“Fue
abierto su costado, como el de Adán, pero no salió de él una mujer que con su
error engendró la muerte, sino una fuente de vida que vivifica al mundo con un
doble arroyo; uno de ellos nos renueva en el baptisterio y nos viste la túnica
de la inmortalidad; el otro alimenta en la sagrada mesa a los que han nacido de
nuevo por el bautismo, como la leche alimenta a los recién nacidos". (Del Tratado de Teodoreto de Ciro, obispo, sobre la Encarnación
del Señor, n° 27: PG 75, 1467)
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