viernes, 4 de noviembre de 2016

CUANDO LOS ROSTROS HABLAN MEJOR QUE LOS HECHOS

Hay circunstancias en que las caras se tornan especialmente significativas y elocuentes. Es el caso de esta instantánea que recoge un momento del reciente encuentro ecuménico entre el Papa y las autoridades luteranas realizado en Lund, Suecia. Esos rostros parecen reflejar más tedio que contento; más cansancio que relajo, más pena que alegría, más razones de condolencia que de celebración. Puede que se trate simplemente de una fotografía poco agraciada o fotogénica. Sin embargo soy un convencido que al silencioso lenguaje de la fotografía nunca se le escapa ese aire artificioso y poco natural que suele respirarse en los encuentros ecuménicos, volviéndolos por lo general estériles para el fin que se proponen. Es probable que el ecumenismo, tal como como se ha llevado a cabo en estas últimas décadas, no haya obtenido ni un solo prosélito a la Iglesia Católica. En todo caso no hay motivo para abandonar la esperanza de que Dios pueda servirse de nuestras comedias para cosechar frutos de conversión.

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