En
el himno litúrgico Te Ioseph celebrent -Que te ensalcen, glorioso José- se habla de la admirable suerte del santo
Patriarca. Mientras a los demás santos se les depara la dicha de la
bienaventuranza después de la muerte, a San José, ya en vida, se le concedió
gozar de una maravillosa cercanía y familiaridad con Dios; sólo su castísima
Esposa le aventajó en su suerte. Y tal suerte admirable es la que ha quedado piadosamente
expresada en esta oración recomendada para antes de la Misa:
¡Oh
feliz varón, bienaventurado José, a quien le fue concedido no solo ver y oír al
Dios, a quien muchos reyes quisieron ver y no vieron, oír y no oyeron, sino
también abrazarlo, besarlo, vestirlo y custodiarlo!
V/. Ruega
por nosotros bienaventurado José.
R/. Para
que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
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