La
existencia de los ángeles custodios es una hermosa manifestación de la
auténtica solidaridad creacional que Dios ha deseado establecer entre todas sus
criaturas.
El Catecismo Romano enseña que “la Providencia de Dios ha dado a los Ángeles la misión de guardar al linaje humano y de socorrer a cada hombre”. Son las criaturas más perfectas que Dios ha creado, invisibles a nuestra mirada puramente humana, pero bien visibles y patentes a los ojos de la fe. A continuación un breve extracto de un sermón sobre los Ángeles Custodios del Santo Cura de Ars.
El Catecismo Romano enseña que “la Providencia de Dios ha dado a los Ángeles la misión de guardar al linaje humano y de socorrer a cada hombre”. Son las criaturas más perfectas que Dios ha creado, invisibles a nuestra mirada puramente humana, pero bien visibles y patentes a los ojos de la fe. A continuación un breve extracto de un sermón sobre los Ángeles Custodios del Santo Cura de Ars.
“Hermanos
míos, nuestros ángeles custodios son nuestros más fieles amigos, porque están
con nosotros día y noche, en todo tiempo y lugar; la fe nos enseña que los
tenemos siempre a nuestro lado. Eso es lo que hizo decir a David: «No se te
acercará la desgracia, ni la plaga llegará hasta tu tienda, porque a sus
ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos (Sal 90,11)”. Y para que veamos cuán
grandes son sus cuidados para con nosotros, el profeta dice que nos llevan en
sus manos como una madre lleva a su hijo.
¡Ah!
es que el Señor previó los peligros sin número a los que estaríamos expuestos
en la tierra, en medio de tantos enemigos y que todos buscan nuestra perdición.
Sí, son los ángeles buenos que nos consuelan en nuestras penas, que hacen nos
demos cuenta cuando el demonio nos quiere tentar, que presentan a Dios nuestras
oraciones y todas nuestras buenas acciones, que nos asisten en la hora de la
muerte y presentan nuestras almas a su soberano juez”.
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