Acto de contrición
(Tomado del Decenario al Espíritu Santo
de Francisca Javiera del Valle)
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Santo y Divino Espíritu!, bondad suma y caridad ardiente; que desde toda la
eternidad deseabas anhelantemente el que existieran seres a quienes Tú pudieras
comunicar tus felicidades y hermosuras, tus riquezas y tus glorias.
Ya
lograste con el poder infinito que como Dios tienes, el criar estos seres para Ti
tan deseados.
¿Y
cómo te han correspondido estas tus criaturas, a quienes tu infinita bondad tanto
quiso engrandecer, ensalzar y enriquecer?
¡Oh
único bien mío! Cuando por un momento abro mis oídos a escuchar a los mortales,
al punto vuelvo a cerrarlos, para no oír los clamores que contra Ti lanzan tus
criaturas: es un desahogo infernal que Satanás tiene contra Ti, y no es causa
por lograr el que los hombres Te odien y blasfemen, y dejen de alabarte y bendecirte,
para con ello impedir el que se logre el fin para que fuimos criados.
¡Oh
bondad infinita!, que no nos necesitáis para nada porque en Ti lo tienes todo:
Tú eres la fuente y el manantial de toda dicha y ventura, de toda felicidad y
grandeza, de toda riqueza y hermosura, de todo poder y gloria; y nosotros, tus
criaturas, no somos ni podemos ser más de lo que Tú has querido hacernos; ni
podemos tener más de lo que Tú quieras darnos.
Tú
eres, por esencia, la suma grandeza, y nosotros, pobres criaturas, tenemos por
esencia la misma nada.
Si
Tú, Dios nuestro, nos dejaras, al punto moriríamos, porque no podemos tener vida
sino en Ti.
¡Oh
grandeza suma!, y que siendo quien eres ¡nos ames tanto como nos amas y que
seas correspondido con tanta ingratitud!
¡Oh
quien me diera que de pena, de sentimiento y de dolor se me partiera el corazón
en mil pedazos! ¡O que de un encendido amor que Te tuviera, exhalara mi corazón
el último suspiro para que el amor que Te tuviera fuera la única causa de mi
muerte!
Dame,
Señor, este amor, que deseo tener y no tengo. Os le pido por quien sois, Dios
infinito en bondades.
Dame
también tu gracia y tu luz divina para con ella conocerte a Ti y conocerme a mí
y conociéndome Te sirva y Te ame hasta el último instante de mi vida y continúe
después amándote por los siglos sin fin. Amén.
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