domingo, 31 de marzo de 2013

TRIUNFALISMO CRISTIANO. Y FELICES PASCUAS


Un alma piadosa reflexionaba hace años sobre el triunfo de la resurrección de Cristo en esta forma: ¿dónde están los soldados que había puesto la autoridad? ¿Dónde están los sellos, que habían colocado sobre la piedra del sepulcro? ¿Dónde están los que crucificaron a Jesús? Y concluía: hoy es la gran huida de todos los miserables. Jesucristo no pierde batallas. Y permitan a este búho continuar un poco más: en efecto, ¿dónde está el infame de Caifás y su pobre Sanedrín? ¿Quizás buscando costureras para zurcir el velo del templo rajado de arriba a abajo por la fuerza del Crucificado? No pierdan ya más el tiempo porque allí ya no hay nada digno de velar; dentro de 40 años aquel lugar no será más que un miserable pastizal donde retozan las piaras y ganados que alimentan las tropas de Tito. ¿Siguen buscando guardias para que difundan la más absurda de las mentiras: mientras dormíamos profundamente vimos cómo sus discípulos se llevaron el cuerpo de su maestro? Les aconsejo, en efecto, que busquen soldados, pero para custodiar sus palacios suntuosos, porque Barrabás, sí, el mismísimo por cuya libertad ustedes clamaron, anda ahora reorganizando su guerrilla y necesita urgentemente dinero y sabe dónde puede encontrarlo. Y tú, Pilatos, ¿dónde estás? No quisiste comprometerte con la defensa de la Verdad y te convertiste en el prototipo de los títeres de la humanidad. Adiós, queridos benefactores enemigos de Cristo, habéis hecho el más grande de los papelones de la historia universal. Nos vamos con el Resucitado a difundir su Verdad por todo el mundo. El ya no está al alcance de ustedes ni de ninguno de los matones cobardes que lo ultrajaron; ya solo vive para los que le buscan y aman con sinceridad. Sigan persiguiéndolo, si quieren, aunque vuestra derrota será siempre total y  nuestro triunfo siempre perpetuo. Y si alguien está con tiempo vaya por favor a descolgar a Judas porque iam foetet; y qué hedor.

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