domingo, 3 de diciembre de 2017

ADVIENTO, MIRAR AL QUE VIENE

Visitación de Domenico Ghirlandaio (1491) 
Foto wikimedia.org   

«C
uando considero, al celebrar este tiempo de Adviento del Señor, quién es el que viene, me desborda la excelencia de su majestad. Y, si me fijo hacia quienes se dirige, me espanta su gracia incomprensible. Los ángeles no salen de su asombro al verse superiores a aquel que adoran desde siempre y cómo bajan y suben, a la vista de todos, en torno al Hijo el hombre. Al considerar el motivo de su venida, abarco, en cuanto me es posible, la extensión sin límites de la caridad. Y cuando me fijo en las circunstancias, comprendo la elevación de la vida humana. Viene el Creador y Señor del mundo, viene a los hombres. Viene por los hombres. Viene el hombre.
Alguien dirá: ¿Cómo puede hablarse de la venida de quien siempre ha estado en todas partes? Estaba en el mundo, y aunque el mundo lo hizo él, el mundo no lo conoció. El Adviento no es una llegada de quien ya estaba presente; es la aparición de quien permanecía oculto. Se revistió de la condición humana para que a través de ella fuera posible conocer al que habita en una luz inaccesible. No desdice de la majestad aparecer en aquella misma semejanza suya que había creado desde el principio. Tampoco es  indigno de Dios manifestarse en su propia imagen a quienes resulta inaccesible su identidad. El que había creado al hombre a su imagen y semejanza, se hizo hombre para darse a conocer a los hombres» (San Bernardo, En el Adviento del Señor, Sermón 3, 1).

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