A la amorosa manifestación (epifanía) del Niño Dios a los pueblos todos del mundo, representados en los Magos de Oriente, éstos corresponden por medio de una fe grande. Fe que se muestra en la perseverancia de no parar hasta encontrar al Rey revelado por la estrella, en la soberana y humilde adoración que le prestan al encontrarlo, y en la espléndida generosidad de los dones que le ofrecen. Buscar, adorar, regalar: he ahí la respuesta de los reyes al Amor del Rey.
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