Rostro de Cristo. Detalle de un Ecce Homo de Murillo
Foto:sevilla.abc.es
Recojo
una breve consideración del Cardenal Newman sobre el semblante del
Señor como único bien capaz de colmar los anhelos del corazón humano. Hay en ella cierta reminiscencia
de aquel luminoso y esperanzador versículo del salmo: «Y al despertar me saciaré de tu semblante» (Sal 16, 15).
«Mi Señor, no conozco aquí abajo nada que dure, nada que
satisfaga. Los placeres llegan y se van; apago mi sed y estoy sediento otra
vez. Pero los santos en el cielo tienen siempre su mirada fija en ti, y beben
en la eterna bendición de tu amado, benévolo, sumamente tremendo y glorioso
semblante» (Beato John H. Newman).
No hay comentarios:
Publicar un comentario