Tal como hicieron Arón y
Jur con Moisés, cuando en la cima del monte le ayudaron a sostener en alto sus
brazos hasta alcanzar la plena victoria sobre los amalecitas (cf. Ex. 17, 8),
así también todos los fieles debemos sostener al Papa con nuestra oración y
sacrificio para que no desfallezca en su alto oficio de Pastor Supremo. Esta es
la fuerza que hace invencible a la Iglesia Católica.
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