El
Papa Francisco abraza y estrecha contra su corazón las reliquias del Apóstol
Pedro, expuestas por primera vez al público durante la Misa de clausura del Año
de la Fe, ayer Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo. Los restos sagrados
de aquella Roca sobre la cual Jesucristo quiso edificar su Iglesia se exhibieron
en un cofre de bronce, donde se lee “Ex
ossibus quae in Arcibasilicae Vaticane Hypogeo inventa Beati Petri Apostoli
esse putantur” (De los huesos encontrados en el hipogeo de la basílica
vaticana que se cree son del bienaventurado Apóstol Pedro). San Pedro y su
sucesor 266, el Papa Francisco, parecen cancelar 2.000 años de historia: una misma
fe y un mismo amor los vuelve contemporáneos.
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