Hoy, fiesta de san Pío V, comparto las dos colectas de su misa, tanto la del misal reformado como la del misal tradicional, conocido también con su propio nombre (misal de san Pío V). En ambas oraciones, la figura de este gran reformador viene asociada a la defensa de la fe y al engrandecimiento del culto. Acudamos a su intercesión para que el misal que él codificó y promulgó en 1570, y volvió a publicar, en su última redacción, san Juan XXIII en 1962, goce siempre en la Iglesia del espacio que merece. No es bueno que la liturgia de la Iglesia respire con un único pulmón, cuando cuenta con otro lleno de vigor y capaz de oxigenar el alma de tanto fieles, casi asfixiados por la banalidad y superficialidad que invade desde hace décadas el culto católico.
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«Señor,
tú que has suscitado providencialmente en la Iglesia al papa san Pío V, para
proteger la fe y dignificar el culto, concédenos, por su intercesión,
participar con fe viva y con amor fecundo en tus santos misterios. Por nuestro
Señor Jesucristo» (Misal de san Pablo VI, 30 de abril).
«Oh Dios, que para abatir a los enemigos de tu Iglesia y restaurar el culto divino os dignasteis elegir a san Pío para Sumo Pontífice, haced que, superando las asechanzas de todos los enemigos, podamos alegrarnos en perpetua paz. Por nuestro Señor Jesucristo» (Misal de san Pío V, 5 de mayo).
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