sábado, 15 de julio de 2017

SAN BUENAVENTURA, RENDIDO POR LA CIENCIA DE LA CRUZ

Hacia el final de su opúsculo espiritual La vida mística o tratado de la pasión del Señor, San Buenaventura pone en labios de Cristo, como resumen de lo que nos ha querido enseñar con su pasión y cruz, esta conmovedora súplica: «Premia mi Encarnación y Pasión, entregándote todo a mí. Por ti me encarné, por ti padecí. Yo me di a ti; date tú a mí». Luego cierra su escrito con esta oración humilde y encendida:

«¡Oh dulcísimo buen Jesús! Padre de las lumbres de quien procede toda dádiva buena y doto don perfecto (Sant 1, 7), mira con ojos de misericordia a los que humildes te confesamos, a nosotros que verdaderamente sabemos que nada podemos hacer sin Ti; Tú, que te diste en precio de nuestro rescate, haz que, aunque menos dignos de tanto precio, nos rindamos a tu gracia íntegramente, perfectamente y en todo; y así conformados a la imagen de tu pasión, recobremos también aquella que perdimos pecando, la imagen de tu divinidad. Por nuestro Señor. Amén». (San Buenaventura, en Diez opúsculos místicos, Buenos Aires 1947, p. 347)

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