Ayer, 7 de julio,
celebramos el sexto aniversario del Motu Proprio Summorum Pontificum, uno de los dones más grandes que el
pontificado de Benedicto XVI habrá dejado a la Iglesia. Los frutos de piedad,
unidad, sacralidad y amor al sacerdocio ya se dejan sentir en todo el orbe
católico; y es solo el inicio de un nuevo movimiento litúrgico al que todos
debemos sentirnos convocados. A modo de finos bombones ofrezco unas cuantas
citas para saborearlas por este feliz aniversario.
“El Pueblo de Dios
necesita ver, en los sacerdotes y en los diáconos, un comportamiento lleno de
reverencia y de dignidad, que sea capaz de ayudarle a penetrar las cosas
invisibles, incluso sin tantas palabras y explicaciones. En el Misal Romano,
denominado de San Pío V, como en diversas Liturgias orientales, se encuentran
oraciones muy hermosas, con las cuales el sacerdote expresa el más profundo
sentimiento de humildad y de reverencia delante de los santos misterios: ellas,
revelan la sustancia misma de cualquier Liturgia. (Beato Juan Pablo II,
septiembre-2001)
“No obstante, el Misal
Romano promulgado por San Pío V y nuevamente por el beato Juan XXIII debe
considerarse como expresión extraordinaria de la misma Lex orandi y gozar del
respeto debido por su uso venerable y antiguo… Por eso es lícito celebrar el
Sacrificio de la Misa según la edición típica del Misal Romano promulgado por
el beato Juan XXIII en 1962, que no se ha abrogado nunca, como forma
extraordinaria de la Liturgia de la Iglesia”. (Benedicto XVI, julio-2007)
“No hay ninguna
contradicción entre una y otra edición del Missale Romanum. En la historia de
la Liturgia hay crecimiento y progreso pero ninguna ruptura. Lo que para las
generaciones anteriores era sagrado, también para nosotros permanece sagrado y
grande y no puede ser improvisamente totalmente prohibido o incluso
perjudicial. Nos hace bien a todos conservar las riquezas que han crecido en la
fe y en la oración de la Iglesia y de darles el justo puesto. Obviamente para
vivir la plena comunión tampoco los sacerdotes de las Comunidades que siguen el
uso antiguo pueden, en principio, excluir la celebración según los libros
nuevos. En efecto, no sería coherente con el reconocimiento del valor y de la
santidad del nuevo rito la exclusión total del mismo”. (Benedicto XVI, julio-2007)
“El simbolismo Litúrgico
nos ayuda a elevarnos por encima de lo que es humano a lo que es divino. En
este sentido, es mi firme convicción de que el Vetus Ordo representa en gran
medida y de la manera más satisfactoria, que llaman mística y trascendente,
para el encuentro con Dios en la liturgia. Por lo tanto ha llegado el momento
para nosotros de, no sólo renovar la nueva liturgia a través de cambios
radicales, sino también de alentar más y más la vuelta del Vetus Ordo, como un
camino para una verdadera renovación de la Iglesia…” (Cardenal Malcolm
Ranjith, diciembre-2011)
“Hoy en el retomar
algunas veces el rito extraordinario, también yo he redescubierto la riqueza de
la antigua liturgia que el Papa quiere mantener viva, conservando aquella forma
centenaria de la tradición romana” (Cardenal Darío Castrillón, marzo- 2008)
“…el uso del misal
antiguo no está solo relacionado con un discutible amor por los formalismos y
el aspecto exterior de la celebración sino que restablece la comunión de cada
sacerdote con todos los cristianos en espacio y tiempo, poniéndolo en comunicación
con el pasado, con los santos y con los mártires” (Don Nicola Bux, abril-2009)
“No se trata de poner en
competencia el antiguo rito con la nueva Misa… Se trata de entender cómo la
restitución de la libertad al antiguo rito, levanta una nueva barrera para el
secularismo avanzante”. (Roberto de Mattei,
Septiembre-2008)
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