Comentando
la aparición de Cristo a María Magdalena según la narración de Juan (cf. Jn 20, 14-18), Santo Tomás señala tres
privilegios que Dios otorgó a la Magdalena como recompensa de su fe y amor
perseverantes: el profético, el angelical y el apostólico. Dice así:
«Ubi notandum est triplex privilegium, quod Magdalenae est collatum.
Primo quidem propheticum, per hoc quod meruit Angelos videre: propheta enim est
medius inter Angelos et populum. Secundo Angelorum fastigium, per hoc quod
vidit Christum, in quem desiderant Angeli prospicere. Tertio officium
apostolicum, immo facta est apostolorum apostola, per hoc quod ei committitur
ut resurrectionem dominicam discipulis annuntiet: ut sicut mulier viro primo
nuntiavit verba mortis, ita et mulier primo nuntiaret verba vitae». (In
Io. lect., c. 20, lect
3)
«Aquí
hay que notar un triple privilegio que se ha conferido a la Magdalena. Primero,
ciertamente, el profético, por el hecho de que mereció ver a los ángeles. En
efecto, el profeta es como un medio entre los ángeles y el pueblo. Segundo, el
angelical, por el hecho de que vio a Cristo, a quien desean mirar los ángeles.
Tercero, el oficio apostólico, pues fue
hecha apóstol de los apóstoles (facta
est apostolorum apostola), por el hecho de que se le encarga a ella
anunciar a los discípulos la resurrección del Señor, de modo que así como una
mujer anunció a un varón palabras de muerte, así también una mujer anunciara
primero palabras de vida».
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