«En
este ‘encuentro cara a cara’ con Dios, que es la liturgia, nuestro
corazón debe estar puro de toda enemistad, lo que presupone que cada persona
sea respetada con su propia sensibilidad. Esto significa concretamente que, si
bien debe afirmarse que el Concilio Vaticano II nunca pidió hacer tabla rasa
del pasado y por lo tanto abandonar el Misal llamado de San Pío V, que produjo
tantos santos, por mencionar solo tres sacerdotes tan admirables como San Juan M.
Vianney, el Cura de Ars, San Pío de Pietrelcina (Padre Pío) y San Josemaría
Escrivá de Balaguer, al mismo tiempo es esencial promover la renovación
litúrgica pretendida por ese mismo Concilio, por lo que los libros litúrgicos
se actualizaron siguiendo la Constitución Sacrosanctum Concilium, en particular
el Misal conocido como misal del Beato Papa Pablo VI». (Cardenal Robert Sarah,
Mensaje-Conferencia al Coloquio “Fuente del Futuro”, con motivo del 10°
aniversario de la publicación del motu proprio
Summorum Pontificum del Papa
Benedicto XVI)
Texto completo del mensaje traducido al inglés: catholicworldreport.com
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