sábado, 28 de enero de 2017

SANTO TOMÁS DE AQUINO, LUZ DE LA IGLESIA

Santo Tomás de Aquino, escuela cusqueña (s. XVIII). Museo de Arte de Lima

Inter sanctorum agmina quasi stella matutinam, como lucero de la mañana entre las filas de los bienaventurados. Con estas palabras honraba el Papa Juan XXII a Santo Tomás de Aquino en la Bula de canonización del santo doctor, el 18 de julio de 1323. Siempre el magisterio de los Romanos Pontífices ha relacionado la figura y el pensamiento de Santo Tomás con la luz. «Luz de la Iglesia y del mundo entero, así es aclamado con razón Santo Tomás de Aquino», señalaba Pablo VI en la carta Lumen Ecclesiæ dirigida al Maestro General de la Orden de Predicadores al término de las celebraciones del VII centenario de su muerte (20-XI-1974). San Pío V en su Bula Mirabilis Deus por la que nombra solemnemente a Santo Tomás Doctor de la Iglesia universal (1567), llámale clarissimum Ecclessiæ lumen, luz resplandeciente de la Iglesia. Y los elogios podrían multiplicarse indefinidamente.
Hoy la Iglesia necesita más que nunca, a modo de brújula, la luz imperecedera del pensamiento del Doctor Angélico. En una época marcada por el relativismo y exacerbada por la exaltación de la conciencia subjetiva como norma suprema de conducta, el realismo gnoseológico y ontológico del tomismo se presenta como el camino más expedito para volver al ser y a la verdad. «Por eso se ha podido definir el pensamiento de santo Tomás –escribía el Beato Pablo VI en la carta arriba señalada– como la filosofía del ser, considerado tanto en su valor universal como en sus condiciones existenciales; igualmente es sabido que a partir de esta filosofía el Aquinate se remonta a la teología de Ser divino, cual subsiste en sí mismo y cual se revela en su palabra y en los eventos de la economía de la salvación, especialmente en el misterio de la Encarnación.
Nuestro predecesor Pío XI alabó este realismo ontológico y gnoseológico, en un discurso pronunciado a los jóvenes universitarios, con estas significativas palabras: En el Tomismo se encuentra, por así decir, una especie de Evangelio natural, un cimiento incomparablemente firme para todas las construcciones científicas, porque el Tomismo se caracteriza ante todo por su objetividad; las suyas no son construcciónnes o elevaciones del espíritu puramente abstractas, sino construcciones que siguen el impulso real de las cosas… Nunca decaerá el valor de la doctrina tomista, pues para ello tendría que decaer el valor de las cosas’» (Beato Pablo VI, Carta Lumen Ecclesiæ, n° 15)

1 comentario:

  1. SANTO TOMÁS DE AQUINO
    "Lienzo votivo"

    Nuestro tiempo, tan racional y relativista,
    donde dominan los sentimentalismos subjetivos,
    tiene necesidad de su luminosa enseñanza imperecedera,
    que armonizó con excelencia la fe y la razón

    La magnífica pintura que se publica en este blog tiene elementos muy significativos. Gracias por darla a conocer.

    El cuadro de la escuela cuzqueña que se muestra arriba y que se exhibe en el Museo de Arte de Lima presenta al Doctor Angèlico con alas de ángel y de su pluma brotan rayos de sabiduría que destruyen a la serpiente de siete cabezas que ataca al conocimiento verdadero (simbolizado en el unicornio)

    En su mano sostiene a la Iglesia y una Custodia (porque, al decir de San Juan Pablo II “la Iglesia vive de la Eucaristìa”)

    Este cuadro fue encargado a artistas cusqueños en un momento crítico de la Universidad del Cusco, cuya existencia peligraba por las presiones del Obispo del Cusco Manuel de Mollinedo y Angulo. Es un “lienzo votivo”, destinado a solicitar la protección del santo patrono de la institución

    Santo Tomás de Aquino aparece triunfante, aplastando a la Hidra de herejía. En el fondo, los dos jardines dispuestos simétricamente simbolizan la universidad. Las cintas de oro y las inscripciones reflejan la ortodoxia tomista profesada por esta institución. A la derecha se obsevan a San Pedro y San Pablo y, arriba de ellos, a la Inmaculada.

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