Johannes Vermeer. Cristo
en casa de Marta y María
Foto: wikipedia.org
Extracto de un sermón de San Agustín sobre Marta y María (Lc
10, 38-42). El santo Doctor ve representada en estas santas
mujeres dos tipos de vida: la presente y la futura. Vivamos santamente la vida laboriosa de Marta para alcanzar en plenitud la vida dichosa y holgada de María. Es la hermosa invitación que late en sus palabras.
«P
|
or
tanto, amadísimos, veis y —así me parece— comprendéis ya lo simbolizado en
estas dos mujeres, ambas gratas al Señor, ambas dignas de su amor, ambas
discípulas suyas; lo veis y los que lo comprendéis advertís que se trata de
algo grandioso que debéis oír y conocer: en estas dos mujeres están figuradas
dos vidas, la presente y la futura; una laboriosa y otra descansada; una
calamitosa y otra dichosa; una temporal y otra eterna. Dos son las vidas que os
he descrito con la brevedad que he podido: ahora vosotros reflexionad sin
prisas sobre ellas. En cuanto os sea posible, examinad lo que tiene esta vida
—no hablo de una vida mala, depravada, criminal, derrochadora, impía, sino de
una trabajosa, llena de sinsabores, castigada por temores, agitada por tentaciones;
me refiero a esa vida de inocencia que llevaba Marta—, y, como he dicho,
reflexionad sobre ella más detenidamente. Una vida depravada estaba lejos de
aquella casa; no se hallaba ni en Marta ni en María y, si alguna vez existió,
se ahuyentó con la llegada del Señor. En la casa que había acogido al Señor
quedaron, pues, dos vidas representadas en las dos mujeres: ambas inocentes,
ambas dignas de alabanza; una trabajosa, otra holgada, ninguna dañina, ninguna
perezosa. Repito: ambas inocentes, ambas dignas de encomio; sin embargo, como
indiqué, una trabajosa y otra holgada. Ninguna dañina —de lo que ha de
guardarse la trabajosa—, ninguna perezosa —de lo que ha de precaverse la
holgada—. Por tanto, en aquella casa coexistían estas dos vidas y la fuente misma
de la vida (Sal 35, 10.) Marta era
imagen de las realidades presentes; María de las futuras (Cf Hb 10, 1.) Lo que hacía Marta: ahí
estamos nosotros; lo que hacía María: eso esperamos. Hagamos bien ahora lo
primero, para conseguir en plenitud lo segundo» (San Agustín, Sermón 104, 4).
Fuente: www.augustinus.it
No hay comentarios:
Publicar un comentario