El conocido teólogo y
liturgista italiano Don Nicola Bux fue uno de los grandes expositores del
reciente Congreso Sacra Liturgia 2013, realizado en Roma. El día 27 de Junio
impartió una conferencia sobre La catequesis
litúrgica y la nueva evangelización, señalando el rol principalísimo que la
liturgia ha de jugar en la nueva evangelización. Don Bux es un gran conocedor
del pensamiento litúrgico de Benedicto XVI y uno de los grandes promotores de
la llamada reforma de la reforma
iniciada en el anterior pontificado. He aquí el resumen, presentado por Sacra
Liturgia 2013, de su intervención:
Conviene
preguntarse: ¿el hombre moderno es capaz de entender la liturgia católica? ¿De
comprender que en ella el “Cielo desciende sobre la tierra”, el misterio se
hace encontrar y tocar? El hombre moderno vive en el inmanentismo, en el
materialismo, pero al mismo tiempo advierte la insatisfacción, el deseo de
salir de esta trampa, de encontrar una solución a esta situación y entonces es
necesario hacerle vislumbrar una posibilidad de respuesta a la pregunta que
lleva dentro de sí. La liturgia es la respuesta al deseo de hallar el sentido
de la vida, de acercarse en cierto modo al misterio, casi percibirlo y ser, en
cierta manera, envuelto, inmerso en el misterio: esto es lo que toca al ser
humano, lo que evoca en el ánimo humano la nostalgia de absoluto, de lo divino.
Jesús ha revelado a Nicodemo su naturaleza divina y humana: «Nadie ha subido al
cielo, sino aquél que ha bajado del cielo, el Hijo del hombre que está en el
cielo» (Jn 3,13). Al mismo tiempo, ha revelado el fin de su venida al mundo:
dar la vida eterna y la salvación (cfr. Jn 3,15-17), hacer sí que el ser humano
y el cosmos alcancen a Dios; por esto, entonces, debía abrir un paso, ofrecer
una escala para subir, para llevar a cabo la ascensión hacia Dios.
La
crisis eclesial puesta de manifiesto en el post-concilio depende del derrumbe
de la liturgia. Sucede que muchos cristianos que participan en la liturgia se
ven constreñidos no por la ley de la Iglesia universal, sino por las ‘liturgias
creativas’ de una determinada diócesis, parroquia o grupo que van contra las
normas de la Constitución Litúrgica. Ahora, como viene a recordar con franqueza
Benedicto XVI: “Redescubrir y apreciar la obediencia a las normas litúrgicas por
parte de los Obispos, como ‘moderadores
de la vida litúrgica de la Iglesia’,
significa dar testimonio de la Iglesia misma, una y universal, que preside en
la caridad”.
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