En estos días desde
Cardenales a periodistas de todo el mundo han comenzado a teorizar sobre la
renuncia del Papa Benedicto. Unos pretenden sacar provecho teológico para sus
fantasiosas ideas eclesiológicas; otros, más modestos, buscan simplemente el
sensacionalismo que suele ir unido a un gran evento noticioso. A unos y otros el padre
Ibáñez, en breve carta al Mercurio de Santiago de Chile (15 de febrero de
2013), los llama a la humilde actitud de atenerse al simple sentido común.
Viernes 15 de febrero de 2013
Señor Director:
La renuncia de Benedicto XVI ha
suscitado, como es lógico, múltiples interpretaciones. Algunas de ellas ven
toda clase de sentidos ocultos por debajo del sentido obvio, a saber, que
estaba agotado, que no daba más. Imagino que de existir esos mensajes cifrados
-sobre todo los que marcan un nuevo rumbo en la historia de la Iglesia-, los
daría a conocer él mismo, en vez de entregarlos a las conjeturas de los
intérpretes.
J. Miguel Ibáñez Langlois
Fuente: http://www.elmercurio.com/blogs/2013/02/15/9280/Renuncia-del-Papa.aspx
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