sábado, 9 de noviembre de 2013

¡QUÉ TERRIBLE ES ESTE LUGAR!

La Iglesia celebra hoy la fiesta de la Dedicación de la Basílica romana de San Juan de Letrán. Esta basílica es la Catedral del Papa y la más antigua de todas las basílicas de la Iglesia Católica; se la reconoce como la  "Madre y Cabeza de toda las iglesias de la ciudad y del mundo". En el antiguo misal romano,  la misa común para la Dedicación de un Templo tiene este sugestivo nombre: misa Terribilis. El nombre está tomado del introito de la misa que comienza con las palabras que Jacob exclamó al despertar del sueño de la escala: “¡Qué terrible es este lugar! No es sino la casa de Dios y la puerta de los cielos” (Gen. 28, 17). El terror sagrado poco tiene que ver con el pánico frente a un inminente peligro o catástrofe. Más bien se trata de la profunda conmoción interna y externa de la criatura, cuando experimenta la cercanía de la majestad infinita de Dios. Los mismos ángeles tiemblan y se estremecen ante el trono de Dios: tremunt potestates, tiemblan las potestades angélicas, como se reza en muchos prefacios de la liturgia. Pero se trata de un terror que deslumbra, que atrae, que fascina; un terror que invita a la contemplación: Señor, ¡qué bien estamos aquí! (Mt 17,4). Por desgracia, la liturgia y el arte sagrado contemporáneo, han perdido mucho de este carácter sublime y terrible; y en el ámbito religioso lo verdaderamente terrible es la vulgaridad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario