«Et incarnatus est de Spiritu Sancto ex Maria Virgine, et
homo factus est»;
tal como lo mandan las rúbricas para la fiesta de la Anunciación, el Papa
Francisco se arrodilló, con notable esfuerzo de su parte, mientras se cantaba
este artículo del Credo durante la misa en el parque de Monza, en Milán. Recogido
y reverente, como quien desea abrazar a Cristo simbolizado en el altar, el Santo Padre permaneció en oración. Nunca su
figura me ha parecido tan grande y majestuosa.
Esta imágen me llena de esperanza. Ha sido por moción divina -Dexterae Excelsi- por lo que el Papa Francisco ha hecho genuflexión. El Papa tiene fe. Aunque sea in extremis Dios obrará el milagro. La Palabra de Cristo no puede fallar.
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