jueves, 26 de enero de 2017

LA FUERZA DE UNA CONVERSIÓN

Vicente Carducho (Florencia, 1576 – Madrid, 1638)
Detalles de la pintura aquí

"En esta sola conversión se manifiesta con todo su esplendor la grandeza de la misericordia de Dios y la eficacia de su gracia"

«C
on razón, Carísimos, celebra hoy con festivos gozos la universalidad de las gentes la conversión del Doctor de las gentes: pues sabemos que de tan dichosa raíz ha salido tan abundante copia de ramos. Pablo convertido fue hecho para todo el mundo el instrumento de su conversión. No solo en otro tiempo cuando aún vivía en carne mortal, aunque no conduciéndose ya según las leyes de  la carne, convirtió muchos a Dios en el oficio de su predicación, sino que ahora también, viviendo ya más felizmente en Dios y con Dios, no cesa de convertir a los hombres con el ejemplo de su vida, con la oración y con sus enseñanzas. Por eso se hace solemne memoria de su conversión, porque es utilísima para los que la tienen presente. En esta memoria concibe el pecador esperanza del perdón, para moverse a penitencia; y el que hace ya penitencia halla en ella el modelo de una conversión perfecta. ¿Quién perderá la esperanza en adelante, por grandes que hayan sido sus extravíos, cuando oye que Saulo respirando todavía amenazas y muertes contra los discípulos del Señor, fue convertido súbitamente en vaso de elección? ¿Quién dirá, oprimido del peso de su iniquidad, ya no pudo levantarme a mejorar mis costumbres, cuando considere que en el mismo camino en que, sediento de la sangre de los cristianos, respiraba de todo su pecho cruel ponzoña, es trocado en predicador fidelísimo un perseguidor cruelísimo? En esta sola conversión se manifiesta con todo su esplendor la grandeza de la misericordia de Dios y la eficacia de su gracia» (San Bernardo, Sermón en la conversión de San Pablo, Sermón I, n°1).


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