martes, 20 de junio de 2017

SACRA LITURGIA 2017. INTERVENCIÓN DEL CARDENAL BURKE

 El cardenal Burke oficiando con el rito antiguo en la capilla de Nuestra Señora 
de los Dolores (Brasilia) el pasado sábado 17 de junio.

Presento la traducción española del artículo de Lorenzo Bertocchi sobre la intervención del Cardenal Burke en el reciente Congreso Sacra Liturgia 2017, realizado en Milán.


Misa en la forma extraordinaria, una señal de continuidad
Lorenzo Bertocchi
06.09.2017

«La intervención del cardenal Raymond Leo Burke en el congreso Sacra Liturgia ha versado sobre el motu proprio Summorum Pontificum de Benedicto XVI tras diez años de su publicación, en julio de 2007. El documento, al que también está dedicado el dossier de la revista Il Timone del mes de junio, ha vuelto a expresar la plena ciudadanía de la Liturgia romana tradicional anterior a la reforma de 1970.

Ayer por la mañana el cardenal estadounidense ha abierto los trabajos de la tercera jornada del congreso que concluye hoy en el Duomo de Milán con las Vísperas solemnes en el rito ambrosiano. Refiriéndose al discurso del papa Ratzinger sobre el contraste entre las dos interpretaciones de las reformas suscitadas por el Vaticano II, Burke ha dicho que «la hermenéutica de la discontinuidad y de la ruptura niega la unidad orgánica de la Sagrada Liturgia, tal como se ha transmitido a lo largo de los siglos desde los tiempos Apostólicos. Esta forma de interpretar tiene su origen en un falso sentido de la Tradición, según el cual todo lo que ha sucedido después de la experiencia de la Iglesia primitiva es visto con recelo y como una corrupción de la pureza de la experiencia de la Iglesia en los primeros años de su vida. (...) La visión de la Iglesia primitiva por parte de la hermenéutica de la discontinuidad es ingenua y no toma en cuenta las dificultades que la Iglesia ha experimentado desde sus primeros días a causa de la infidelidad de algunos de sus miembros a la doctrina y la moral de Cristo transmitidos por el ministerio Apostólico».

Según Burke esta hermenéutica de la discontinuidad, que se caracteriza por un cierto «arqueologismo», no por casualidad «se concentró con particular vehemencia en el desmantelamiento de la Sagrada Liturgia, porque es en la vida litúrgica de la Iglesia donde se manifiesta de modo más claro y perfecto la inhabitación del Espíritu Santo, la presencia de Cristo en medio de nosotros, en todos los tiempos y lugares en los que se encuentran sus miembros. La Sagrada liturgia testimonia del modo más perfecto posible el orden que el Espíritu Santo, inhabitando la Iglesia y las almas de sus miembros, siempre refleja y promueve».

Benedicto XVI, durante el encuentro del 27 de junio de 2007 en el que se presentó a algunos obispos y cardenales la disciplina litúrgica del Motu Proprio, constataba que la forma extraordinaria del rito, esto es, la anterior a la reforma de 1970, no solo respondía al deseo de algunas personas mayores, sino también al de muchos jóvenes.

«En mi experiencia en varias partes de Europa y Estados Unidos, ha dicho el cardenal Burke, las asambleas, bien numerosas, que asisten a la celebración de la Misa según la Forma Extraordinaria del Rito Romano, están compuestas de muchas familias jóvenes e incluso muchos adolescentes y jóvenes adultos no casados. Hablando con ellos, se hace evidente que su atracción por el “Usus Antiquior” se basa en la articulada sacralidad de la Forma Extraordinaria. Muchos de estos jóvenes han experimentado el vacío y la condición incluso nociva de la cultura contemporánea en que viven, dicho con palabras del Papa San Juan Pablo II, “como si Dios no existiera”. Esta nueva generación, profundamente decepcionada por la cultura secular y atea, ahora busca la manifestación evidente de la presencia de Dios. No desean una forma de la Sagrada Liturgia que esté contaminada por elementos de una cultura que ellos mismos han experimentado como nociva».

Interesante también la importancia que Burke ha dado al hecho de que la forma extraordinaria no significa algo «anormal» o «raro». Por el contrario, la celebración de la forma extraordinaria, que también se llama con justa razón «Usus Antiquior», es normativa en el sentido de que se trata de un uso normal de la Sagrada Liturgia en el Rito romano.

Para muchos, la «la misa en latín» sigue siendo una concesión a ciertos grupos;  el cardenal dice, por el contrario, que el Usus antiquior debe ser «visto cada vez más como una riqueza común de la vida litúrgica de la Iglesia». «Algunos, ha dicho, siguen pensando que el Usus Antiquior es un interés de algunos miembros de la iglesia pero no un interés general de todos en la Iglesia. Por ejemplo, no existe un esfuerzo por dar una catequesis integral sobre la Liturgia, que incluya el aprecio por la forma más antigua del rito romano. (...) Ciertamente, la formación de los seminaristas debe incluir la instrucción en la Forma Extraordinaria del rito romano junto a la teología que está implícita o la sustenta, y también la preparación para celebrar la Santa Misa según la Forma Extraordinaria.


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