«¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te
amé!» (San
Agustín)
«Me hubiese gustado ser tuyo desde el primer momento: desde
el primer latido de mi corazón, desde el primer instante en que la razón mía
comenzó a ejercitarse» (San Josemaría Escrivá)
«El Maestro me urge a separarme de todo lo que no sea Él» (Santa Isabel de
Trinidad)
«No hay nada que obre la verdadera vida divina en nosotros
como el unirse a la flaqueza divina de Jesús» (Beato Columba Marmión)
«Mi mayor contento, oh mi amado Redentor, es saber que
vuestra felicidad es infinita» (San Alfonso María de Ligorio)
«El aprovechamiento del alma no está en pensar mucho, sino
en amar mucho»
(Santa Teresa de Jesús)
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