Con el motu proprio Traditionis
Custodes el Papa Francisco demolió buena parte del edificio litúrgico que
el Papa Benedicto XVI había levantado con Summorum Pontificum. En su
momento señalé en este blog los frágiles fundamentos del documento del Papa
Francisco (aquí), fragilidad que ha quedado aún más en evidencia con la
reciente publicación del dictamen de la Congregación para la Doctrina de la Fe
y las respuestas mayoritariamente favorables de los obispos a la implementación
de Summorum Pontificum en sus diócesis. También vaticiné la corta
duración que cabía prever para un documento tan desprolijo, y estimo que su
demolición paulatina ya está en marcha.
A los
pocos meses de su promulgación, las contradicciones y ambigüedades intrínsecas
de Traditionis Custodes fueron examinadas por don Francesco Cupello en
un interesante y agudo ensayo, cuya portada acompaña esta nota. Don Francesco,
con su particular mirada analítica, pasa revista a este motu proprio señalando las
múltiples dolencias de que padece. Ahora me permito traducir el breve prólogo
que encabeza ese libro –de lectura muy recomendada–, y me declaro solidario de
los sentimientos en él expresados.
«Cuando me enteré y leí el Motu proprio Traditionis
Custodes del Papa Francisco, lo percibí inmediatamente como un
entierro anticipado de Benedicto XVI y una bofetada a todos los que disfrutaban
de la concesión del Motu proprio Summorum Pontificum del Papa bávaro.
Una bofetada que me recordó la que recibió Jesús ante el sumo sacerdote Caifás.
Y como Jesús respondió con mansedumbre a quien lo había golpeado invitándolo a
razonar, así pensé hacerlo yo en respuesta al Papa Francisco, que de este modo acababa
de golpear a todos aquellos que devotamente –y entre quienes me incluyo–, y sin
fanatismo alguno, y sin ninguna intención de oponerse a las indicaciones
pastorales del Concilio Vaticano II, y sin soñar siquiera con rechazar el misal
de Pablo VI, solo les parecía más oportuno celebrar, en ciertas ocasiones, con
el misal plurisecular de Pío V, con el fin de obtener mayores beneficios
espirituales.
A primera vista, Traditionis Custodes me ha
parecido en algunos puntos contradictorio, en otros doctrinalmente débil y
bastante apresurado en otros.
Tengo ante mí, a modo de sinopsis, tanto Summorum
Pontificum y la Carta a los obispos con la que Benedicto XVI acompañó su
Motu proprio, como Traditionis Custodes del Papa Francisco y la
correspondiente Carta adjunta dirigida a los obispos. Leyendo Traditionis
Custodes, me parece advertir que, desde el segundo párrafo, ya comienza con
algunas imprecisiones de cierta relevancia, que suscitan no pocas
perplejidades.
Con este escrito me propongo enumerar las inexactitudes y las contradicciones en las que, a mi juicio, ha incurrido el Papa Francisco y que no pueden pasarse por alto. Lo hago sin acritud y con el máximo respeto hacia el Santo Padre, sobre cuyas buenas intenciones no tengo elementos para dudar, reconfortado también por sus reiteradas invitaciones a no tener miedo de criticarlo».
(Francesco Cupello, Motu Improprio, Fede e Cultura,
Verona 2021, pp. 4-5, Versión Kindle).
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