Los
grandes personajes de este mundo, siempre expuestos al vandalismo de sus
opositores, suelen poner a resguardo sus vidas utilizando chalecos antibalas, automóviles
blindados o escoltas selectas. Pero no hay sobre la tierra personaje más
importante que el cristiano en gracia de Dios. Para protegernos de los
atentados de Satanás, Nuestra Señora del Carmen nos ofrece un eficaz chaleco
antibalas: el santo escapulario del Carmen; quien lo lleva, camina por el mundo al amparo de una Madre y Reina poderosa, y goza de la promesa de que si cae en
las llamas purificadoras del purgatorio, al sábado siguiente pasarán a
recogerlo para ser conducido a su verdadera Patria. Sigamos este consejo de quien nunca se privó de llevar este distintivo mariano: “Lleva sobre tu pecho el santo escapulario
del Carmen. —Pocas devociones —hay muchas y muy buenas devociones marianas—
tienen tanto arraigo entre los fieles, y tantas bendiciones de los Pontífices.
—Además ¡es tan maternal ese privilegio sabatino”! (San Josemaría, Camino, 500).
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