viernes, 24 de mayo de 2013

AUXILIUM CHRISTIANORUM

 La liturgia nos recuerda hoy una hermosa advocación mariana: María Auxiliadora.  Este oficio de auxiliar y socorrer tan propio de María Virgen, siempre ha sido fuertemente sentido por los fieles desde los inicios mismos de la Iglesia.  Incluso antes de ser auxilio de los cristianos, María fue auxilio de Cristo mismo, como toda madre buena auxilia a sus hijos en cada una de sus necesidades. Auxilio muy especial prestó al tierno Niño Jesús, cuando junto a San José, su casto esposo, lo escondieron de las iras de un furioso Herodes burlado por los Magos.
  En el siglo XVI el Papa San Pío V acudió una vez más al auxilio de María. Ante la amenaza turca que se cernía sobre Europa, el Pontífice pidió a los fieles del mundo entero que el día 7 de octubre, mediante el rezo del Rosario, impetraran del corazón maternal de la Virgen su protección sobre la cristiandad. La victoria de las tropas cristianas en Lepanto, junto al estrecho de Corinto, fue la audaz respuesta de María auxiliadora a los ruegos de sus hijos. Cubriendo a Europa con su manto, “el Occidente cristiano quedaba libre de peligro, y la Iglesia se salvaba en su estado y forma visible” (Cf. Franz M. Moschner, Rosa Mística, Ed. Rialp, Madrid 1957, p.270). Como signo de reconocimiento y gratitud el Papa dio a Nuestra Señora el título de auxilium christianorum, auxilio de los cristianos, como memoria perenne de que María nunca abandona a los hijos que buscan en ella su refugio.
   En estos tiempos en que la odiosidad anticatólica pareciera multiplicarse en formas muy sutiles y variadas, invoquemos con serenidad a la Virgen: Auxilium christianorum, ora pro nobis; Santa María, Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. Y la victoria quedará asegurada.


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