martes, 20 de noviembre de 2012

SACERDOTES Y SEMINARISTAS TODOS: ¡A ESTUDIAR LATIN! EL PAPA LO QUIERE


U
na vez más, el Papa Benedicto XVI viene a recordarnos la importancia de la lengua latina en la vida de la Iglesia. Ahora, nada menos que con la creación de una Academia Pontificia llamada Latinidad, que tendrá como objetivo promover su estudio y su uso. Si hay algo que el Espíritu Santo se negó otorgar a los reformadores posconciliares fue el don de profecía, aunque a ellos les gustase presentarse como profetas de nuevos tiempos. Las anunciadas primaveras y los esperados vientos pentecostales nunca llegaron. En el campo litúrgico se nos vaticinó que gracias al recambio del latín por las lenguas vernáculas, una nueva era de intensa y activa participación litúrgica haría su aparición. Nada de esto ocurrió. La esperada participación derivó en desinterés y apatía generalizada por una apresurada desacralización del culto, en el que la supresión del latín jugó un rol decisivo. En cambio, sí parecen auténticamente proféticas las palabras que escribiera, incluso antes del Concilio, el gran pensador tomista francés Etienne Gilson: “El latín es la lengua de la Iglesia; el doloroso envilecimiento de la liturgia cristiana por obra de traducciones en lengua vulgar que sin cesar se vulgariza más, permite ver la necesidad de una lengua sagrada cuya misma inmovilidad proteja contra las depravaciones del gusto”. (El filósofo y la teología, Madrid 1962, p.22).



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