Misa de Requiem (Forma
Extraordinaria)
En
su reciente libro Le soir approche et
déjà le jour baisse (Se hace tarde y el día ya declina), el Cardenal Robert
Sarah nos ofrece una lúcida reflexión, inspirada en Guardini, sobre el altar
como lugar sagrado por excelencia. La conciencia de lo que el altar representa debe
mover al sacerdote a la reverencia y a la adoración. Al igual que Moisés frente
a la zarza ardiente, en el altar también el sacerdote es llamado a descalzarse,
a despojarse de toda actitud profana o mundana para estar santamente
ante Dios.
* * *
«En
Roma, sobre la puerta de la iglesia de Santa María in Campitelli, una inscripción nos recuerda con qué disposición de
alma debemos entrar en un lugar sagrado. Se pueden ver allí, en letras negras
sobre un fondo dorado, estas palabras del salmista: «Introibo in domum tuam Domine. Adorabo in templum sanctum tuum in
timore tuo». Entraré en tu casa, Señor. En tu templo sagrado, te adoraré
con temor. Creo que todos deberíamos recordar estas palabras al entrar en una
iglesia. Los sacerdotes deberían llevarlas de modo particular en su corazón
cuando suben al altar. Deben recordar que, en el altar, ellos están cara a
Dios. En la misa, el sacerdote no es un profesor que imparte una lección
sirviéndose del altar como de una tribuna donde el centro sería el micrófono y
no la Cruz. El altar es el umbral sagrado por excelencia, el lugar del cara a
cara con Dios» (Cardenal R. Sarah, Le
soir approche et déjà le jour baisse, Fayard 2019, p. 54).
Sacratísimo! "Terrible es este lugar"...
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