jueves, 21 de junio de 2018

EL LUGAR DEL ARREPENTIMIENTO


«El que se confiesa fuera del confesionario se propone sólo eludir el arrepentimiento» escribió Nicolás Gómez Dávila. En efecto, el hombre moderno frecuenta poco el confesonario porque busca más la absolución del mundo que el perdón de Dios. Llama la atención con qué facilidad se confiesan culpas y miserias frente a cámaras y micrófonos y qué poco se oye decir en público: «he rogado a Dios que me perdone». Esto último proporcionaría más paz y garantizaría mejor la autenticidad del dolor que se declara. A fin de cuentas, como dice Josef Pieper, quien no percibe en el mal su componente radical de aversión a Dios, «no puede sino considerar el pecado como algo inocuo en el fondo» (El concepto de pecado, Herder 1979, p. 71).

No hay comentarios:

Publicar un comentario