Mons. Strickland celebra su
primera Misa Tradicional
Fuente y fotografías: www.ncregister.com
A
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unque
el hecho ha tenido amplia difusión, quiero agradecer muy sinceramente a Mons.
Joseph Strickland, obispo de Tyler, Texas, el público testimonio de su itinerario
hacia el encuentro con la Misa tradicional. En una chispeante entrevista
concedida al National Catholic Register, Mons. Strickland nos cuenta lo
que ha significado en su vida la experiencia de celebrar por primera vez la santa
Misa según la forma extraordinaria del Rito Romano, después de 35 años de
ministerio sacerdotal, 8 de ellos como obispo.
Nada
de nostalgias ni de apego a formalidades; él mismo reconoce que en sus años
de formación en el seminario nunca oyó hablar de la liturgia antigua:
simplemente había desaparecido del escenario. Tampoco guarda recuerdos de la
misa en latín cuando pequeño. Por su manera de ser se siente más inclinado a lo
sencillo que a lo formal o complicado. Pero hay algo en sus palabras que considero interesante
y digno de señalar. A la pregunta de si fue entonces la adoración hacia la
Eucaristía lo que le atrajo a la forma extraordinaria de la Misa, responde sin vacilación:
«Absolutamente. Orar ante Cristo en el Santísimo Sacramento me
atrajo a este rito. Creo que mi vida espiritual se ha incrementado desde que me
convertí en obispo y especialmente porque he centrado mi atención en nuestro
Señor Eucarístico».
Guiado
por este amor a Jesús sacramentado, Mons. Strickland propuso para su diócesis un «Año de la Eucaristía», y que se diera a la fiesta del
Corpus Christi un especial realce mediante procesiones eucarísticas. Es en medio de esta atmósfera de piedad eucarística donde va tomando fuerza su deseo de aprender el viejo rito: «Quería
hacer algo para honrar a Jesucristo. Seguí pensando en tratar de aprender la
Misa antigua en latín para la fiesta tradicional del Corpus Christi. Me decía a
mí mismo: ¡Puedo hacer esto!». Sabe que le supondrá trabajo, que le exigirá
dedicación y tiempo, «sin
embargo lo veo y lo deseo por Él. Es tan claro que en esta liturgia no se trata
de nosotros, se trata completamente de Él. Quiero honrarlo».
Su
esfuerzo se verá ampliamente recompensado cuando celebre por primera vez, en la Solemnidad del Corpus Christi, la santa Misa según la forma extraordinaria. Lo
invade entonces una sensación de asombro; ciertamente es la melodía de toda
misa, «pero ahora estás atrapado por el esplendor de la orquesta completa.
No hay nada más que asombro. Solo la belleza del corporal y la forma en que se
trata la Hostia y el Cáliz... además tengo que añadir (larga y
emotiva pausa) que apenas pude decir las palabras de la consagración porque
me llené de emoción; ¡tan profundamente conmovido me encontraba! Gracias a Dios
en este rito solo debemos susurrarlas, porque no estoy seguro de haber sido
capaz de hablar por encima de ese susurro. Era la primera vez en mi vida que decía
esas palabras en latín, y apenas podía pronunciarlas. Es algo indescriptible,
de verdad».
Consciente
de que nadie sobra en una iglesia particular, Mons. Strickland aprovecha la
ocasión para hacer un llamado a la unidad, a evitar divisiones y tensiones entre
los fieles adeptos a una u otra forma del rito romano. También el Novus Ordo
puede y debe celebrarse con suma reverencia. Finalmente concluye: «Después
de lo que he experimentado, como obispo, no puedo dejar de alentar a todos a
encontrar a Jesús con asombro, dentro de la belleza de la forma extraordinaria
de la Misa». Agradezco una vez más este encomiable ejemplo de piedad,
humildad y celo pastoral que nos ofrece el obispo de Tyler.
Ojalá sirva como estímulo para que muchos otros pastores, dejando de lado posibles
prejuicios e incomprensiones, se allanen a ofrecer a sus fieles la maravillosa riqueza
de esta forma de nuestro Rito Romano.
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