En días recientes un
pequeño grupo de fieles peregrinó al Convento de los Jacobinos de Toulouse para
orar junto al sepulcro de Santo Tomás de Aquino. En el altar que contiene la
urna con sus restos sagrados se celebró la santa Misa según la forma
extraordinaria del rito romano. Emoción debió experimentar el celebrante al
besar el altar mientras recitaba la oración prescrita en el viejo misal: Orámus te, Dómine, per mérita Sanctorum
tuórum, quorum relíquæ hic sunt… (Te
suplicamos, Señor, por los méritos de tus Santos, cuyas reliquias están aquí…);
en este caso, las reliquias del más grande Doctor de la Iglesia, como lo
insinuara el papa Juan XXII al incoar su proceso de canonización: … él iluminó a la Iglesia más que todos los
otros Doctores, y más se aprende en sus libros en un año que durante toda la
vida en los libros de los demás. Las siguientes fotografías muestran momentos
de esta recogida celebración.
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