jueves, 29 de junio de 2017

LA PÚRPURA CARDENALICIA. UNA REFLEXIÓN DEL CARDENAL RATZINGER

«En un discurso al Colegio Cardenalicio en la Sala Clementina del Vaticano, el Papa nos ha dirigido palabras muy serias. Nos ha recordado que la vestidura roja de los cardenales es símbolo de la disposición al martirio. La Iglesia lo explica con la siguiente fórmula: quien la lleva debe estar dispuesto a responder de la fe usque ad effusionem sanguinis, hasta derramar su sangre. Nos ha recordado además al cardenal inglés John Fischer, que recibió la púrpura en la cárcel, en la que ingresó por oponerse al poder del rey en favor de la Iglesia universal, de la que consideraba como único representante al Papa, al obispo de Roma. Un mes después de haber sido nombrado cardenal hubo de reclinar su cabeza sobre el patíbulo. De este modo se ha tocado un segundo aspecto de este pontificado, que, en su primer mensaje al mundo en la Capilla Sixtina, el Santo Padre vertió en el lema fidelitas (fidelidad). De esta forma, a la confrontación superficial entre conservadurismo y progreso el Papa opuso algo distinto y completamente olvidado: la fidelidad, que es creadora conservando» (Joseph Card. Ratzinger, Cooperadores de la verdad, Madrid 1991, p. 251).

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