lunes, 27 de mayo de 2019

¿POR QUÉ MAYO ES EL MES DE LA VIRGEN?

La Coronación de la Virgen. El Greco

Al inicio de sus meditaciones sobre las letanías lauretanas, el Beato John H. Newman nos ha dejado una explicación de por qué mayo es el mes tradicionalmente elegido para venerar con más fervor a la Virgen Santa. Mayo es el mes de la promesa, y María representa la promesa cierta de la venida del Salvador; mayo es también el mes de la alegría pascual, y María es la criatura más agraciada y querida por Dios, objeto especial de sus complacencias y de las nuestras.

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«¿Por qué mayo es elegido como el mes en el cual tenemos especial devoción a la Santísima Virgen?

La primera razón es porque en este tiempo la tierra estalla y brota la frescura de su nuevo follaje y su pasto verde, después de las severas escarchas y nevadas del invierno, y de la atmósfera cruda, del viento furioso y las lluvias de la primavera temprana. Es porque los brotes aparecen en los árboles y las flores en los jardines. Es porque los días se hacen más largos y el sol sale más temprano y se pone más tarde. Es porque semejante alegría y júbilo de la naturaleza exterior es compañera adecuada de nuestra devoción a Aquella que es la Rosa Mística y la Casa de Oro.

Alguien podría decir que eso es verdad, pero que en este clima tenemos a veces un mayo inhóspito e inadecuado, lo cual no puede negarse. Pero, aun así, es verdad que es, al menos el mes de la promesa y de la esperanza. Aunque suceda que el tiempo es malo, es el mes que comienza y anuncia el verano. Sabemos, a pesar de todo lo que pueda tener de desagradable, que el buen tiempo llegará tarde o temprano. En palabras del profeta, el esplendor y la belleza «llegará al fin, y no faltará; espérala, pues vendrá con toda seguridad, sin falta laguna» (Hab 2, 3).
Mayo es, pues, el mes, sino de la plenitud, al menos de la promesa. ¿No es éste el mismo aspecto en el que más propiamente recordamos a la Santísima Virgen María, a quien está dedicado el mes?

Dice el profeta: «Saldrá un retoño del tronco de Jesé, y de sus raíces brotará una flor» (Is 11, 1). ¿Quién es esta flor sino Nuestro Señor? ¿Quién es el tronco, o el hermoso tallo o planta de la cual crece la flor, sino María, Madre de Nuestro Señor, María, Madre de Dios?

Fue profetizado que Dios vendría a la tierra. Cuando el tiempo se cumplió, ¿cómo fue anunciado? Fue anunciado por el Ángel a María. «Alégrate llena de gracia», dijo Gabriel, «el Señor está contigo... bendita eres entre las mujeres». Ella era la promesa segura de que el Señor vendría, y por ello mayo es, con un título especial, su mes.

Además, dirá también Newman, mayo es llamado el mes de María «porque del año de la Iglesia, del año eclesiástico, es la parte más sagrada, festiva y alegre».

«Mayo pertenece al tiempo de Pascua, que dura cincuenta días, en el cual cae comúnmente todo el mes de mayo, y siempre la primera mitad. La gran fiesta de la Ascensión de Nuestro Señor a los cielos es siempre en mayo, excepto una o dos veces en cuarenta años. Pentecostés, la fiesta del Espíritu Santo, es habitualmente en mayo, y las fiestas de la Santísima Trinidad y Corpus Christi caen con no poca frecuencia en mayo. Este mes es el tiempo en el cual hay tantos Aleluyas, porque Cristo ha resucitado de la tumba, ha ascendido a lo alto, y el Espíritu Santo Dios ha bajado a tomar su lugar.

Aquí tenemos, entonces, la razón por la que mayo está dedicado a la Santísima Virgen. Ella es la primera de las criaturas, la más agraciada hija de Dios, la más querida y cercana a Él. Es apropiado que este mes sea suyo, y en él nos gloriemos y alegremos especialmente por la gran providencia divina para con nosotros, por nuestra redención y santificación en Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo» (John H. Newman, Meditaciones y devociones, Ágape Libros 2007, p. 31-33).

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