jueves, 28 de octubre de 2021

BENEDICTO XVI PRESENTA A LOS APÓSTOLES SIMÓN Y JUDAS

San Judas Tadeo. El Greco 

Benedicto XVI dedicó la Audiencia del miércoles 11 de octubre de 2006 a los Santos Apóstoles Simón y Judas. En ambos, el Papa emérito advierte esa característica que no puede faltar en la vida del auténtico Apóstol: el «celo ardiente por servir al Dios único con plena entrega». A la luz del lenguaje firme y severo que emplea San Judas Tadeo en su carta neotestamentaria, Benedicto XVI nos invita a no transigir cuando se trata de defender «las líneas fundamentales e irrenunciables de nuestra identidad cristiana».

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«... A Judas Tadeo se le ha atribuido la paternidad de una de las cartas del Nuevo Testamento que se suelen llamar “católicas” por no estar dirigidas a una Iglesia local determinada, sino a un círculo mucho más amplio de destinatarios. Se dirige “a los que han sido llamados, amados de Dios Padre y guardados para Jesucristo” (v. 1). Esta carta tiene como preocupación central alertar a los cristianos ante todos los que toman como excusa la gracia de Dios para disculpar sus costumbres depravadas y para desviar a otros hermanos con enseñanzas inaceptables, introduciendo divisiones dentro de la Iglesia “alucinados en sus delirios” (v. 8), así define Judas esas doctrinas e ideas particulares. Los compara incluso con los ángeles caídos y, utilizando palabras fuertes, dice que “se han ido por el camino de Caín” (v. 11). Además, sin reticencias los tacha de “nubes sin agua zarandeadas por el viento, árboles de otoño sin frutos, dos veces muertos, arrancados de raíz; son olas salvajes del mar, que echan la espuma de su propia vergüenza, estrellas errantes a quienes está reservada la oscuridad de las tinieblas para siempre” (vv. 12-13).

Hoy no se suele utilizar un lenguaje tan polémico, que sin embargo nos dice algo importante. En medio de todas las tentaciones, con todas las corrientes de la vida moderna, debemos conservar la identidad de nuestra fe. Ciertamente, es necesario seguir con firme constancia el camino de la indulgencia y el diálogo, que emprendió felizmente el concilio Vaticano II. Pero este camino del diálogo, tan necesario, no debe hacernos olvidar el deber de tener siempre presentes y subrayar con la misma fuerza las líneas fundamentales e irrenunciables de nuestra identidad cristiana. 

Por otra parte, es preciso tener muy presente que nuestra identidad exige fuerza, claridad y valentía ante las contradicciones del mundo en que vivimos. Por eso, el texto de la carta prosigue así:  “Pero vosotros, queridos ―nos habla a todos nosotros―, edificándoos sobre vuestra santísima fe y orando en el Espíritu Santo, manteneos en la caridad de Dios, aguardando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna. A los que vacilan tratad de convencerlos...” (vv. 20-22). La carta se concluye con estas bellísimas palabras:  “Al que es capaz de guardaros inmunes de caída y de presentaros sin tacha ante su gloria con alegría, al Dios único, nuestro Salvador, por medio de Jesucristo, nuestro Señor, gloria, majestad, fuerza y poder antes de todo tiempo, ahora y por todos los siglos. Amén” (vv. 24-25).

Texto completo en: www.vatican.va

 


 

martes, 19 de octubre de 2021

MONSEÑOR HUONDER Y LA MISA TRADICIONAL

Monseñor Vitus Huonder el día de su jubileo sacerdotal. 
Foto del artículo de origen.

El Distrito Suizo de la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X ha publicado una entrevista larga y familiar con Monseñor Vitus Huonder, obispo emérito de Coira, Suiza, con ocasión de sus bodas de oro sacerdotales. En 2019, luego de 12 años como obispo titular de esa diócesis y con la venia del Santo Padre, Mons. Hounder eligió vivir su retiro en una casa de la FSSPX, en Wangs, con el fin de llevar una vida de oración y estudio en una comunidad que le es bien conocida. A lo largo de la conversación Monseñor explica el porqué de su decisión y lo contento que se halla en un ambiente donde palpa una fe joven y vibrante, y en el que puede prestar sus servicios como sacerdote de larga experiencia y amante de la Tradición. 

A continuación dejo traducidas al castellano las preguntas de la entrevista que se refieren más directamente a su aprecio por la Misa Tridentina y al dolor que le ha causado el reciente Motu Proprio Traditionis CustodesFelicitamos a Mons. Hounder por su jubileo sacerdotal y le deseamos un ministerio fecundo al servicio de la Iglesia en esta etapa de su vida.

Entrevista completa en francés y en inglés: fsspx.ch/fr y sspx.org.

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Desde que está aquí en Wangs, también celebra diariamente la misa, y lo hace exclusivamente según el rito tradicional. ¿Qué le aporta la celebración de este rito tradicional?

Por supuesto, he estudiado muy de cerca el nuevo rito y el rito tradicional. Este estudio me hizo notar diferencias significativas: por ejemplo, que algunos textos habían sido acortados, suprimidos, como algunas oraciones que son muy importantes para el sacerdote. Ahora bien, sólo me puedo nutrir de todas estas oraciones en el rito tradicional. Está claro que esto fortalece al sacerdote, refuerza sobre todo la fe, pero también la entrega de sí mismo durante la misa. Uno se sabe verdaderamente ante Dios, ante Jesús y no simplemente ante una comunidad. Todo esto puedo redescubrirlo en el rito tradicional; es tan precioso y, digamos, tan atemporal que no querría volver atrás.

¿Puedo concluir de sus palabras que ya no desea celebrar el Novus Ordo?

No quisiera volver a hacerlo. Simplemente siento que ya no podría hacerlo de nuevo, porque cuando te sumerges en la misa tradicional, llegas a un punto en el que sientes que no puedes hacer otra cosa.

Quiere decir que no sólo por un sentimiento o por una razón estética, sino por la fe.

Exacto, a causa de su profundidad. Yo siempre digo: el rito, tal como lo tenemos, es también una profesión de fe, y una profesión de fe no puede dejarse de lado sin más. ¿Qué diría la gente si yo, como obispo, prohibiera el rezo del Símbolo de los Apóstoles? ¿Qué me dirían los fieles? Me dirían: ¿Qué hace usted?, ¡eso no es posible! No debemos olvidar que el rito tradicional, sobre todo porque tiene el peso de los años, esa madurez, es también una profesión de fe. No podemos exigir a los fieles que dejen de lado esta profesión de fe.

Los signos, incluso de parte de la más alta autoridad de la Iglesia, no presagian realmente una vuelta a las fuentes de la Tradición. Muy recientemente, el Papa Francisco ha publicado su Motu Proprio Traditionis Custodes, con el que limita ampliamente la celebración de la misa según el rito tradicional. Uno no puede dejar de pensar que se busca impedirlo casi por completo. ¿Cómo ha recibido usted este documento?

Ya puede imaginar lo mucho que me ha afectado, me ha entristecido; sí, he llorado. No me esperaba esto. No veo cuales son las causas. Si yo fuera todavía un obispo en funciones con buena llegada al Santo Padre, le pediría que se informara más con las personas que esta medida afecta directamente. Hay tantas personas dolidas, no solo sacerdotes, sino también fieles, niños, jóvenes, familias, porque como he podido constatar, en torno a la Tradición tenemos familias numerosas. No sé si los asesores del Santo Padre se daban cuenta de lo que infligían a estas personas. ¿Qué les están haciendo? No, esto me entristece profundamente y pido de verdad a mis hermanos en el episcopado, especialmente a los cardenales, que reconsideren todo el asunto, lo que ha sucedido y que se dirijan al Santo Padre con las peticiones oportunas. Este es su deber, porque no se trata simplemente de una ley eclesiástica, de un decreto. Se trata del corazón de la fe. ¡El corazón de la fe! Y atacar así el corazón de la fe de los fieles, simplemente no es bueno. No puede traer nada bueno.

viernes, 15 de octubre de 2021

LO QUE FALTA A DIOS: NUESTRA NADA

Hermoso pensamiento del escritor y filósofo francés Gustave Thibon sobre las exigencias de Dios. En verdad Dios no nos exige mucho, solo busca llenar nuestro vacío.

«¿Por qué misterioso motivo, Dios, que no necesita de nada, exige al hombre que se lo entregue todo? La realidad es que cuando hablamos de las exigencias de Dios enfocamos las cosas al revés. Dios no nos exige nuestras riquezas, que no son más que miseria y podredumbre disfrazadas; lo que nos pide es renunciar a la pobreza con todas sus máscaras, y lo que aguarda es nuestra disposición para recibirlo todo. ‘El hombre hará entrega de todas las riquezas de su casa por el amor y le parecerá que no ha dado nada’. Es cierto que no ha dado nada, porque nada tiene; pero en otro sentido lo da todo, porque entrega al Ser lo único que le falta y que desea ardientemente: su nada» (Gustave Thibon, Una mirada ciega hacia la luz, Ed. Belacqua 2005, p.14)

sábado, 9 de octubre de 2021

«CONTRA TI SOLO PEQUÉ». UNA REFLEXIÓN DEL SANTO CARDENAL NEWMAN

Comparto una breve consideración de San John Henry Newman, cuya fiesta celebra hoy la Iglesia, sobre el pecado como perverso atrevimiento contra la santidad de Dios.

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He pecado solamente contra ti

«Dios mío, no me arriesgo a ofender a ningún superior terreno, tengo miedo pues sé que me meteré en problemas, pero sin embargo me arriesgo a ofenderte a ti. Sé, oh Señor, que según la grandeza de la persona ofendida, mayor es la ofensa. Y sin embargo no temo ofenderte, que es ofender al Dios infinito. Mi amado Señor, ¿cómo me sentiría, qué diría de mí, si golpeara a algún venerable superior de la tierra, si descargara un golpe sobre alguien tan venerable como un padre o un sacerdote, si fuera a golpearles en la cara? No puedo siquiera soportar el pensar en una cosa semejante. Y sin embargo, ¿qué es esto comparado con levantar mi mano contra ti? ¿Qué es el pecado sino esto? Pecar es insultarte del modo más grosero que se pueda concebir. Alma mía, en esto consiste la maldad del pecado: en levantar mi mano contra mi infinito Benefactor, contra mi Creador, Protector y Juez todopoderoso, contra Aquel en quien se concentra toda majestad y gloria, toda belleza, reverencia y santidad, contra el único y solo Dios». (John Henry Newman, Meditaciones y devociones, Ed. Agape Libros 2007,  p. 253).