jueves, 7 de febrero de 2013

PIO IX Y LA CONCIENCIA CATÓLICA


El Beato Pio IX, cuya memoria celebra hoy la Iglesia, siendo un joven sacerdote participó en la diplomacia pontificia como componente de una misión Apostólica en Argentina, Chile y Uruguay. En tierra chilena permaneció desde el 29 de febrero hasta el 30 de octubre de 1824. Conoció bien la Patria naciente que visitaba, su gente, su clero, sus costumbres. Acarició incluso la idea de permanecer como simple misionero en estas tierras; sin embargo la Providencia Divina le tenía reservada otra gran misión: dirigir la barca de Pedro por más de 30 años en momentos verdaderamente tormentosos (1846-1878). Mientras navegaba de regreso a Italia, frente a las costas de Chiloé, el Señor no dejaba de regalar con consuelos a su futuro Vicario. “El Señor -escribe en su diario de viaje- me colmaba con sus favores y debo agradecerle de corazón que de vez en cuando me hacía escuchar su voz para darme nuevos ánimos, o, para decir mejor, para removerme de tantos defectos y tibiezas. La navegación es muy oportuna para elevarse a Dios con fervor, porque si siempre estamos en sus manos, aquí nos encontramos en ellas de una manera más sensible, ya que todo contribuye a probar esta verdad y a llamar al espíritu a recogerse con Dios, a reconocer su grandeza, a aumentar la confianza en Él y a esperar en su misericordia: todo esto se experimenta más fácilmente en tiempo de tempestad”. Como Vicario de Cristo, a su condición de hombre afable y humilde, unió la de vir pugnator, la de un valeroso guerrero que defendió los derechos de la Iglesia y de la fe ante la amenaza creciente del liberalismo, el racionalismo y de las renovadas oleadas de anticlericalismo.  Sobre todo fortaleció la conciencia católica de los fieles para que no se acomplejaran ante un mundo que se volvía cada vez más hostil a los valores del cristianismo. Por eso, dos eventos verdaderamente significativos de la historia de la Iglesia del siglo XIX marcan su pontificado: la celebración del Concilio Vaticano I y la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción.

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