Mientras
las rúbricas de la forma ordinaria mandan incensar en silencio la oblata, la
forma extraordinaria pone en labios del sacerdote esta hermosa invocación:
ascéndat
ad te, Dómine:
et
descéndat super nos misericórdia tua.
Suba
hacia Ti, Señor,
este
incienso que has bendecido;
y
descienda sobre nosotros tu misericordia.
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