miércoles, 9 de diciembre de 2020

RORATE CÆLI, EL HIMNO DEL ADVIENTO

La letra y la melodía gregoriana del himno de Adviento Rorate Caeli hieren las fibras más profundas del corazón humano. Sentimientos de angustia y dolor por la desolación que ha causado el pecado y la infidelidad a Dios; reconocimiento humilde de la maldad y vaciedad que nos envuelve; súplica sentida y urgente para que no se dilate más la venida del Cordero que regirá la tierra. Finalmente, la consoladora respuesta del Señor: pueblo mío, yo soy tu Dios y tu Redentor, pronto verás la salvación. Humildad, contrición, esperanza, sed de Dios, rondan este himno sublime que nos invita a levantar los ojos en una ansiosa espera del Justo, Jesucristo Señor Nuestro, el único capaz de cancelar nuestra iniquidad.


Derramad, oh cielos, el rocío de lo alto, y las nubes lluevan al Justo

1. No te enojes, Señor, no te acuerdes más de nuestra maldad: he aquí que la ciudad del Santo está desierta; Sión ha quedado arrasada, Jerusalén ha sido desolada; la casa de tu santidad y de tu gloria, donde te alabaron nuestros Padres.

2. Hemos pecado y nos hemos vuelto inmundos. Todos hemos caído como una hoja y nuestras iniquidades nos han arrastrado como el viento. Escondiste tu faz de nosotros y nos abandonaste al poder de nuestra iniquidad.

3. Mira, Señor, la aflicción de tu pueblo, y envía al que has prometido; envía al Cordero que rige la tierra, desde el desierto de piedra hasta el monte de la hija de Sión, para que Él nos quite el yugo de nuestro cautiverio.

4. Consolaos, consolaos, pueblo mío; pronto vendrá tu salvación. ¿Por qué te consumes de tristeza? ¿Por qué se renueva tu dolor? Te salvaré, no temas: Yo soy el Señor tu Dios, el Santo de Israel, tu Redentor.

 

 

 

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