domingo, 13 de abril de 2014

CONSIDERACIONES PARA EL DOMINGO DE RAMOS

La fluctuante gloria de los hombres

“Amadísimo Jesús mío, quisiste entrar solemnemente en Jerusalén para que la ignominia de vuestra pasión y muerte contraste con la honra y gloria que aquel día recibisteis. Pronto se trocarán en maldiciones e injurias las alabanza y vítores con que hoy os aclaman. Hoy dicen: Hosanna, salud y gloria al Hijo de Davis; bendito sea el que viene en nombre del Señor. Dentro de algunos días alzarán la voz diciendo: Quita, quítale de en medio, crucifícale”… Ahora se despojan de sus vestidos, y después os despojaran, Jesús mío, de los vuestros para azotaros y crucificaros. Ahora tapizan de ramos las calles que habéis de atravesar, y luego tomarán manojos de espinas que traspasen vuestra frente. Ahora os colman de bendiciones, y después no se cansarán de ultrajaros e insultaros. Alma mía, sal al encuentro de tu Dios y dile con afecto y agradecimiento: Bendito sea el que viene en nombre del Señor”. (San Alfonso María de Ligorio)

Convertir nuestra vida en un hosanna sin fin

“Cristo debe reinar, antes que nada, en nuestra alma. Pero qué responderíamos, si El preguntase: tú, ¿cómo me dejas reinar en ti? Yo le contestaría que, para que El reine en mí, necesito su gracia abundante: únicamente así hasta el último latido, hasta la última respiración, hasta la mirada menos intensa, hasta la palabra más corriente, hasta la sensación más elemental se traducirán en un hosanna a mi Cristo Rey”. (San Josemaría Escrivá)

Soberanía y dependencia

“Quizá no se ha escrito nunca una paradoja tan grande como esta: por un lado la soberanía del Señor, y por otra, su necesidad. Esta combinación de divinidad y dependencia, de posesión y pobreza, era consecuencia de que la Palabra o el Verbo se hubieran hecho carne. Realmente, el que era rico se había hecho pobre por nosotros, para que nosotros pudiéramos ser ricos. Pidió prestado a un pescador una barca desde la cual poder predicar; tomó prestado panes de cebada y peces que llevaba un muchacho con objeto de alimentar a la multitud; tomó prestado una sepultura de la cual resucitaría, y ahora tomaba prestado un asno sobre el cual entrar en Jerusalén… Para aquellos que le conocen, les es suficiente oír estas palabras: El Señor tiene necesidad de tal cosa”. (Venerable Fulton Sheen)


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