jueves, 17 de abril de 2025

JUEVES SANTO. PIADOSA REFLEXIÓN DE SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO

Jesucristo. Detalle de la última cena 
de Leonardo da Vinci

«Mientras estaban cenando tomó Jesús el pan y lo bendijo y partió y dióselo a sus discípulos diciendo: Tomad y comed; éste es mi cuerpo (Mt 26, 26). Después del lavatorio de los pies, acto de tan grande humildad, que Jesucristo recomendó a sus discípulos, volvió a tomar sus vestidos, y, sentándose de nuevo a la mesa, quiso dar a los hombres la última prueba de amor de su corazón: fue la institución del Santísimo Sacramento del altar. Tomó el pan, lo consagró y, partiéndolo entre sus discípulos, les dijo: Tomad y comed, éste es mi cuerpo. Luego les recomendó que cada vez que comieran aquel pan se acordasen de la muerte que iba a padecer por su amor, recomendación que interpreta San Pablo diciendo: Tosas las veces que comiereis este pan y bebiereis este cáliz, anunciaréis la muerte del Señor (I Cor 11, 26). Obró entonces Jesucristo como obraría un príncipe que está para morir y ama entrañablemente a su esposa; entre sus joyas escogería la de más subido precio, llamaría a la esposa y le diría: voy a morir, amada mía, y para que no te olvides de mí te dejo por recuerdo esta alhaja; cuando la mires, acuérdate de mí y del amor que te he tenido». (San Alfonso M. de Ligorio, Meditaciones sobre la Pasión de Jesucristo, Madrid 1977, p. 135). 


 

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