«María
pertenecía a la parte del pueblo de Israel que en el tiempo de Jesús esperaba
con todo su corazón la venida del Salvador, y gracias a las palabras y a los
gestos que nos narra el Evangelio podemos ver cómo ella vivía realmente según
las palabras de los profetas. Esperaba con gran ilusión la venida del Señor,
pero no podía imaginar cómo se realizaría esa venida. Quizá esperaba una venida
en la gloria. Por eso, fue tan sorprendente para ella el momento en el que el
arcángel Gabriel entró en su casa y le dijo que el Señor, el Salvador, quería
encarnarse en ella, de ella, quería realizar su venida a través de ella.
Podemos imaginar la conmoción de la Virgen. María, con un gran acto de fe y de
obediencia, dijo “sí”: “He aquí la esclava del Señor”. Así se convirtió en “morada”
del Señor, en verdadero “templo” en el mundo y en “puerta” por la que el Señor
entró en la tierra. (Benedicto XVI, Homilía 26-XI-2005)
Fuente: vatican.va
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