El cardenal Burke oficiando con el rito antiguo en
la capilla de Nuestra Señora
de los Dolores (Brasilia) el pasado sábado 17 de
junio.
Presento
la traducción española del artículo de Lorenzo Bertocchi sobre la intervención
del Cardenal Burke en el reciente Congreso Sacra Liturgia 2017, realizado en
Milán.
Fuente: La Nuova Bussola Quotidiana
Misa en la forma
extraordinaria, una señal de continuidad
Lorenzo
Bertocchi
06.09.2017
«La
intervención del cardenal Raymond Leo Burke en el congreso Sacra Liturgia ha
versado sobre el motu proprio Summorum
Pontificum de Benedicto XVI tras diez años de su publicación, en julio de
2007. El documento, al que también está dedicado el dossier de la revista Il Timone del mes de junio, ha vuelto a
expresar la plena ciudadanía de la Liturgia romana tradicional anterior a la
reforma de 1970.
Ayer
por la mañana el cardenal estadounidense ha abierto los trabajos de la tercera
jornada del congreso que concluye hoy en el Duomo
de Milán con las Vísperas solemnes en el rito ambrosiano. Refiriéndose al
discurso del papa Ratzinger sobre el contraste entre las dos interpretaciones
de las reformas suscitadas por el Vaticano II, Burke ha dicho que «la
hermenéutica de la discontinuidad y de la ruptura niega la unidad orgánica de
la Sagrada Liturgia, tal como se ha transmitido a lo largo de los siglos desde
los tiempos Apostólicos. Esta forma de interpretar tiene su origen en un falso
sentido de la Tradición, según el cual todo lo que ha sucedido después de la
experiencia de la Iglesia primitiva es visto con recelo y como una corrupción
de la pureza de la experiencia de la Iglesia en los primeros años de su vida.
(...) La visión de la Iglesia primitiva por parte de la hermenéutica de la
discontinuidad es ingenua y no toma en cuenta las dificultades que la Iglesia
ha experimentado desde sus primeros días a causa de la infidelidad de algunos
de sus miembros a la doctrina y la moral de Cristo transmitidos por el
ministerio Apostólico».
Según
Burke esta hermenéutica de la discontinuidad, que se caracteriza por un cierto
«arqueologismo», no por casualidad «se concentró con particular vehemencia en
el desmantelamiento de la Sagrada Liturgia, porque es en la vida litúrgica de
la Iglesia donde se manifiesta de modo más claro y perfecto la inhabitación del
Espíritu Santo, la presencia de Cristo en medio de nosotros, en todos los
tiempos y lugares en los que se encuentran sus miembros. La Sagrada liturgia
testimonia del modo más perfecto posible el orden que el Espíritu Santo,
inhabitando la Iglesia y las almas de sus miembros, siempre refleja y
promueve».
Benedicto
XVI, durante el encuentro del 27 de junio de 2007 en el que se presentó a
algunos obispos y cardenales la disciplina litúrgica del Motu Proprio,
constataba que la forma extraordinaria del rito, esto es, la anterior a la
reforma de 1970, no solo respondía al deseo de algunas personas mayores, sino
también al de muchos jóvenes.
«En
mi experiencia en varias partes de Europa y Estados Unidos, ha dicho el
cardenal Burke, las asambleas, bien numerosas, que asisten a la celebración de
la Misa según la Forma Extraordinaria del Rito Romano, están compuestas de
muchas familias jóvenes e incluso muchos adolescentes y jóvenes adultos no
casados. Hablando con ellos, se hace evidente que su atracción por el “Usus
Antiquior” se basa en la articulada sacralidad de la Forma Extraordinaria.
Muchos de estos jóvenes han experimentado el vacío y la condición incluso
nociva de la cultura contemporánea en que viven, dicho con palabras del Papa
San Juan Pablo II, “como si Dios no existiera”. Esta nueva generación,
profundamente decepcionada por la cultura secular y atea, ahora busca la
manifestación evidente de la presencia de Dios. No desean una forma de la
Sagrada Liturgia que esté contaminada por elementos de una cultura que ellos
mismos han experimentado como nociva».
Interesante
también la importancia que Burke ha dado al hecho de que la forma
extraordinaria no significa algo «anormal» o «raro». Por el contrario, la
celebración de la forma extraordinaria, que también se llama con justa razón «Usus Antiquior», es normativa en el
sentido de que se trata de un uso normal de la Sagrada Liturgia en el Rito
romano.
Para
muchos, la «la misa en latín» sigue siendo una concesión a ciertos grupos; el cardenal dice, por el contrario, que el Usus antiquior debe ser «visto cada vez
más como una riqueza común de la vida litúrgica de la Iglesia». «Algunos, ha
dicho, siguen pensando que el Usus
Antiquior es un interés de algunos miembros de la iglesia pero no un
interés general de todos en la Iglesia. Por ejemplo, no existe un esfuerzo por dar
una catequesis integral sobre la Liturgia, que incluya el aprecio por la forma
más antigua del rito romano. (...) Ciertamente, la formación de los
seminaristas debe incluir la instrucción en la Forma Extraordinaria del rito
romano junto a la teología que está implícita o la sustenta, y también la
preparación para celebrar la Santa Misa según la Forma Extraordinaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario