Exequias del Cardenal
Joachim Meisner
Catedral de Colonia, julio
de 2017
Durante
el mes noviembre, la Iglesia, como buena Madre, hace especial memoria de sus
hijos difuntos. Lo recordaba el Papa recientemente: «Queridos amigos, en este
mes de noviembre estamos invitados a rezar por los difuntos. Encomendemos a
Dios, especialmente en la Eucaristía, a nuestros familiares, amigos y
conocidos, sintiéndonos cercanos en la compañía espiritual de la Iglesia». En
este contexto de recuerdo y oración por nuestros fieles difuntos, me ha parecido
interesante ofrecer en español un artículo de Brian Williams sobre el
significado de los ornamentos negros en el uso litúrgico de la Iglesia. Si bien
han ido desapareciendo en las últimas décadas, su uso está plenamente vigente y
es ampliamente recomendable.
Abogando por
los ornamentos negros
Por Brian Williams
Texto original: Liturgy Guy
E
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día de Todos los fieles difuntos nos presenta una vez más la oportunidad de
considerar el uso de ornamentos negros dentro de la Misa. Mientras el negro es
el color litúrgico requerido para el día de todos los fieles difuntos y para
todos los funerales en la Misa latina tradicional, ha desaparecido casi del
todo en el Novus Ordo. El blanco, un color históricamente asociado al bautismo
y otras celebraciones, ha reemplazado al negro en la mayoría de las parroquias
durante los últimos cuarenta años.
Comenzando
con la elección del Papa Benedicto XVI en 2005, y continuando con el
resurgimiento del antiguo rito tras la promulgación de Summorum Pontificum en 2007, toda una generación de sacerdotes
amigos de la tradición ha comenzado a redescubrir el rico significado del uso
de los ornamentos negros. El padre Ryan Erlenbush, escribiendo varios años
atrás en The New Theological Movement, señalaba:
El color negro significa
luto, pero no simplemente luto en general. El negro nos invita más
particularmente a llorar y orar por los muertos. Mientras que el blanco es un
color de fiesta y regocijo, el violeta (morado) es el color que significa la
penitencia y dolor por el pecado.
El violeta, sin embargo,
nos invita más al dolor por nuestros propios pecados y hacer penitencia por
nuestra propia miseria. El negro, por otro parte, nos ayuda moviéndonos a
llorar no por nosotros mismos, sino por el difunto. Esta es la razón por la
cual el negro es tan adecuado para la Misa de exequias (además de las de
Requiem y la de Todos los fieles difuntos); este color nos recuerda rezar por
los muertos.
En
pocas palabras, el uso de ornamentos negros es auténticamente católico. La
verdad dogmática de que nosotros, la Iglesia Militante, debemos rezar por los
muertos se reafirma con el uso del color negro en la Misa. Se trata de otro
ejemplo más de cómo nuestra liturgia reafirma nuestra teología: lex orandi, lex credendi. Es también una
enseñanza de la Iglesia que la mayoría de los protestantes no sostiene ni
comprende. El padre Erlenbush continúa diciendo:
La Misa de Exequias no es
en realidad para la familia, aunque haya ciertamente muchas oraciones para
consolar a aquellos que están afligidos. Más bien la misa exequial es
principalmente para quien ha fallecido: prácticamente cada oración es para
pedir por el perdón de sus pecados (esto es, por la remisión de la pena
temporal debida al pecado). Los funerales no son principalmente para los vivos,
sino para los muertos, aunque alguien (aunque sea un sacerdote) te pueda decir otra
cosa. Es por eso que no tiene sentido, teológicamente hablando, usar ornamentos
blancos o incluso morados para una Misa exequial o de Requiem.
La
Conmemoración de Todos los fieles difuntos nos brinda la oportunidad de
contemplar nuestra propia condición mortal, mientras rezamos en la tierra por
la Iglesia purgante. Los ornamentos negros recuerdan a los fieles que debemos
orar por los difuntos. Y esta obra de misericordia espiritual no es opcional.
El Padre Erlenbush aborda la confusión que puede ocasionar el uso de
vestimentas blancas en el día de Todos los difuntos:
En el día de Todos los
Santos, está prescrito para el sacerdote llevar ornamentos blancos porque los
santos están ya en el cielo y disfrutan de la visión de Dios. Ellos son
absolutamente felices y no tienen ninguna necesidad de nuestras oraciones. En
el día de todos los fieles difuntos, sin embargo, la Misa es ofrecida por las
almas santas del purgatorio; se ofrece como una oración en su favor, para la
remisión de la pena temporal debida a sus pecados.
Ahora bien, si el
sacerdote usa ornamentos blancos el día de todos los fieles difuntos, ¿podrá
sorprenderse de que sus fieles hayan dejado de creer en la realidad del
purgatorio? Si el sacerdote usa un color
festivo, en lugar del color propio del duelo piadoso, ¿creerá alguna vez
alguien que hay almas que sufren una purificación después de la muerte?
Como
la Misa latina tradicional requiere ornamentos negros para el día de todos los
fieles difuntos, como también para las misas exequiales y de Requiem, el resurgimiento de este color
litúrgico solo debería aumentar en los próximos años. Con muchos sacerdotes
jóvenes aprendiendo ambas formas del Rito Romano, poco a poco comenzaremos a
ver que las vestimentas blancas ceden el paso al tradicional color negro en más
y más parroquias en el día de todos los fieles difuntos. Esta recuperación
litúrgica puede ayudar a una mayor comprensión del purgatorio y de nuestra
necesidad de orar por las almas de los fieles difuntos.
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