mediocridad reinante es fuerte, como lo es igualmente el afán de rebajar las exigencias evangélicas, para poder decir con pueril satisfacción que se está a tono con la cultura imperante. El cristiano es y será siempre un soldado de Cristo, que lucha con las armas de Dios, con la fuerza del Espíritu Santo, sostenido de lo alto; por eso siempre se crece frente a su adversario, como David frente a Goliat, como Judas Macabeo frente al ejército enemigo. Con el don de fortaleza, que el divino Consolador no deja de esparcir en su Iglesia, podemos evitar el triste papel al que no pocos creyentes, curiosamente, parecen sentirse impelidos a ejecutar: el papel del cristiano cobarde y acomplejado.

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